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Tras un accidente este campeón de atletismo compite con otra perspectiva

BRUNO HORTELANO
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Dolors Massot - publicado el 10/08/18
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No alcanzar la medalla es ahora secundario para Bruno Hortelano, que sonríe al verse vivo y luchando de nuevo entre los “carros de fuego” que compiten en Berlín’2018“Estoy contentísimo, muy, muy satisfecho. Y os preguntaréis por qué, si no he ganado ninguna medalla. No he salido del hospital para ganar una medalla, salí del hospital para mejorar“. Quien así se manifestaba es Bruno Hortelano, un atleta de nacionalidad española que ayer quedó 4º en la prueba de 200 metros lisos de los Juegos Europeos que estos días se disputan en Berlín.

“Para mí, como si fuera oro”, dijo Bruno, con una sonrisa de oreja a oreja que iluminaba el estadio.

BRUNO HORTELANO

brunohortelano.com (oficial)

Para el velocista, esta no llegó a ser su mejor marca personal y además quedó a una centésima del bronce, pero Bruno Hortelano valora de una forma especial todo lo que ocurre en su vida desde que tuvo un accidente de tráfico.

Un accidente en el que pudo morir

En septiembre de 2016, hace ahora dos años, iba de copiloto en un automóvil conducido por su primo por una autovía cerca de Las Rozas, en Madrid. Él no llevaba puesto el cinturón de seguridad y sacaba la mano por la ventanilla a pesar de que era una vía rápida. El conductor, que luego se vio duplicaba la tasa de alcoholemia, se quedó dormido al volante y el automóvil chocó contra la mediana y volcó.

BRUNO HORTELANO

Facebook Bruno Hortelano

Bruno en el hospital con su padre.

Bruno, que entonces era campeón de Europa, sufrió un fuerte impacto en la zona derecha del cráneo, contusiones en la rodilla y hubo que hacerle dos intervenciones para reconstruirle la mano.

BRUNO HORTELANO

brunohortelano.com (oficial)

Reapiarición de Bruno Hortelano tras su lesión. 400m En Tíncer, Tenerife

El guante le recuerda que está vivo

Aquel suceso le ha hecho madurar. El día en que regresó a una pista ante unos escolares, hace dos meses, le pareció que volvía a nacer. Para que no se le olvide lo ocurrido, decidió dejarse puesto el guante que le protegía la mano después de cada operación. Y es así como corre ahora.

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Ayer, después de llegar a la meta, declaró sentirse muy feliz. Y no era por medalla alguna. “Porque están mis padres aquí, y mi abuela, de 92 años, también”. Sus padres trabajan en Kazajstán y su abuela vive en Tarragona (España).

 

Y es que Bruno es un luchador que sabe aplicarse la lección.

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