El caos regresa a La Araucanía y hace estallar el histórico conflicto vinculado a este pueblo originario. En este difícil momento vale la pena recordar palabras del papa Francisco cuando visitó Chile e hizo énfasis en aquello de ser “artesanos de unidad”.
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Atrás habían quedado las imágenes de quemas de capillas, maquinarias y bosques que durante los últimos años nos habíamos acostumbrado a ver. Grupos minoritarios de mapuches realizaban estas acciones para lograr reivindicación de sus derechos.
Las mesas de diálogo y encuentro que había encabezado el Ministerio de Desarrollo Social y la presentación del Plan Araucanía, propuesta con la que el gobierno busca mejorar las condiciones de vida en la región y el reconocimiento de los pueblos indígenas en el país hacían prever de los importantes avances en la convivencia entre los habitantes de esta región del país.
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Todo lo anterior parece que se encuentra en compás de espera después de que el miércoles en la tarde se conoció la muerte de Camilo Catrillanca, comunero mapuche de 24 años, tras recibir un disparo de Carabineros. Esto, mientras se realizaba una persecución policial para detener a individuos que habían robado tres vehículos; la policía llega en este operativo la comunidad de Temucuicui, Ercilla, donde se realizan los disparos y la lamentable muerte de este joven, nieto del Lonko (jefe) de la comunidad.
El fallecimiento de Catrillanca generó una serie de acciones violentas que continúan hasta hoy. La escuela Millalevia, ubicada en el sector de Chequenco, en Ercilla, fue incendiada, lo mismo que la capilla católica Cristo Divino junto a otras dos iglesias. A esto se suman los incendios de un hotel y de una casa en el sector Lolenco entre Collipulli y Angol, además de disturbios en Tirúa donde apedrearon una sucursal de Banco Estado.
La Fundación Instituto Indígena, institución dependiente del Obispado de Temuco, publicó un comunicado de prensa donde lamentaba el fallecimiento de Camilo.
“Solicitamos al Gobierno que tome todas las medidas necesarias y urgentes para realizar una investigación con la mayor transparencia posible, dado que hoy el sistema investigativo se encuentra cuestionado por los últimos casos de conocimiento público. El Gobierno debe garantizar la justicia para todos, independientemente del rango o de las características sociales o culturales de quienes se encuentren comprometidos en los hechos”.
Los mapuches en imágenes:
Así también en la clausura de la sesión ordinaria de la Conferencia Episcopal de Chile monseñor Fernando Ramos a nombre de todos los obispos lamentaba profundamente el fallecimiento de este joven comunero, llamaba al diálogo y a esclarecer los hechos en que murió Camilo Catrillanca.
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Monseñor Héctor Vargas, obispo de la Diócesis de Temuco, que fue presidente de la comisión asesora presidencial en la mesa de diálogo para La Araucanía durante el gobierno de Michelle Bachelet, dijo en agosto pasado: “El “küme mongen” es un modo de vida y de establecimiento de relaciones de la cultura mapuche, que está basado en la armonía de todos los elementos que constituyen un sistema. Cada persona debe buscar un equilibrio y vivir en armonía consigo, con los demás, con Dios, con las fuerzas espirituales y con toda la naturaleza. Esta profunda expresión espiritual, muy en consonancia con lo planteado por el Papa Francisco en su Encíclica “Laudato Si”, plantea que no estamos solos, que el ser humano pertenece a un mundo en el que convive con otros seres con los cuales interactúa, generando y fomentando la armonía del conjunto”.
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Agregó que “una sociedad encuentra la esperanza cuando invierte en el desarrollo y en la paz”. “El desarrollo no es el resultado de un conjunto de técnicas productivas, sino que abarca a todo el ser humano: la dignidad de su trabajo, condiciones de vida adecuadas, la posibilidad de acceder a la enseñanza y a los necesarios cuidados médicos”, prosiguió.
Varias de las propuestas planteadas por esta comisión fueron recogidas en el Plan Araucanía del actual gobierno. Sin embargo, “küme mongen” está lejos de llegar en estos momentos; se siguen registrando manifestaciones y quemas.
Ante el actual escenario, debemos recordar las palabras del papa Francisco en su visita a Temuco en enero de 2018: “La violencia llama a la violencia, la destrucción aumenta la fractura y separación. La violencia termina volviendo mentirosa la causa más justa. Por eso decimos «no a la violencia que destruye», en ninguna de sus formas. Estas actitudes son como lava de volcán que todo arrasa, todo quema, dejando a su paso solo esterilidad y desolación. Busquemos, en cambio, y no nos cansemos de buscar el diálogo para la unidad. Por eso decimos con fuerza: Señor, haznos artesanos de unidad”.
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