Tal vez a ti te invada también esa inquietud en noviembre al pensar en todo lo que hay que hacer en los próximos dos meses: Hay que hacerse una foto familiar decente para las postales navideñas, escribir en todas las tarjetas y enviarlas por correo, conseguir un árbol y darle un toque festivo a la casa, comprar regalos para familiares, amigos, profesores, carteros, peluqueros y todo el que se cruza en nuestro camino, envolver esos regalos y, no lo olvidemos, planificar las comidas de las fiestas.
Y por si fuera poco, hay una interminable lluvia de fiestas, comidas de trabajo, conciertos y actividades escolares para los que hay que presentarse voluntario o preparar un obsequio.
Así, para las mujeres es más difícil relajarse durante la temporada navideña porque es más probable que ellas asuman tareas como la compra, la cocina y la limpieza.
El tiempo festivo que empieza con la preparación de nuestros corazones durante el Adviento debería ser un periodo para relajarse y pasar momentos de calidad con familia y amigos, pero no es cosa fácil cuando estás exhausta y hecha polvo.
Con este percal, decidí contactar con algunos expertos. Les pedí consejo sobre cómo no permitir que una abarrotada lista de cosas que hacer nos robe la alegría de esta celebración.
1. Reducir al mínimo la lista
Lo primero que hay que hacer es decidir si las tareas o eventos que pones en la lista son cosas que realmente quieres hacer o cosas que te sientes obligado a hacer, explica la doctora Christine Carter, socióloga e investigadora veterana de la Universidad de California.
“Con frecuencia hay cosas en nuestra lista de tareas porque son tradición o porque hace feliz a nuestra madre”, afirma la doctora Carter. “Ahí está la primera opción a la hora de hacer que las navidades sean menos estresantes”.
Establece un plan sobre cómo quieres que sean tus navidades y úsalo como guía antes de aceptar invitaciones o asumir proyectos, sugiere la doctora Carter. Si sabes que salir más de dos o tres noches a la semana te pone al límite de tus energías, declina educadamente las invitaciones o peticiones que te supongan demasiado.
“Puedes ser sincero y decir simplemente: ‘Te agradezco muchísimo que me hayas invitado, pero estoy hasta arriba y no puedo más’”, explica Carter. “Has de saber que, en realidad, la mayoría de las personas también quiere que tú disfrutes de la Navidad”.
2. No olvides las necesidades reconstituyentes
Siguiendo la misma línea, no permitas que el amontonamiento de las obligaciones navideñas te aleje de actividades que te hagan sentir sano, descansado y relajado. No solo te sentirás mejor, sino que pensarás con más claridad.
Un estudio reciente de los investigadores del departamento de quinesiología en la universidad Maryland College Park demostró que saltarse una semana de ejercicio ya podría perjudicar tu salud mental, así que no abandones tu entrenamiento regular.
Concierta una cita contigo mismo: pon tiempo para ejercicio o para oración en tu calendario como lo harías con una reunión de trabajo. Si cualquiera te pregunta si tienes algo que hacer durante ese tiempo, pues di que estás ocupado, es la verdad.
3. Empieza ahora. Sí, ahora.
Quizás una de las mayores fuentes de agobio (con la que estoy muy familiarizada) es esperar hasta el último momento para hacer las cosas. No tienes que esperar hasta que las decoraciones navideñas colmen todas las tiendas para empezar a pensar en las fiestas.
Amy Friedli, abogada de Carolina del Norte y madre de tres, se abastece de regalos durante todo el año para poder centrarse mejor en otras cosas durante las vacaciones.
“Normalmente a mediados de año ya escojo regalos de Navidad cuando veo buenas ideas”, explica Friedli. “Si las preferencias o deseos cambian drásticamente, los guardo para el próximo año o los dono y me siento estupendamente”.
Para prepararse para la temporada de compras, la escritora Kim Bongiorno, de Nueva Jersey, tiene una lista en su móvil de todas las personas a las que normalmente compra regalos y va añadiendo ideas de regalos cuando se le ocurren.
“Cada vez que alguien dice ‘¡Me encanta esto!’ o cuando veo algo y de inmediato pienso en esa persona, lo añado a mi lista para cuando lleguen las navidades y así las compras son muchísimo más fáciles”, asegura Bongiorno. “Luego compro tanto como puedo por Internet y me ahorro algunos viajes a centros comerciales”.
