Siempre es buena ocasión para hacer un cambio a mejor. En este caso, ordenar tu casa te dará paz y serenidad en beneficio de todos.
Cómo no, el Danshari procede de Japón, como el método para ordenar la casa que aprendimos de la mano de Marie Kondo. En este caso, la inventora de este nuevo modelo de trabajo es Hideko Yamashita, la “experta del desorden” según la llaman en su país desde que en el año 2000 empezó a impartir seminarios.
Danshari responde a tres palabras en japonés:
- Dan, que significa cerrar el paso a cosas innecesarias que pretenden entrar en tu vida.
- Sha, que significa deshacerse de aquellos objetos que entraron en nuestra casa pero que sobran y no los necesitamos.
- Ri, que significa transformación en el momento en que uno percibe que ya no desea más cosas innecesarias en su entorno.
Yamashita se basó en la filosofía budista para combinar estos tres elementos. A partir de ahí, todo es práctica y voluntad de ponerse manos a la obra en el propio hogar. Los beneficios de tener una casa ordenada son múltiples, así que vale la pena poner la mente en modo “on” para lograrlo (y a continuación conseguir desordenar lo menos posible).
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La tarea de ordenar es de todos, por supuesto, pero a veces es necesario que alguien actúe como cabeza pensante y dé un repaso o un buen cambio de rumbo. Danshari te servirá si lo que necesitas es una guía para saber por dónde comenzar.
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El método Danshari se compone de 5 reglas de oro:
- Regla de la ocupación. Ocupa solo un 80 por ciento del espacio de que dispongas. Así dejas lugar para cosas futuras, la casa da sensación de desahogo y no acumulas cantidad como para que dé la sensación de que no cabe ni una aguja más.
- Regla del reemplazo. Selecciona las cosas que te hacen feliz en la casa. Del resto, prescinde. Además, si entra una nueva cosa y merece la consideración de que te hace feliz, elimina una de las anteriores. Así siempre conservarás lo mejor para ti.
- Regla de los dos movimientos. Para que el orden que queremos establecer funcione, es necesario que no sea complicado alcanzar los objetos. Solo hemos de necesitar dos movimientos para hacerlo. Por ejemplo, abrir la puerta del armario y abrir tal caja o cajón.
- Regla de autonomía y libertad. La verticalidad nos ayuda a escoger entre distintas opciones (zapatos, jerséis…). Otorga ligereza y da sensación de mayor espacio.
- Regla de “la marcha automática”. Operar sabiendo que tenemos capacidad para autorregularnos (en el modo de comprar, en el modo de ir guardando las cosas…). De esta manera, lograremos mantener el orden más tiempo.
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