Quieren protestar contra “el endurecimiento del corazón estadounidense”En la última reunión bianual de ll Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), decidieron ir con todo en contra de la política migratoria y de separación de familias de migrantes implementada por el presidente Donald J. Trump.
Lo han dicho fuerte y bajito: es bueno que haya fronteras seguras, pero no se puede, bajo ningún concepto, violar los derechos humanos de las familias, mucho menos separar a los niños pequeños de los brazos de sus padres porque son “ilegales”.
Para los prelados estadounidenses, la política migratoria de su país es una política fallida. Han estado machacando, una y otra vez, en la necesidad de una reforma migratoria integral, comprehensiva, que recupere la seguridad sin coartar la libertad.
Y para hacerse presentes en este debate, una delegación de obispos católicos de Estados Unidos encabezada por el presidente de la USCCB, el cardenal y arzobispo de Houston-Galveston Daniel DiNardo, visitará la frontera entre Estados Unidos y México este fin de semana.
Según la revista Crux, la delegación celebrará una Misa en la Basílica de Nuestra Señora de San Juan del Valle este domingo primero de julio.
Esta Basílica es emblemática pues se encuentra en el corazón del Valle del Río Grande, cerca de Brownsville, la zona de mayor número de cruces de migrantes mexicanos y centroamericanos. También, donde se encuentras los centros de detención de pequeños que han detonado las protestas de muchas organizaciones en Estados Unidos, incluyendo, desde luego, la Iglesia católica.
Además, la Basílica durante mucho tiempo ha sido un popular lugar de peregrinación para los católicos hispanos. Terminando la Misa, la delegación encabezada por el cardenal DiNardo, irá a visitar uno de los centros de detención del área de Brownsville.
No es la primera vez que los obispos se acercan a la frontera de EEUU con México para protestar por la política migratoria. Incluso Papa Francisco ha estado rezando allí. Ver galería
Ir con ellos, estar ahí
Durante la última reunión de la USCCB el Cardenal Joseph Tobin, arzobispo de Newark, Nueva Jersey, sugirió que los obispos enviaran una delegación para inspeccionar las instalaciones de detención de niños y, así, ofrecer “una señal física” de solidaridad con migrantes y refugiados.
Tobin –quien se ha distinguido por su acompañamiento a los migrantes en Newark, lamentó el “endurecimiento del corazón estadounidense” y recomendó que la delegación fuera “como una señal de nuestra respuesta pastoral y protesta contra lo que se está haciendo a los niños”.
En abril de 2014, el cardenal Sean O’Malley de Boston encabezó una delegación de ocho obispos en Nogales, Arizona, donde celebraron una Misa ante el muro de seguridad de seis metros de altura.
En febrero de 2016, el Papa Francisco visitó Ciudad Juárez, México, frontera con El Paso (Texas) y celebró la Misa en la frontera, donde consideró la migración forzada como una “crisis humanitaria”.
“Pidamos juntos a nuestro Dios el don de la conversión, el don de las lágrimas, pidamos que nos dé corazones abiertos como los ninivitas, abiertos a su llamado escuchado en los rostros sufrientes de innumerables hombres y mujeres”, suplicó. “¡No más muerte! ¡No más explotación! “, dijo el Papa en aquél entonces.
Los obispos estadounidenses han tomado esa determinación. Y han querido llegar hasta el lugar del sufrimiento de los pequeños y de las familias migrantes separadas, para decirles, como lo ha dicho el arzobispo de Los Ángeles, José H. Gómez, que están con ellos y que no los van a olvidar.
Con información de Crux