Quizás ya sea demasiado tarde para este tipo de previsión, pero puedes ponerte una fecha límite mucho antes de los días de preparaciones críticas de Navidad o de más ajetreo en casa. Las compras online sin duda han sido una bendición para quienes no nos gusta poner un pie en los grandes centros o calles comerciales en ningún momento del año.
4. Los recados también pueden ser momentos sociales
Por otro lado, si a ti sí te gusta comprar en persona, puedes convertir las compras en tu tradición navideña y un día de diversión al que invitar a algún ser querido. Después de todo, es esencial en las navidades pasar tiempo con nuestros allegados, incluyendo los amigos.
“Me gusta ir de compras con una amiga para que me dé su opinión y para darnos algún capricho con un almuerzo o una pedicura o algo divertido, que también cuente como regalo para esa persona”, explica Kristen Gill, escritora y fotógrafa de Seattle.
5. Experiencias, no cosas
Como Gill, muchas personas disfrutan regalando experiencias en vez de regalos comprados en tiendas. Una comida casera o un día libre para el regalado porque tú le cuidas del bebé pueden no solo ser más significativos para tus seres queridos, sino que también te ayudarán a reducir tus gastos. Además, dado que las preocupaciones económicas pueden ser una de las principales causas de estrés navideño, tener un presupuesto y ceñirse a él es clave para nuestra paz mental.
“Para evitar el ansia de la compra impulsiva, plantéate dejar en casa tus tarjetas de crédito cuando vayas a comprar tus regalos navideños”, aconseja Leslie Tayne, abogada especializada en deudas en Tayne Law Group y autora de Life & Debt. “En vez de pagar con tarjeta, planifica bien el gasto y el precio de los regalos y lleva contigo una cantidad ajustada de dinero en metálico para cubrir solamente los regalos que has decidido adquirir”.
6. Envuelve al instante
Otro consejo de alto nivel: envuelve los regalos en cuanto los compres. No sabes la de Nochebuenas que me he pasado envolviendo regalos a medianoche con los ojillos borrosos de sueño. Para evitar esto, Laura Lashinsky, madre en San Francisco, transforma la mesa de su comedor en un puesto temporal de envolver regalos.
“Allí dispongo papel de envolver, lazos, tijeras, cinta adhesiva, bolígrafos y etiquetas”, dice Lashinsky. “Intento envolver los regalos siempre nada más comprarlos para no terminar envolviendo millones de regalos la noche de Navidad o de Reyes, así evito estar cansada y no disfrutar bien el día siguiente”.
7. Escribe las postales en los tiempos muertos
En lo que respecta a las postales navideñas (si te encantan), ¡no pierdas la costumbre! Personalmente, me encanta enviarlas y recibirlas. Son una excusa estupenda para hacer fotos familiares y me encanta ver cómo van creciendo las familias de mis amigos. Para ahorrar tiempo, lleva contigo unas cuantas tarjetas. Las escribes mientras esperas alguna cita o tienes un momento muerto en el tren o en el coche. También puedes guardar en tu ordenador una lista de direcciones de tus tarjetas, imprimir etiquetas con ellas y que toda la familia las pegue en las postales. Si no hay manera de encontrar tiempo para hacerlas antes de Año Nuevo o Reyes, piensa en enviarlas después del 5 de enero, después de celebrar los 12 días de Navidad.
Decorar la casa no significa necesariamente tener que arrastrar un enorme abeto natural hasta el centro del salón. Una decoración más minimalista puede ser igual de festiva. Toques sencillos como ramas envueltas de luces para un centro de mesa o mesitas auxiliares puede crear un ambiente navideño cálido y alegre. También puedes dejar volar tu creatividad con árboles de Navidad alternativos.
En definitiva, el foco no debería estar tanto en los regalos, las postales o la decoración de la casa, sino en disfrutar del tiempo con familiares y amigos y prestar atención para valorar todo lo que nos rodea.
Según dijo el difunto humorista Bob Hope: “Mi idea de la Navidad, por anticuada o moderna que parezca, es muy sencilla: dar amor a los demás. Y si lo pensamos, ¿por qué tenemos que esperar siquiera a la Navidad para eso?”.