Hace 309 años, la Reina Morena llegó hasta una humilde lavandera, flotando en un pedazo de madera recinosa sobre el Lago de Maracaibo
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Cada último sábado de Octubre, se escenifica lo que se conoce como “la Bajada”. Nuestra Señora de Chiquinquirá, patrona del Zulia, es bajada de su puesto sobre el Altar Mayor para encontrarse con su pueblo en preparación a su fiesta, el 18 de Noviembre. Imponentes festividades arrancan el último sábado de octubre con la bajada de la virgen y terminan con la aurora, el 1 de diciembre. Todo en honor a la Virgen.
Desde muy temprano, los feligreses llegan a la basílica a conseguir un buen lugar para poder verla desde muy cerca. En la noche, cuando finalmente la plazoleta está repleta, inicia la Eucaristía para “La China”, como cariñosamente la llaman sus devotos.
A las 7.00 pm arranca la ceremonia de bajar la imagen desde su camerín hacia la parte de afuera de la basílica. Los Chiquinquireños le cantan mientras es recibida con fuegos artificiales. Las calles por donde pasará ya están bien adornadas con globos celestes y blancos, banderas celestes y blancas y con algunas imágenes de Ella. Finalmente, la procesión arranca. Grupos musicales amenizan la noche con buena música para dar paso a la Reina que camina por las principales calles y avenidas. Todo termina a la media noche con el regreso de la Reina Morena a la basílica luego de una jornada de homenajes muy importante. Una vez dentro del templo, aún no sube a su nicho, se queda abajo para recibir visita de sus feligreses quienes no pudieron asistir a “la bajada”.
Es la patrona y reina de Colombia, del Estado Zulia en Venezuela y de la ciudad de Caraz en Perú. Se la denomina así por el municipio de Chiquinquirá, donde tuvo lugar la primera de sus manifestaciones milagrosas, y donde reposa el lienzo considerado como original. En Venezuela, su imagen aparece vívida en la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá (Maracaibo) a donde acuden miles de peregrinos y es el lugar donde las fiestas en su honor son más multitudinarias e impresionantes.
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Una historia sorprendente
De acuerdo con la tradición zuliana, en el año 1709, la imagen llegó a una humilde lavandera de nombre María Cárdenas, la cual era habitante de un barrio humilde de Nueva Zamora de Maracaibo denominado “El Saladillo”, en la provincia de Venezuela. Esta cumplía su faena en las orillas del Coquivacoa (Lago de Maracaibo), cuando una tablita llegó a sus manos, sin ninguna particularidad que la hiciere especial, la cual recogió y llevó a su casa, donde la utilizó como tapa de una tinaja de agua.
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Existe la creencia de que esta tablita pudo haber caído de algún barco que surcaba el lago. El 18 de noviembre, cuando la mujer estaba colando café, se percató que en la tablita había una Virgen, por lo que la colocó colgada en la pared. Luego de un rato escuchó unos golpes como si alguien estuviera llamando. Se acercó para ver lo que sucedía y quedó asombrada ante el brillo que emanaba la tabla, revelando la imagen de Nuestra Señora de Chiquinquirá. Tras la conmoción gritó ¡Milagro! ¡Milagro! Los vecinos acudieron a la casa de la señora y corroboraron la existencia de la sagrada imagen. Desde entonces, no hace sino favores a su pueblo la venera como “La Reina Morena”.
La Chinita es lo primero para un zuliano
Los marabinos –oriundos de Maracaibo, la capital del Zulia- no tienen otra fecha más importante en el año. La región petrolera por excelencia en Venezuela se paraliza para los festejos a su patrona. Gente se mueve desde todo el país y desde Colombia, donde también se la venera, para rendir honores a su milagrosa “Chinita”.
Entre eventos religiosos, carrozas, comparsas, amaneceres gaiteros y hasta el juego de béisbol Copa “La Chinita”, se desarrollan las ferias. El béisbol es una actividad deportiva muy frecuentada por la fanatizada marabina y zuliana, que se reúne (luego de una larga noche de parranda) a darle ánimo y apoyo al equipo pelotero de las Águilas del Zulia.
Todo ocurre alrededor del típico barrio de El Saladillo. Los conjuntos de gaiteros pasan cantando:
*“La Chinita y Papá Dios*
*Andan por el Saladillo*
*Paseando bajo su sol*
*Que le da todo su brillo”*
Y la zulianidad se alborota:
*“Todo zuliano que siente*
*Su terruño en lo profundo*
*Le parece que su gente*
*Es la mejor de este mundo”*
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La diáspora siguió el evento en tiempo real
En la edición número 52 de la feria de Chiquinquirá fue más notoria una realidad que viven los venezolanos. La migración hacia otros países producto de la difícil situación económica que atraviesa Venezuela, la inseguridad o la tensión política. Por ello, la tradicional Bajada de La Chinita proyectaba un ambiente de alegría con nostalgia. La multitud, no en vano, se arriesgó y llevó sus teléfonos inteligentes para grabar el evento religioso más importante del año en la capital Zuliana. ¿El objetivo? transmitir las emociones a sus familiares que se fueron al exterior.
Los presentes no paraban de utilizar sus teléfonos para registrar en fotos y vídeos el momento de la Bajada de la Virgen. Incluso hubo casos como el de Jhaira Portillo, quien estaba realizando una vídeo-llamada internacional en tiempo real en la bajada. Portillo, quien está residenciada en Maracaibo desde hace 34 años, asistió a la Bajada de La Chinita el pasado 27 de octubre y con mucha alegría esperaba para que su suegra, desde Estados Unidos, a través de su Smartphone, pudiese disfrutar ese momento especial desde la plazoleta de la Basílica.
“Ella vive desde hace año y medio en Estados Unidos, en Chicago, Illinois. La llamada fue de repente porque logramos obtener un poco de señal frente a la Basílica”, reveló emocionada a un diario local.