Una práctica extendida de denuncia no violenta en América Latina
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
¿Cómo hacer visible la desaparición forzada y los homicidios de mujeres en América Latina. La respuesta –y la denuncia– de familiares de víctimas en México, Argentina, Chile y Perú es muy bella aunque llena de dolor: a través del bordado y el tejido.
En 130 piezas, madres, hermanas, abuelas de estos países “narran” la triste historia latinoamericana de personas víctimas de desapariciones forzadas, de prisiones políticas y homicidios en contra de mujeres.
Las piezas tejidas por manos latinoamericanas fueron parte de la exposición colectiva “Huellas: puntadas y caminares de la memoria”, exhibida hasta el domingo 4 de noviembre en el Museo Nacional de las Culturas, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Bordad historias
La exposición la organizó la antropóloga y tejedora Mariana Rivera, junto con la lingüista, Bianca Islas e, impulsada por Roberta Bacic, también curadora de la muestra.
Por cierto, Bacic ha dedicado los últimos años de su vida en recuperar las arpilleras, piezas tejidas y bordadas por mujeres que fueron víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet en Chile.
“Ellas comenzaron a bordar sus historias, a representarlas en esto que llaman arpilleras, que es el saco de papas, el saco arroz o de azúcar, como el yute aquí en México. Usan estos sacos –que eran los materiales que tenían a la mano en aquel entonces– para bordar escenas de la violencia, de todo lo que vivían en esa época”, dijo en entrevista para el portal mexicano Animal Político, Mariana Rivera.
Un modo de contar el dolor
El trabajo de las arpilleristas lo retomaron grupos de mujeres en América Latina y el mundo, quienes han utilizado esta actividad manual como una forma de narrativa para hacer memoria. “Tejer, explicó Rivera, me ha llevado a conectar con otras mujeres que también han encontrado un refugio en la actividad del tejido y del bordado haciéndola en colectivo”.
En 2011, en un viaje a Colombia Rivera conoció varios colectivos que se denominan “Tejedoras por la memoria”; grupos en los que las mujeres se reunían para tejer colectivamente y contar sus historias de pérdida de seres queridos.
“A partir de esa experiencia en 2011 regresé a México muy motivada por incentivar prácticas similares en nuestro país, donde hay técnicas muy elaboradas de tejido y de bordado pero, ahora, con contenido político y social. Bordar y tejer para contar historias que son sumamente dolorosas”, indicó Rivera a Animal Político.
De la calle al museo
A la exposición, se sumaron colectivos de Ecuador, Colombia, Chile, Argentina y México con comunidades de los estados de Michoacán, Chiapas, Puebla y Ciudad de México, señaló Rivera, “por primera vez (estas piezas) se encuentran en un museo que también es el otro espacio porque, estos textiles, generalmente han ocupado el lugar de la calle, del espacio público, de la protesta pero ahora llegan a un museo”.
Para la antropóloga y sus colegas Islas y Bacic, la idea no es únicamente que las piezas tejidas por manos femeninas víctimas del abuso lleguen a estos espacios, no solamente es para apreciar la técnica, sino también que lleguen a esos lugares sus denuncias y demandas sociales.
“Es importante que la gente conozca estos trabajos, es como una doble cara: hacemos cosas muy hermosas y llamativas pero cuando te acercas a lo que en realidad te hablan esas telas es de las peores desgracias de las que es capaz el ser humano, de las peores tragedias”, señaló Rivera.
Madres, abuelas, tías…
“En el caso de Ecuador son abuelas que representan la Amazonía ecuatoriana, mujeres que han luchado por la defensa del territorio en contra de las mineras y petroleras. En Colombia, el colectivo ‘Parque de los Sueños Justos hacen muñecas que representan al familiar muerto o desaparecido con una fotografía y un mensaje sobre su desaparición”, explicó Rivera.
Para los colectivos colaborativos con otras mujeres que están viviendo la misma situación, “el tejer y bordar les da fuerza, las ayuda a organizarse y decir: yo puedo, no estamos solas y vemos cómo nos organizamos para exigir justicia. Es un espacio muy importante de diálogo y organización”.
Para quienes quieran unirse a este colectivo pueden escribir al siguiente correo puntadasycaminares@gmail.com o directamente a Mariana Rivera, antropóloga y una de las curadoras de la exhibición marianaxrg@gmail.com.
Con información de Animal Político /Verónica Santamaría