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Juegos Olímpicos de la Juventud: Soñando un deporte distinto

OLYMPICS
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Esteban Pittaro - publicado el 09/10/18
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Da esperanza que los atletas del futuro se forjen con otros valoresDel 6 al 18 de octubre Buenos Aires es sede de la tercera edición de los Juegos Olímpicos de la Juventud, cita ecuménica de la que participan más de 4000 jóvenes atletas de menos de 18 años, en 32 deportes distintos. El evento tuvo amplísima aceptación entre los argentinos, que pudieron obtener pases gratuitos para recorrer la ciudad asistiendo a algunos de las competencias en las que las estrellas de mañana se erigen en grandes atletas desde los sanos valores del olimpismo.

La inauguración fue de un tenor sin precedentes en la ciudad. Más de 200 mil personas concurrieron para un marco inolvidable en el Obelisco, donde la compañía teatral Fuerza Bruta deslumbró emulando los distintos deportes sobre una de las paredes del emblemático monumento. Hubo otros momentos, incluso algunos tristemente polémicos como el pañuelo verde pro legalización del aborto portado por la cantante del himno, pero sin duda, uno de los momentos cumbres, irrepetibles, fue la ovación brindada a los Jabalíes Salvajes, el equipo de fútbol integrado por niños tailandeses de entre 11 y 16 años que sobrevivieron atrapados en una cueva durante 17 días. Con una ejemplar sencillez, los niños retribuyeron la ovación con las manos unidas y la cabeza gacha.

Lo expresaba Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, en una de sus entrevistas brindadas en Buenos Aires. Al diario Clarín, Bach expresó sobre los niños: “Ellos me dijeron que siempre tuvieron Fe: en su comunidad, que se movilizó para salvarlos, y también en ellos mismos. Y esa fe en uno mismo te la enseña el Deporte. El deporte es determinación, nunca rendirse y creer que podés lograr lo que esperás. Esta es la razón por la que los invitamos, porque representan perfectamente el espíritu olímpico”.

Durante su estancia en Buenos Aires, los jabalíes salvajes se dieron el lujo de jugar contra un equipo de las divisiones inferiores de River Plate en el Monumental. Vitoreados por sus padres, empataron 3 a 3.

Pero las emociones se repiten en cada escenario donde los jóvenes representan a sus países inspirados en los valores del olimpismo: excelencia, amistad, y respeto. No importa el origen, la religión, los recursos con los que se contaron para la participación. Todos son iguales en la villa olímpica y en la competencia. Todos se frustran, todos se alegran. Pero al fin y al cabo todos son recompensados en la admiración por una ciudad que parece superar el mal trago de los trastornos de tránsito provocados en aras de acompañar tantas ilusiones juveniles.

Judo, levantamiento de pesas, remo, natación, BMX, gimnasia artística, el básquet 3X3, Beach Volley, fútbol de salón, son algunas de las disciplinas que animaron estas primeras horas de competencia de alto rendimiento, en la que ya se perfilan las estrellas del deporte mundial del futuro.

Casi al mismo tiempo, mientras se iniciaba el rodar de estos juegos, Conor McGregor y Khabib Nurmagomedov acaparaban flashes y millones en un escandalosísimo combate de artes marciales mixtas, terminado con una trifulca sin precedentes. El bochornoso desenlace, que terminó con los atletas retirados por la policía de la sede del combate, había sido precedido por duros agravios personales que arengaban una pelea comercializada tanto en entradas como en abonos televisivos.

El contraste entre el combate de McGregor y Nurmagomedov, y la disciplina y honor de los jóvenes atletas olímpicos, es abrumador. Da esperanza que los atletas del futuro se forjen con otros valores.

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