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¿Qué puedes hacer si estás atrapado por una huelga en el aeropuerto?

WAITING

Shutterstock-Gabriel Petrescu

Dolors Massot - publicado el 25/07/18

Tú puedes hacer que las "horas muertas" de tensión a impotencia se conviertan en un tiempo aprovechado del que te vas a sentir orgulloso.

Acercarse al aeropuerto ya provoca su nivel de estrés cuando uno sabe que, precisamente coincidiendo con las vacaciones, hay convocatoria de huelga. Reza por dentro “Dios mío, que no me toque”, con la esperanza de que un golpe de suerte le meta en el avión y este despegue a la hora prevista.

Pero la huelga se aproxima como un maremoto a la costa, y mientras nos acercamos al mostrador para hacer el check-in nos invade la sensación de estar en el rodaje de “Lo imposible” de José Antonio Bayona: nos va a engullir el desastre.

El panorama que se avecina son unas horas, quién sabe si días, en las que no vamos a poder hacer lo que habíamos planeado. Eso ya de por sí es una faena.

Sin embargo, les propongo darle la vuelta a la tortilla. Esas “horas muertas” en el aeropuerto pueden convertirse en un tesoro según la actitud con que nos tomemos la situación.

AIRPORT
Shutterstock-JGA

Aquí van algunas ideas para convertirlas en algo positivo:

  1. Avisa a las personas que te esperan y así rompes la cadena de incomodidad que genera una huelga. Que tus familiares sepan que estás en el aeropuerto y no vas a llegar a la hora prevista, pero que estás bien. Diles que vas a tenerles informados en cuanto tengas novedades y que mientras tanto pueden consultar en la web del aeropuerto o de la compañía.
  2. Haz las llamadas necesarias para cancelar hoteles, rutas o restaurantes que habías reservado. Avisa del retraso y da una previsión cuando sea posible. Puede que así no pierdas todo tu dinero.
  3. Haber llamado a las personas con las que ibas a encontrarte y que estén avisadas rebajará tu tensión.
  4. En la era tecnológica, el móvil es una herramienta imprescindible. Comprueba la batería de qué dispones y chequea si llevas el cargador en la bolsa de mano. Localiza en tu entorno dónde hay un enchufe para poder cargar siempre que lo necesites.
  5. Una huelga es un momento precioso para mostrar nuestro espíritu de servicio. Mira a tu alrededor y verás si alguien necesita hacer una llamada y ya no dispone de batería en el celular, por ejemplo. Haz de secretario para las personas que no saben qué deben hacer en momentos así: si se bloquean, ayúdales a localizar a un familiar o un amigo. No todos tenemos la misma reacción ante la adversidad y hay personas que necesitan un apoyo exterior para desenvolverse.
  6. Sal de ti mismo y piensa en los que más necesitan ayuda: mamás y papás con bebés, personas mayores, discapacitados, personas que no hablan el idioma… También verás que hay gente sola que necesita a alguien cerca para poder explicar su preocupación. Escucharles en esos momentos es muy importante para ellos y es una forma de caridad. Recuerda esto: quizá no necesitan que les aportes una solución, sino que sencillamente les atiendas.
  7. Otra forma de solidaridad es informarse adecuadamente de los motivos de la huelga. Ya sé que en esos momentos uno no tiene ningunas ganas de hacer amistad con los que le echan por tierra unos preciosos días de vacaciones. Sin embargo, habrá que ver por qué han optado por esta medida que perjudica a miles de personas. Tal vez es su única forma de lograr salarios justos u horarios humanizados. Para informarte, pregunta a las personas adecuadas antes que crear una tertulia pública en las salas de espera.
  8. Recuerda que Dios también está en el aeropuerto. Te acompaña en el trabajo, cuando te levantas y cuando te acuestas, pero también Dios está contigo en estas horas de aeropuerto aparentemente banales. ¿Por qué no aprovechar para hacer oración? Puedes acercarte a la capilla del aeropuerto. Siempre nos quejamos de lo justos que andamos de tiempo. Pues precisamente ahora quizás vamos a disponer de un buen rato para leer el Evangelio, rezar por las intenciones que llevamos en el corazón y pedirle a Jesús por todos los que se encuentran en ese momento en el aeropuerto como nosotros. Recuerdo con mucho agradecimiento al sacerdote de la capilla del aeropuerto de Frankfurt que hace unos años me regaló un pequeño misal en 8 idiomas: como yo no sabía alemán, en esas pocas páginas iba lo imprescindible para comprender la Misa. Me sirvió para ese y otros viajes.
  9. Vive momentos de juegos y aprendizaje con los niños si viajas con ellos. Pueden aprender la ley de la gravedad, la fórmula de la velocidad o el sistema solar, ver aviones de cerca, observar uniformes del personal de distintas compañías aéreas… También es una ocasión para aprender idiomas gracias a la publicidad y los paneles de información. Llévate un cuaderno y lápices para que puedan dibujar, escribir y pintar si no queda más remedio que hacer cola.
  10. Dicen que los aeropuertos son cada vez más parecidos a una ciudad. Creo que exageran: son muy parecidos únicamente a una ciudad comercial. Las tiendas, el hecho de ver producto nuevo y la compra rebaja el nivel de estrés en un primer momento, cierto. Pero también una huelga se puede convertir en un reto para enfrentar y superar el consumismo. ¿De verdad necesito otro perfume, otro gadget para el móvil, otra t-shirt, otra bolsa de chocolates? Haz un ejercicio sano. Cada vez que se te ocurra que vas a comprar algo, mira el precio y deposita ese dinero en un bolsillo distinto al monedero. Verás qué alegría cuando al llegar a tu destino veas cuánto has ahorrado. Incluso podrás hacer algo especial con esa cantidad, como dar un donativo mayor que el habitual. Eso se llama templanza y nos permite ser solidarios con los que no tienen lo necesario.

Así que ya ven cuántas lecciones positivas y de mejora personal puedo sacar de una huelga en un aeropuerto. Felices vacaciones a todos.

Tags:
justicia socialsolidaridadtransporteviajes
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