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Descubre Viena, el corazón de Europa

RATHAUS
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Dolors Massot - publicado el 13/08/18
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La Ópera, las pinturas de Klimt y el Museo de Historia de Arte son imprescindibles para el viajero amante de la cultura.Viajar a Viena es ir al corazón de Europa. Austria hace frontera en la actualidad con 7 países: en el sentido de las agujas del reloj, desde las 12, Chequia, Eslovaquia, Hungría, Eslovenia, Italia, Suiza y Alemania. La Historia ha hecho que el territorio varíe en muchos momentos, de forma que sus gentes están acostumbradas a la acogida y a la diversidad cultural.

No hay que olvidar que es la puerta a los países de Europa del Este, y que en el pasado fue la capital del Imperio Austro-Húngaro. Los vieneses son de profundas raíces católicas, amantes de la música clásica, la ópera y la naturaleza. 

A diferencia de otros lugares del mundo, el turista que viaja a Viena es de nivel cultural, tranquilo y educado. La ciudad es calmada, la atraviesa el Canal del Danubio (que es navegable) y posee infinidad de jardines que son casi bosques.

La urbanización de la ciudad es muy práctica, porque en torno al casco antiguo se construyó un “Anillo” (Ringstrasse) que es un amplio paseo circular por el que puede uno trasladarse en tranvía mientras a un lado y a otro ve edificios señoriales, entre ellos el barrio de los Museos, la Ópera, el Ayuntamiento (Rathaus) y el Parlamento. El metro también ofrece esta estructura circular en una de sus líneas y es muy cómodo y rápido desplazarse de un extremo a otro de Viena.

Si uno quiere vivir como un vienés, recomendamos una estancia mínima de una semana en la ciudad. Puede combinar las visitas a las iglesias y museos con paseos a pie (o en bicicleta) por algunas áreas de la ciudad que así se conocen mejor, como el casco antiguo medieval, el barrio judío o la zona del Canal del Danubio.

Hay que tener en cuenta que algunos museos de Viena contienen grandes colecciones, de modo que sus visitas pueden ser de un día completo o incluso más.

En este artículo disponen de una galería fotográfica de los lugares imprescindibles para anotar en su cuaderno de viaje. Además, no se pierdan

Iglesia de San Carlos Borromeo. A este santo se invocó la protección contra la peste. Su templo, de 1713, es uno de los más hermosos de Viena, desde las dos columnas exteriores similares a las de Trajano hasta los frescos del interior.

En Viena es frecuente encontrar programación de conciertos en diversas iglesias y los precios son diversos e incluso gratuitos en algunos casos. Suelen tener carácter benéfico.

Palacios de Sisí. Para los amantes de la Historia y de la fantasía romántica en torno a la Emperatriz Sisí, no pueden faltar las visitas a los Palacios de Invierno y de Verano. Verán las estancias, las vajillas, el mobiliario, etc.

Prepara el viaje con cine. Si quieren preparar un viaje a Viena, además de las guías de viaje apunten dos recomendaciones. Son dos películas:

  1. “El tercer hombre”, de Orson Welles, porque en el Pratter (parque de atracciones) se rodó la famosa escena de la noria, que todavía hoy puede visitarse.
  2. “La dama de oro”. Un magnífico filme protagonizado por Helen Mirren en torno a una obra de Klimt robada por los nazis. La película permite ver lugares emblemáticos de la ciudad.

Y para los amantes del dulce, Viena ofrece la tarta Sacher, creada por Franz Sacher en 1832. Solo unos pocos pueden alojarse en el Hotel Sacher, pero puede resultar deliciosa una visita al hotel y un paseo por la tienda donde venden sus pasteles entre otros productos.

Los cafés. No hemos hablado de algo imprescindible en la cultura vienesa: los cafés. Muy recomendables a cualquier hora del día, los cafés vieneses han acogido gran parte del siglo XIX y XX. Poseen encanto, invitan a la lectura y a escuchar (muchos ofrecen música de piano en directo) y le recuperan a uno de una lluvia o de una tarde fría.

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