Cuando el estilo de vida de los demás nos estimula para ser mejores y para seguir dando lo mejor de nosotros mismos, significa que estamos viviendo de manera constructiva nuestras relaciones con los demás. Si por el contrario nuestra serenidad se ve afectada por los resultados o el estilo de vida de los demás, quiere decir que aun tenemos que aprender a descubrir el valor de nuestra propia vida y a vivirla con la madurez de quien sabe que la calidad de nuestro comportamiento debe ser ante todo apreciado por nosotros mismos.Compararse con los demás es algo que nos puede venir de manera natural. Nuestra identidad se desarrolla durante los primeros años de vida y sobre todo durante la adolescencia mediante la aceptación de los demás, la comparación con los demás y el descubrimiento de uno mismo en esa comparación.
Todo es nuevo y compararnos con los demás es casi una necesidad para podernos adaptar al ambiente y al contexto en el que vivimos.
Pasando los años, una sana psicopedagogía nos propone estimular nuestro lugar de control interno. Es decir, los expertos nos animan a que nuestras motivaciones, decisiones, objetivos, estrategias en la vida nazcan de nosotros mismos.
Cuando el “locus of control” es externo, la fuente de nuestras decisiones no está en nosotros sino en los estímulos que nos llegan del exterior.
En este caso, superada la adolescencia, podemos evidenciar una falta de madurez en la vida, pues este tipo de actitudes demuestran que las riendas de nuestra vida están en manos de otras personas: el grupo social, el trabajo, las circunstancias del momento…
La comparación tiene ciertamente aspectos que pueden ser naturales y positivos:
- Cuando nos permite darnos cuenta de que existe una gran variedad de formas de pensar, sentir, actuar y vivir.
- Cuando nos sirve como guía o modelo para ciertos aspectos o cosas que deseamos aprender o cambiar.
- Cuando se presenta como un sano estímulo para seguir creciendo viendo que siempre se puede mejorar en algún aspecto de la vida.
Pero también puede ser negativa cuando es fruto de nuestra inseguridad e inmadurez y por ello:
- La utilizamos para devaluarnos o devaluar a la gente que nos rodea.
- La necesitamos para calificar a las personas como si fueran simples objetos.
- Nos provoca dolor y hace que nuestro bienestar dependa de los demás.
Algunos consejos para potenciar el crecimiento personal sin necesidad de compararse con los demás.
- Potencia tu autoestima. La autoestima puede describirse como la evaluación positiva o negativa de ti mismo. Todos tenemos días buenos y malos, y con frecuencia, la forma en que nos sentimos con nosotros mismos cambia diariamente para reflejar los eventos. La autoestima también puede verse como un aspecto estable de la personalidad que se desarrolla durante toda la vida.
- Identifica tus comportamientos comparativos. El comportamiento comparativo sucede cuando te comparas con los demás, sin importar si están en una posición superior o inferior. Por lo general, comparas las características positivas o negativas con las tuyas. A veces, las comparaciones sociales pueden ser útiles, pero los comportamientos comparativos negativos pueden dañar tu autoestima y el desarrollo sereno de tu vida.
- Concéntrate en lo que tienes. Cuando te des cuenta de que compararte con los demás no te sirve de nada, buscarás las medidas adicionales de tu éxito. Si empiezas a sentir y a expresar gratitud por los dones que tienes, dejarás de enfocarte en los demás y empezarás a enfocarte en ti mismo. Dedica más tiempo a enfocarte en lo positivo y bueno de tu vida. Podrías darte cuenta de que empiezas a notarlo más cuando no estás ocupado comparándote con los demás.
- Entiende que tú tienes el control de tu vida. Es muy difícil resistirte a compararte con los demás, pero al final tú tienes el control de tu vida. Tú tomas las decisiones para dirigir tu vida de una forma particular. Tú tomas las decisiones que son mejores para ti y no para nadie más.