¿Y si el Rey del Rock no hubiera muerto? El rey ha muerto. Larga vida al rey.
Más de 40 años después de su muerte, millones de personas todavía veneran al Rey del Rock and Roll. Tocan su música, cantan sus canciones, se entregan a malas imitaciones del hombre.
Los millennials nacidos décadas después de su muerte (16 de agosto de 1977 a la edad de 42 años) quizás no conozcan Heartbreak Hotel o Hound Dog, pero sí conocen su nombre. Incluso después de todo este tiempo, la cultura sigue tuteándose con Elvis.
Pero aun con todos sus singles número 1 en ventas (18, incluyendo 11 ininterrumpidos), todos sus álbumes de éxito (14 recibieron un disco de oro o de platino) y toda su evidente influencia sobre la música popular, la vida y el legado de Elvis Presley siguen siendo complejos, en especial en lo referente a su fe cristiana, a la que aseguraba ser devoto pero que no siempre seguía del todo bien.
“He leído muchas biografías de personas cercanas a él que decían que Elvis siempre estaba en conflicto con Dios”, dice Mark Macias, quien escribió The King: The Final Hours, una obra para teatro de inminente estreno y que especula sobre cómo podrían haber sido los últimos momentos de Elvis en la tierra. “Quería dar su talento a Dios, pero el mundo era demasiado tentador como para resistirse”.
La relación de Elvis con Dios comenzó temprano. Él y su familia asistían a la Iglesia de la Primera Asamblea de Dios en el este de Tupelo, Mississippi.
Fue bautizado dos veces cuando era niño, una vez en Tupelo y otra vez cuando era adolescente por un pastor pentecostalista unicitario en Memphis (fue bautizado una tercera vez, esta vez póstumamente, por la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días).
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Según todos los relatos, Elvis era profundamente religioso.
“Creo en la Biblia”, dijo en una ocasión. “Creo que todo lo bueno proviene de Dios. No creo que yo cantara como canto si Dios no hubiera querido que lo hiciera”.
Para Elvis, el cristianismo y la música estuvieron íntimamente entrelazados desde el principio de su vida.
Su madre, Gladys, dice (en una historia reproducida por Beliefnet.com) que incluso cuando era pequeño Elvis se sacudía de su regazo durante los servicios y corría al frente de la iglesia para ver cantar al coro, a veces imitando también sus movimientos.
Lisa Marie Presley, la hija de Elvis, dice que el góspel era “sin duda” su género musical favorito. “Parecía estar más apasionado y en paz cuando cantaba góspel”, escribió en el libreto de Where No One Stands Alone, un álbum de grabaciones de góspel de Elvis publicado a principios de este mes de agosto.
Y en el documental de 1972 Elvis On Tour, Elvis dice que incluso entonces —en las últimas etapas de su carrera— el góspel era una fuente constante de consuelo.
“Hacemos dos shows por noche durante cinco semanas [en Las Vegas]”, dijo. “Muchas veces subimos y cantamos hasta el amanecer, canciones de góspel. Crecimos con [el góspel]. Más o menos te tranquiliza la mente”.
Macias afirma que se crió amando a Elvis y que sus canciones góspel formaban parte de la banda sonora de su infancia.
“Hay una historia famosa sobre Elvis grabando un álbum de góspel”, cuenta Macias. “Cuando terminó, estaba llorando y todos en la habitación se emocionaron. Elvis luego dijo a todo el mundo que podía sentir a Dios directamente cuando interpretaba esas canciones góspel para Dios”.
Sin embargo, aunque la música góspel (cuyo nombre viene de gospel, ‘Evangelio’ en inglés) era una parte enorme e imperecedera de la vida de Elvis, el mensaje del Evangelio a veces se perdía entre el alboroto.
Cheryl Thurber, escribiendo para The Gospel Music Magazine, describió a Elvis como un “buscador espiritual”.
Y es que, aunque Elvis llevaba la Biblia consigo a todas partes, también leyó Autobiografía de un yogui y El profeta.
En el libro de Peter Guralnick Careless Love: The Unmaking of Elvis Presley, un relato de sus últimas dos décadas de vida, se cuenta que sus últimos meses los pasó en gran parte en reclusión, a solas, con la única compañía de una serie de libros de espiritualidad.
“Todo lo que quiero es saber la verdad, conocer y experimentar a Dios”, declaró una vez, según afirma Christian Today. “Soy un buscador, esa es mi esencia”.
No obstante, incluso las búsquedas más sinceras pueden desviarse. La fama y la fortuna pueden ser un detrimento para la fe.
Elvis, que nació en una casa de dos habitaciones en Tupelo, llegó a tener acceso a innumerables tentaciones durante su descomunal carrera.
Sabemos, tristemente, a dónde llevaron esas tentaciones: cuando murió, tenía un grave sobrepeso y abusaba de un surtido de drogas.
“El aislamiento suscita el abuso de drogas”, aseveró el difunto músico Tom Petty en el documental biográfico de dos partes de HBO, Elvis Presley: The Searcher.
“Debió de sentirse muy solo, eso lo sabemos. Hay un punto en el que tienes éxito y te vuelves muy rico, y llega un día en el que te das cuenta que nada de eso te hará feliz. Él sabía que tenía que encontrar algo, pero creo que se rindió”.
Sin embargo, Macias especula que, en sus últimas horas, Elvis regresó a la fe, un regreso que se relata en su obra de teatro (que tendrá un preestreno limitado en el teatro The Producers Club el 17 de octubre, en Nueva York).
“Creo que en sus últimas horas, Elvis Presley le pidió a Dios que le perdonara”, afirma. “Sabía que cometió errores en la vida y se arrepintió de algunas de las decisiones que tomó. Durante sus horas finales, sí sabemos que Elvis fue a su piano y tocó canciones de góspel. Dudo que tocara canciones góspel en su piano todas las noches, así que ¿quizás ese acto nos da alguna indicación de que Elvis estaba llamando a Dios? Yo creo que sí”.
“La mayoría de los artistas son sensibles”, continúa Macias. “Así es como creamos. Nos adentramos en lo profundo de nosotros mismos y sentimos. Elvis fue un gran artista y cantante porque sabía cómo profundizar en su espíritu y conectar con un poder superior. Personalmente, creo que aprendió eso en la iglesia cuando era niño y que nunca le abandonó”.
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