El apego es indispensable para tener una personalidad sanaTener una madre o un padre inestable o con problemas de salud mental marca toda una vida. Por mucho que nos quiera con locura, su inestabilidad cala en la personalidad del hijo hasta el punto de llegar a causarle graves trastornos psicológicos.
Cuando el recién nacido respira amor y afecto sano su desarrollo vital podrá ser sereno. La vocación a la maternidad es inseparable de la vocación al amor. Vivirla con intensidad y equilibrio ayudará al desarrollo y crecimiento sano de los hijos.
Al contrario, cuando el desconcierto y la inestabilidad caracterizan la vida de un niño desde la más tierna infancia, el desequilibrio afectará de lleno a su desarrollo. Existe un importante número de estudios que vinculan el apego en la infancia con el desarrollo de trastornos de personalidad en la edad adulta y apuntan a que el apego inseguro es un factor de riesgo muy relevante para el desarrollo de psicopatologías.
El psicoanalista inglés John Bowlby fue pionero por sus trabajos sobre la teoría del apego y su influencia en el desarrollo infantil. Muchos autores han recurrido a sus ideas para explicar las patologías que encuentran su origen en el tipo de apego que se genera con la madre desde la infancia.
Joel Paris estudió el origen de los trastornos de la personalidad, y en particular, el del trastorno límite de la personalidad. Explica que, aunque temperamento de cada niño le puede predisponer a ciertas dificultades, éste unido a experiencias de pérdida, trauma o desatención, puede hacer que los rasgos se conviertan en patológicos.
Pone como ejemplo a la mayoría de los niños tímidos (temperamento) que superan la timidez a medida que crecen. En cambio, si el entorno familiar no les da el apoyo necesario, la introversión se puede acentuar (rasgos) y convertirse en patológica (trastorno).
Los problemas de apego son una de las causas más significativas de futuros problemas de personalidad, aunque ciertamente hay otras. El contexto, por ejemplo, también influye mucho.
Cuando una primera relación de apego es inestable y caótica, puede generar un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas. El comportamiento del niño se ve afectado, porque instintivamente sabe que no puede contar con el afecto constante de sus padres. Esto se agudiza más aún en el caso de una relación complicada con la madre cuyo vínculo marcará para siempre su vida.
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En casos así en los que al niño le falta el afecto de su padre y/o de su madre, su personalidad se desarrollará sin una base afectiva estable ni segura. La inestabilidad de sus padres les causará desconcierto, ansiedad e incluso temor.
Así, un padre o una madre que causan estos sentimientos en su hijo difícilmente podrá consolarle ni transmitirle tranquilidad y confianza. Son niños que no se sienten ni cuidados ni protegidos por quienes deberían hacerlo por ley natural.
Cuando estamos ante esta situación, el niños responderán también con falta de apego. Tenderá a no apegarse porque sabe que no siempre tendrá una respuesta afectiva ante sus peticiones de atención. El niño empezará a desarrollar falta de empatía en sus relaciones. Puede llegar incluso a sufrir un Trastorno Límite de Personalidad causada por una sensación de vacío tal que afecta a su ser más íntimo. La inseguridad se manifiesta en forma de agresividad, desprecio, frialdad en la relación o indiferencia. Estos síntomas evidencian que aquel niño (ya adulto tal vez) tiene necesidad de atención y afecto.
Un niño necesita una relación de apego fundamental y seguro con su padre y su madre, para que pueda tener una desarrollo sano y una vida feliz.