Un recorrido al este y sur de Guadalajara (Jalisco, México) nos muestra la belleza del santuario de San Pedro Tlaquepaque entre artesanía y cerámica, y muy cerca del Paraíso: la laguna de Chapala. Cientos de parejas a lo largo de los siglos se han jurado amor eterno a orillas del lago de Chapala. Es un pequeño paraíso: una fina lámina de agua, la luna y los cañaverales. Si a esto le suman la música de mariachis, la escena es perfecta para una noche inolvidable.
Chapala se encuentra al sureste de la ciudad de Guadalajara (Jalisco, México), a unos 30 km de la ciudad.
Pero en la misma ruta encontramos dos enclaves que no podemos pasar por alto: Tlaquepaque y Tonalá.
San Pedro Tlaquepaque
Las dos poblaciones son famosas por su artesanía y por la vida en las calles. Decenas y decenas de puestos invitan al visitante a detenerse y que le expliquen cómo se ha elaborado una cesta de mimbre, unos muñecos de trapo o el bordado de unas servilletas. Sin olvidar el vidrio soplado, cuya nota distintiva en esta tierra son los colores alegres.
Tlaquepaque, ciudad con algo más de 600.000 habitantes, cuenta con numerosas iglesias, entre las que sobresale la parroquia de San Pedro y el santuario de la Soledad.
La ciudad recuperó en 2011 el nombre completo de San Pedro Tlaquepaque, que había perdido en 1917 cuando el gobernador prohibió el uso de nombres de santos.
La reina indígena se convirtió
El reino de Tonalá (del que formaba parte Tlaquepaque) estaba gobernado, antes de la llegada de los conquistadores, por una mujer, Cihualpilli Tzapotzinco.
En 1530, Nuño de Guzmán llegó a esta tierra con sus hombres. La reina decidió dar la bienvenida a los españoles. Les preparó una fiesta y se hizo bautizar, y así se llamó Juan Bautista Danza (por la danza con la que habían agasajado a los extranjeros).
Sin embargo, un grupo de indígenas que no confiaron en la reina, decidieron oponer resistencia a Nuño de Guzmán y, a pesar de la buena sintonía con la recién bautizada, estalló el conflicto y Tlaquepaque fue sometida con violencia. Tenía entonces unos 1.400 habitantes y pasó a denominarse San Pedro Tlaquepaque.
Las calles están llenas de color y de vida. La población vive del comercio de su artesanía. No en vano Tlaquepaque significa “Lugar sobre lomas de tierra de barro”.
No se pierdan la visita a la parroquia de San Pedro, al Jardín Hidalgo y al santuario de la Soledad, del que puede verse este vídeo realizado con dron:
Tonalá
Lo más representativo de Tonalá es la cerámica y el vidrio soplado, ambos trabajados con gran calidad. Además, hay productos elaborados en hierro forjado y hoja de lata.
Una de las curiosidades que atrae la mirada del visitante es el “tianguis” o mercadillo, que se instala cada jueves y domingo en la Avenida Tonaltecas. Se ven miles de trabajos de alfafería, madera y tejidos que merecen un buen paseo.
Puede visitarse el Museo de Cerámica, uno de los mejores del continente, y el Cerro de la Reina, del que dicen que oculta una gran pirámide.
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