El Pontífice reflexionó sobre el significado del ‘Padre Nuestro’ en Ginebra, tierra del reformador Calvino
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“Padre, ayúdame a llevar una vida más sencilla”, instó a los católicos de Suiza, el Papa Francisco. Lo dijo durante su viaje a Ginebra que concluyó este 21 de junio 2018 con la misa para la comunidad católica en el Palexpo de la ciudad ante 40 mil personas.
“Pedir el pan cotidiano es decir también: “Padre, ayúdame a llevar una vida más sencilla. La vida se ha vuelto muy complicada. Diría que hoy para muchos está como “drogada”: se corre de la mañana a la tarde, entre miles de llamadas y mensajes, incapaces de detenernos ante los rostros, inmersos en una complejidad que nos hace frágiles y en una velocidad que fomenta la ansiedad”.
El Papa instó a rezar para ir contra corriente en la vida. “La elección de renunciar a tantas cosas que llenan la vida, pero vacían el corazón. Elijamos la sencillez del pan para volver a encontrar la valentía del silencio y de la oración, fermentos de una vida verdaderamente humana”.
Relaciones personales, no virtuales
“Elijamos – continuó – a las personas antes que a las cosas, para que surjan relaciones personales, no virtuales. Volvamos a amar la fragancia genuina de lo que nos rodea. Cuando era pequeño, en casa, si el pan se caía de la mesa, nos enseñaban a recogerlo rápidamente y a besarlo. Valorar lo sencillo que tenemos cada día, protegerlo: no usar y tirar, sino valorar y conservar”.
“Además, el «Pan de cada día», no lo olvidemos, es Jesús. Sin él no podemos hacer nada. Él es el alimento primordial para vivir bien. Sin embargo, a veces lo reducimos a una guarnición”.
Francisco instó a pedir a Dios una vida de “sencillez”, cuidando del que está a “nuestro alrededor”, “Jesús sobre todo y antes de nada”.
El milagro del Perdón
Asimismo, el Papa predicó sobre el perdón, presente en la oración universal del Padre Nuestro. “Perdón. Es difícil perdonar, siempre llevamos dentro un poco de amargura, de resentimiento, y cuando alguien que ya habíamos perdonado nos provoca, el rencor vuelve con intereses.
Pero el Señor espera nuestro perdón como un regalo. Nos debe hacer pensar que el único comentario original al Padre nuestro, el que hizo Jesús, se concentre sobre una sola frase: «Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas» (Mt 6,14-15)”.
Francisco destacó que el pedón es la cláusula vinculante del Padre nuestro. “Dios nos libera el corazón de todo pecado, perdona todo, todo, pero nos pide una cosa: que nosotros, al mismo tiempo, no nos cansemos de perdonar a los demás”.
Habló de una amnistía. Pues, Dios quiere “que cada uno otorgue una amnistía general a las culpas ajenas. Tendríamos que hacer una buena radiografía del corazón, para ver si dentro de nosotros hay barreras, obstáculos para el perdón, piedras que remover”.
“Y entonces decir al Padre: “¿Ves este peñasco?, te lo confío y te ruego por esta persona, por esta situación; aun cuando me resulta difícil perdonar, te pido la fuerza para poder hacerlo”.
Ama sin esperar nada a cambio
Francisco predicó sobre el perdón que renueva, hace milagros. “Pedro experimentó el perdón de Jesús y llegó a ser pastor de su rebaño; Saulo se convirtió en Pablo después de haber sido perdonado por Esteban; cada uno de nosotros renace como una criatura nueva cuando, perdonado por el Padre, ama a sus hermanos”.
Pues, “el perdón”, cambia el mal en bien. “El Padre es feliz cuando nos amamos y perdonamos de corazón (cf. Mt 18,35). Y entonces nos da su Espíritu. Pidamos esta gracia: no encerrarnos con un corazón endurecido, reclamando siempre a los demás, sino dar el primer paso, en la oración, en el encuentro fraterno, en la caridad concreta”.
E invitó, “ama sin esperar nada a cambio. Y él (Dios) derramará sobre nosotros el Espíritu de la unidad”.
Cada viaje papal incluye siempre un encuentro con la comunidad católica. Francisco celebrará la Santa Misa en el mismo Palacio de Exposiciones de Ginebra con católicos de toda Suiza que ya han agotado las 41.000 entradas disponibles.
Aunque Suiza es un país tradicionalmente protestante, la fuerte tasa de inmigración ha hecho que la proporción de católicos ascienda de forma constante, con cerca del 35 % de la población que se declara católica actualmente. Es decir, unos 2,5 millones de católicos.
A las 19.45, el Papa se despedirá de Suiza y a las 20 partirá el avión hacia el aeropuerto romano de Ciampino.