El juego es parte esencial del tiempo de calidad en familia. Según un estudio realizado por Lego “jugar juntos hace que las familias sean más felices, más cercanas y estén menos estresadas”.
El informe dice que nueve de cada diez familias (88%) que juegan habitualmente aseguran ser felices. Ese porcentaje disminuye (75%) en las familias que no lo hacen.
El juego es importante, no solo para los niños pequeños, los adolescentes y jóvenes también se sienten más felices y mejoran la relación con sus padres si participan de juegos en familia habitualmente.
Pero ¿cómo podemos hacer para introducir los juegos en nuestra familia?
Aquí tres consejos que pueden servir:
No es cuestión de alimentar el espíritu competitivo de nuestros hijos, ni de restar seriedad a las cosas que la merecen. Tampoco es cuestión de convertir el juego en una obligación, sino más bien de inyectar momentos de felicidad y armonía en la vida de nuestros hijos. Darles oportunidad de reír con nosotros, de conocernos un poco más y de crear buenos recuerdos de la vida en familia. En un futuro lo agradecerán.