Este venezolano está en causa de canonización y circula un nuevo volumen que escudriña aspectos desconocidos sobre su vida
En medio de tantas dificultades por las que atraviesa el país, Dios está extendiendo su mano al conceder a Venezuela, casi de manera continua, beatas, santos y otros que van camino de los altares pisando firme. Sin duda, un mensaje del Cielo de que no estamos solos porque todos esos compatriotas, quienes nos han precedido al llegar ante el Padre, son intercesores firmes y constantes por la paz y la justicia para nuestro país. Entre ellos se encuentra un obispo que perdió la vida por odio a la fe durante la Segunda Guerra Mundial.
El nuevo volumen que publica de AB Ediciones, de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas (UCAB), es una contribución para favorecer una mejor comprensión de la vida de Salvador Montes de Oca y su tiempo que puede animar a otros investigadores a proseguir escudriñando aspectos desconocidos o poco estudiados en torno al obispo venezolano camino a la beatificación.
La causa de beatificación de tan insigne venezolano se inició en marzo del pasado año. La publicación que se estrena recoge una serie de trabajos de investigación que abordan su trayecto vital y ejecutorias de una manera profunda y bien documentada, incluyendo los detalles de sus momentos finales, dramáticos, llenos de testimonios de heroísmo y lealtad a su misión, hasta ofrendar su vida misma en el altar del máximo sacrifico. En medio del horror que significó ese episodio sufrido, cargado de rencor hacia la fe, era el que animaba a sus compañeros de infortunio a resistir con la mirada puesto solo en la vida eterna que les esperaba.
Monseñor Montes de Oca, expatriado por razones que combinaban factores políticos con envidias personales anidadas por los poderosos del momento, fue a dar a una Cartuja situada entre Italia y Alemania. A partir del instante en que el presidente Juan Bautista Pérez lo confinó al destierro, en octubre de 1929, comenzaron sus penurias marcadas por idas y venidas en un proceso de extrañamiento de su tierra y de su diócesis, donde era tan querido y admirado. En medio de la mayor austeridad posible vivirá allí, en la Cartuja, desde el 5 de octubre de 1942 adoptando el nombre de don Bernardo María.
Este insigne hijo de Carora nació el 21 de octubre de 1895. Siendo muy niño manifestó su devoción por los asuntos propios de la fe. En esos años, en el país, terminaban los días del Liberalismo Amarillo y llegaban los andinos al poder que ejercieron durante varios períodos con mano de hierro.
Desde que fue ordenado presbítero, el 14 de mayo de 1922, Salvador despuntó en medio de un clero escaso y mal preparado. Sobresalió por sus virtudes diversas siendo consagrado obispo de Valencia el 23 de octubre de 1927. De trato afable y cercano, mantuvo un verbo firme en pro de la moral, la justicia, la caridad y por predicar todo cuanto definía a la Iglesia católica.
El caso es que el 2 de septiembre de 1944, soldados del ejército nazi italiano, bajo las órdenes del comandantes de la Gestapo Max Simon y de la SS Hermann Langer, tomaron el monasterio y sometieron a los cartujos y a quienes, huyendo del hambre y los horrores de la guerra, allí se refugiaron. 12 cartujos, entre ellos Montes de Oca, son sacados del convento y conducidos hacia un galpón en Monte Magno di Camaiore. Luego de constantes vejaciones y torturas, el padre Prior y Mons. Salvador son ajusticiados entre el 6 y el 7. El hecho se conoce como la masacre de la Cartuja de Farneta di Lucca.
“Probablemente – asegura una de sus biógrafas y profesora de la UCAB, Marielena Mestas- en las extensas páginas que conforman la historia de la Iglesia católica en Venezuela pocas figuras alcancen reunir tantas circunstancias significativas en torno suyo como en el caso de monseñor Salvador Montes de Oca”.