Don Orione consideraba a la Argentina su segunda patria y se planteó incluso quedarse a morir entre sus pobresEl Pequeño Cottolengo Don Orione de Claypole, fundado por el mismo san Luis Orione, en el que se conserva su corazón, atraviesa una muy dura situación que pone en riesgo su supervivencia.
Según han expresado formalmente las autoridades del instituto en el que se atienden a 370 residentes con diferentes discapacidades, por una deuda del Programa Federal Incluir Salud dependiente de la Agencia Nacional de Discapacidad, se encuentra “en riesgo de no poder continuar” prestando la atención. La crisis argentina golpea duro a los que menos tienen.
Según explicaron, desde hace siete meses no se entrega a los beneficiarios las prestaciones, y está suspendida la entrega de medicamentos, insumos dietoterápicos, entre otros. Si bien se aclaró que la Agencia del Estado comprometió de inmediato los pagos adeudados de febrero y marzo, y se encontrarían en curso, son muchos los meses aún adeudados.
También es crítica la situación del personal empleado para la atención de los residentes, que no pudo aún cobrar su haber de agosto ni recibir el aumento establecido por el sindicato de la Sanidad por la alta inflación. Al Cottolengo, además, le fue suspendida la cobertura de insumos básicos para su atención, como pañales y elementos ortopédicos.
La Agencia Nacional de Discapacidad aún no emitió una respuesta pública formal.
El Cottolengo Don Orione es sin duda una de las porciones de la Argentina donde la Caridad se vive con mayor intensidad, una casa de amor auténtico, donde habitan personas discapacitadas por distintos motivos, aún con las atrofias más severas y de todas las edades. Donde el amor abre puertas al amor, como el caso de un matrimonio de empleados que allí se conocieron y allí se casaron, acompañados en la ceremonia que tuvo lugar en el santuario por los residentes que ellos sirven.
Donde decenas de voluntarios colaboran con el personal profesional para la atención de los más pobres e indefensos en un predio de 65 hectáreas con 14 pequeños hogares habitados por alrededor de 25 personas cada uno; además, una escuela especial, un hospital, salas de rehabilitación, talleres, cocina central, lavandería, campo de deportes, salón de fiestas, huerta, radio interna, cementerio, en suma, un espacio único en la Argentina.
La Obra de Don Orione tiene presencia en ocho provincias argentinas y cuenta con 17 hogares y Pequeños Cottolengos, pero es en Claypole, donde se guarda el corazón del fundador, el epicentro de su presencia. No sólo por tamaño de la obra sino por historia.
Fue el mismo San Luis Orione quien en 1935 colocó la piedra fundamental del Pequeño Cottolengo. Fue durante su segunda visita al país, una visita que se extendió durante casi tres años. Don Orione consideraba a la Argentina su segunda patria y se planteó incluso quedarse a morir entre sus pobres.
“Pues bien, a todos quiero decirles y confirmarles que en la Argentina he hallado para siempre mi segunda patria, y que, Dios mediante, volveré a ella vivo o muerto, pues quiero que mis cenizas descansen en el Pequeño Cottolengo Argentino de Claypole”, escribió en una ocasión. El 29 de agosto de 2000 llegó su corazón para permanecer por siempre en ese lugar.
Hoy, el Cottolengo que custodia el corazón de Don Orione y perpetúa su obra está en peligro.