Lo que han dicho en Roma sobre el fenómeno sectario un cardenal, un ministro, un sacerdote y la policía, entre otrosEl pasado 9 de noviembre, la Libera Università Maria SS. Assunta (LUMSA) de Roma organizó una jornada que, con el título “La trampa de las sectas”, se dedicó de forma monográfica al fenómeno sectario y sus implicaciones criminales, con la participación de varios ponentes que presentaron el tema de manera multidisciplinar.
Un vacío en los jóvenes
En la inauguración de la jornada, el cardenal Giovanni Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, refiriéndose concretamente a las sectas satánicas, afirmó que “si los jóvenes van en búsqueda de Satanás, significa que hay un vacío en la persona”.
Según leemos en SIR, ante el “fenómeno preocupante” de las sectas, el cardenal señaló que la Iglesia católica debe “dar ideales, sentido a la vida, a las personas y sobre todo a los chicos”. Por eso el asunto no es ajeno a la comunidad creyente, sino que “es un tema delicado que como Iglesia nos toca de cerca”.
Al reconocer la labor que desarrolla la Comunidad Papa Juan XXIII (APG23), co-organizadora del evento, con las víctimas de las sectas en Italia (a las que atiende a través de un número de teléfono gratuito), el cardenal Becciu dijo que “la Iglesia debe preocuparse de los aspectos negativos de la sociedad, especialmente cuando afectan a los jóvenes”.
Traficantes de ilusiones
El presidente de APG23, Giovanni Paolo Ramonda, aprovechó su intervención para prevenir ante la labor dañina de los que denominó “traficantes de ilusiones”, llamando a construir “la sociedad de lo gratuito y del amor”, ya que “las sectas proliferan donde el individualismo desenfrenado, el uso inadecuado de las redes sociales y una comunidad fragmentada deja solas a las personas débiles”, según informa In Terris.
Por ello, para Ramonda, un elemento esencial de prevención es “el crecimiento de una comunidad que camine como pueblo teniendo cuidado unos de otros, garantizando los derechos fundamentales de las personas, como el derecho a la vida y a una familia fundada sobre el vínculo matrimonial, a la posibilidad de tener un trabajo que contribuya al bien común, a una escuela que forme en educación, respeto, legalidad y responsabilidad”.
Como añadió el rector de la Universidad anfitriona, es necesaria “una acción educativa que parta de la persona y llegue a la persona”. Porque, recordó el periodista Piergiorgio Giacovazzo, “es imposible percibir las dimensiones reales del fenómeno” y, en cuanto a las víctimas, “se equivoca quien piense que sólo son pobres diablos: provienen de todas las categorías sociales y económicas”.
La indefensión de las víctimas
El sacerdote y exorcista Aldo Buonaiuto, encargado del servicio de la APG23 dedicado a las sectas, tuvo una intervención destacada en el encuentro, señalando que “estamos hablando de un mundo invisible, formado principalmente por tantísimas víctimas. Personas no escuchadas, aisladas también por las instituciones, ridiculizadas, humilladas, obligadas a esconderse, a vivir en condiciones de una indiferencia espantosa, que se esconden y se avergüenzan profundamente”.
Aunque el fenómeno de la adoración del demonio atrae mucho la atención de los medios en Italia, Buonaiuto aclaró que las sectas “no todas son satánicas, pero todas son diabólicas, porque separan al individuo de sí mismo, de las personas queridas, a menudo del trabajo, y de la misma vida”. Los líderes sectarios, subrayó, “se aprovechan de la soledad, debilidad, estado de necesidad, sufrimiento…”.
Policía: “son organizaciones criminales”
Por su parte, Francesca Capaldo, responsable del equipo antisectas de la Policía del Estado, definió las características de estos grupos desde el punto de vista criminalístico: “las sectas son organizaciones criminales con estructura piramidal que caracterizan la vida de la comunidad a través de un líder carismático que tiene un programa preciso de persuasión dirigido a condicionar el pensamiento de los adeptos y a realizar la manipulación mental”.
Para la agente, según informa Corriere Nazionale, “la regla que rige entre los adeptos es la omertà [ley del silencio]. El modus operandi de estas organizaciones consiste en dirigirse a personas que son frágiles emocionalmente a causa de un luto, la pérdida del trabajo o problemas de salud; esto es lo que emerge de una actividad de investigación que en los últimos años ha implicado a muchas personas, sobre todo mujeres, entre las víctimas”.
Y es que las sectas con frecuencia “se mueven tras la fachada de asociaciones culturales o de otro tipo. Se aprovechan de un problema para el cual la víctima querría una solución inmediata”. Por otro lado, Vittorio Rizzi, director de la Central Anticrimen de la Policía del Estado, afirmó que ésta es consciente de la “peligrosidad del fenómeno”, y recordó que “el problema del sectarismo, antes que de naturaleza criminal, es cultural”.
Ministro Salvini: sostener la familia
La jornada celebrada en la Universidad LUMSA contó con otro invitado de excepción: el ministro de Interior de Italia, Matteo Salvini, que apuntó a los factores sociales que hacen a los jóvenes y no tan jóvenes más vulnerables a la captación sectaria y a cualquier otro fenómeno de dependencia: el individualismo, el egoísmo y el consumismo.
Frente a ello, llamó a “volver a poner en el centro la familia”, punto de referencia esencial, y para esto “es necesario destinar dinero, estabilidad y certezas a la institución fundamental de la sociedad que es la familia”, para que “recupere el bien más grande que es el tiempo”, tal como se lee en In Terris.