La relación no funciona, los dos sufren y sin embargo es imposible terminar con la historiaEn una relación en la que domina un vacío afectivo existe mucho sufrimiento. Sufre el dependiente emocional y también su pareja. Esta última vive bajo una intensa presión y agobio. Tiene que estar siempre localizable para atender las llamadas constantes del otro; ve imposible dejar la relación sin ser expuesto a todo tipo de chantaje emocional, etcétera.
En general, la dependencia disfuncional se puede dar en personas que tienen pareja desde la adolescencia. Son aquellas parejas que experimentan las rupturas como verdaderas catástrofes y suelen hacer todo lo posible por reanudar la relación aunque no funcione. El dependiente ofreciendo a su “amado” una actitud sumisa y una predisposición a aceptar prácticamente cualquier demanda por miedo al abandono.
En las relaciones típicas de las personas con dependencia emocional suele repetirse un ciclo constituido por cinco fases:
- Fase de euforia: El dependiente se siente verdaderamente feliz por comenzar una relación con aquella persona a la que tiene idealizada desde el primer instante.
- Fase de subordinación: Se construye una relación desequilibrada entre un sujeto sumiso y otro dominante en la cual hay una tendencia a que cada uno de los componentes de la pareja afiance e incremente su rol.
- Fase de deterioro. Generalmente se trata de una relación de larga duración en la que el dependiente puede llegar a soportar situaciones injustas, humillantes o incluso maltrato psicológico o físico.
- Fase de ruptura. Mayoritariamente es iniciada por la pareja dominante, con el consecuente periodo de intenso sufrimiento por parte del dependiente.
Algunas características de este tipo de relaciones:
- El dependiente emocional se anula en gran medida, vive bajo el reflejo de la pareja. Las relaciones mantenidas se basan en la idealización de la pareja y en una actitud de sumisión (aunque hay formas atípicas en las que esto no es así).
- El dependiente emocional presenta baja autoestima, autodesprecio, autorechazo, odio e incluso un intenso sentimiento de aversión hacia sí mismo. Esta es la clave que explica por qué es tan insoportable la soledad.
- El miedo al abandono o a la ruptura de la relación serán constantes y, como es esperable, los intentos por reanudar la relación a cualquier precio serán situaciones cotidianas en la vida de los dependientes emocionales.
- El dependiente emocional presenta una clara tendencia a sufrir otro tipo de patologías, especialmente trastornos relacionados con la ansiedad y la depresión. Los momentos de ruptura sentimental o periodos de soledad serán los momentos de mayor incidencia de estos trastornos.
La verdadera relación de amor se puede construir desde la libertad, desde la libre elección de la persona que se desea amar, sobre todo cuando hablamos de relaciones que implican un compromiso para toda la vida por el deseo y el propósito de formar una familia.
La sumisión por miedo no es elección por amor. El amor y la verdad nos hace libres en la verdadera vivencia de nuestras responsabilidades.