Preocupante informe de UNICEF con ocasión de la vuelta al cole
Para millones de niños y jóvenes de todo el mundo ha sonado — o suena en breve — en estos días la campana del primer día de escuela. Obviamente, la idea de la vuelta al cole no gusta a todos los chicos y chicas implicados, y esto por varios motivos.
En particular, una categoría de estudiantes irá a la escuela casi literalmente “con pies de plomo”, como dice la expresión: todos los que de una forma u otra son víctimas, en la escuela, del difundido fenómeno del bullying (o matoneo), es decir, los jóvenes que por varias razones son pisoteados o acosados por sus coetáneos o compañeros de aula.
Según un sondeo llevado a cabo en el Reino Unido por el Diana Award (es decir, la institución de beneficencia dedicado a la llorada princesa Diana) entre 1.003 jóvenes en edad escolar secundaria, poco más de la mitad, es decir, el 51%, dice tener miedo de levantar la mano para responder en clase, mientras que cuatro sobre diez (el 40%) declaran haber sido objetivo de los acosadores a causa de sus capacidades académicas.
El 39% de los interesados ha declarado que el Bullying ha influido negativamente en su rendimiento escolar, y el 38% ha admitido haber dejado las clases por miedo al acoso, y finalmente el 22%, más de la quinta parte, incluso ha cambiado de escuela a causa del bullying, explica el Telegraph (3 de septiembre).
Informe de UNICEF
La amplitud y el impacto — incluso a largo plazo — del bullying han llevado al Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, en dedicar un informe a este preocupante fenómeno. En el texto, de casi 30 páginas y hecho público el 6 de septiembre pasado con el título An Everyday Lesson: #ENDviolence in Schools (traducido: Una lección diaria: poner fin a la violencia en las escuelas), el organismo de la ONU recuerda que la violencia que supone el bullying influye en el aprendizaje y en el bienestar de los estudiantes “tanto en los países ricos como en los pobres”, según se lee en la nota de prensa.
“Para millones de estudiantes de todo el mundo, el ambiente escolar no es un espacio seguro para estudiar y crecer”, sino “una zona de peligro donde aprenden en el miedo”, observan los autores en la introducción del informe. “Demasiado a menudo, los estudiantes se ven obligados a buscar refugio mientras se dispara cerca del aula”, prosigue el texto, recordando que esta violencia puede ser causada por conflictos bélicos o intracomunitarios, pero a veces también por un alumno armado con un fusil (como en el caso por desgracia no infrecuente de las masacres en escuelas estadounidenses).
A nivel global, prosigue la introducción, la mitad de los estudiantes de edades comprendidas entre los 13 y los 15 años, o sea, unos 150 millones, refieren haber sufrido violencia por parte de sus “iguales” o coetáneos, tanto dentro como fuera de la escuela. Además, recuerda el informe de UNICEF, unos 720 millones de niños en edad escolar viven en países en los que los castigos corporales en la escuela no han sido del todo prohibidos.
El documento An Everyday Lesson muestra además que los varones están más expuestos a episodios de violencia y amenazas físicas, mientras que las mujeres tienen más probabilidad de ser víctimas de acoso psicológico.
Entre los factores estructurales de la violencia destacan elementos como la pobreza, las desigualdades, o también lo que el documento define “vulnerabilidades asociadas a la migración”. Además, en el fenómeno pueden influir la falta de formación de los profesores, los recursos escolares inadecuados, o incluso maestros que cometen formas de violencia culturalmente aceptadas, como por ejemplo el caning (fustigación).
De la intimidación a la ciber-intimidación
De los datos recogidos por UNICEF resulta que a nivel mundial, poco más de un alumno de cada tres en la franja de edad de 13-15 años es víctima de intimidaciones, y una misma proporción acaba implicada en peleas. El informe revela además que 17 millones de adolescentes en 39 países industrializados han admitido haber acosado a compañeros de escuela.
En lo que respecta a sus víctimas, los factores de riesgo son por ejemplo el hecho de tener una discapacidad, proceder de un contexto de pobreza extrema o migratorio, la etnicidad, el posible HIV o también la identidad sexual, explica el informe, el cual también añade que el bullying no se limita al ámbito de la escuela o de las actividades extra escolares.
“En un mundo digital, los acosadores pueden difundir propósitos e imágenes violentas, ofensivas y humillantes con un solo clic”, explica el texto, que cita una investigación británica, según la cual la gran mayoría de los adolescentes (el 90%) que son víctimas del llamado cyberbullying son también acosadas offline, en la vida diaria. Es decir: son más o menos siempre los mismos jóvenes los que acaban siendo objetivo de los acosadores.
De un sondeo realizado entre febrero y marzo pasados por Save the Children Finland entre 3.210 adolescentes de la franja de edad entre los 12 y los 17 años que usan medios digitales, se desprende que más del 10% de las chicas y al menos el 5% de los chicos ha sido molestado sexualmente por coetáneos, revela el diario Helsinki Times (10 de septiembre).
Más del 30% de los entrevistados ha admitido también haber visto a sus compañeros molestar sexualmente a otros de su edad, y otro 30% ha contado haber visto a otros modificar foto o imágenes de compañeros para hacerles aparecer sexy.
“Los resultados muestran claramente que los niños no nacen como nativos digitales, y que cuando se trata de compartir imágenes de manera segura, tanto niños como jóvenes necesitan más que nunca información e indicaciones”, explica una colaboradora de Save the Children Finland, Nina Vaaranen-Valkonen.
Impacto del bullying
Las repercusiones de las diversas formas de bullying quedan “impresas” en los cuerpos y en las mentes de niños y jóvenes, advierten los autores del informe, que mencionan entre los diversos efectos, heridas corporales, además enfermedades o infecciones transmitidas sexualmente (las llamadas ETS), ansiedad, depresión e incluso pensamientos suicidas.
Según una investigación del Osservatorio Nazionale Adolescenza, en Italia tres jóvenes de cada diez son víctimas del bullying, de los cuales el 46% — es decir, casi uno de cada dos — ha pensado al menos una vez en quitarse la vida, y el 32% ha tenido comportamientos autolesivos. Tres víctimas de cada cuatro, el 75%, ha desarrollado también formas de depresión, recuerda la agencia ADN Kronos (12 de diciembre de 2017).
Mucho desconcierto ha causado en Australia el suicidio de una joven star de la publicidad, Ammy “Dolly” Everett (14 años), víctima del bullying online, que se quitó la vida el pasado 3 de enero, o en Italia el gesto extremo de un chico de 17 años en Rivoli (Piamonte), Michele “Miki” Ruffino. Acosado por algunos compañeros porque tenía secuelas físicas después de una vacuna antipolio caducada, el joven se suicidó en febrero, tirándose de un puente.
Por lo demás, las consecuencias del matoneo persisten a largo plazo, recuerda el estudio UNICEF. Las víctimas son más propensas a presentar comportamientos agresivos y antisociales, a caer en la espiral del alcoholismo y la toxicodependencia, a tener comportamientos sexuales de riesgo o a llevar a cabo actividades criminales. En la edad adulta, explica el informe An Everyday Lesson, los varones son más propensos a maltratar a la esposa o compañera, mientras que las víctimas del sexo opuesto son más vulnerables a la violencia conyugal.
El bullying tiene también un impacto negativo sobre el rendimiento escolar de las víctimas y lleva al abandono de los estudios, con todas las consecuencias para su futuro, añade el informe UNICEF. Los niños que son abusados física o sexualmente tienen un 14% menos de posibilidades de tener un empleo o de poseer bienes, explica el documento, citando un estudio anterior, también de UNICEF, de septiembre de 2014, Hidden in Plain Sight: A statistical analysis of violence against children.
A nivel global, prosigue An Everyday Lesson, la violencia sufrida de niño provoca un daño estimado de unos 7 billones de dólares. En lo que respecta a Asia Oriental y el Pacífico, el daño económico generado por el fenómeno constituía en 2004 entre 150.000 y 160.000 millones de dólares, o sea, casi el 2% del PIB de toda la región.
Prevención
El nuevo informe de este organismo de la ONU termina con una serie de llamamientos. UNICEF y sus partners piden por ejemplo a los gobiernos que introduzcan y lleven a cabo políticas y normativas que garanticen la seguridad de los niños y jóvenes en la escuela, que refuercen la prevención, que hagan inversiones en este sentido y que recojan datos sobre los episodios que se produzcan dentro o fuera de los muros de la escuela.
En este contexto se coloca la decisión de Egipto de lanzar por primera vez una campaña nacional contra el fenómeno del bullying. Según explica el sitio Egyptian Streets (10 de septiembre), el proyecto fue puesto en marcha ya la semana pasada y continuará hasta octubre, promocionado por el Consejo Nacional para la Infancia y la Maternidad del Ministerio de Instrucción y Educación Técnica. La iniciativa está apoyada por UNICEF y financiada con fondos de la Unión Europea.
La campaña alienta a los jóvenes a compartir sus experiencias y a sugerir vías de solución para poner fin al fenómeno, usando el hashtag #IAmAgainstBullying. “El bullying atenta contra el derecho de los niños a jugar y a aprender. Todos los niños se beneficiarán de una cultura que rechaza y levanta la voz contra el bullying”, declara el representante de UNICEF en el Cairo, Bruno Maes.