“¿Por qué es necesario desplazarme hasta la oficina y trabajar allí si puedo hacer esta misma tarea desde casa?”. Es una de las muchas preguntas que se hacen los millennials cuando notan en sus carnes el peso de la costumbre en sus empresas.
La tradición mal entendida hace que se piense que solo realiza bien el trabajo alguien que está en su silla correspondiente en la oficina. Si no “fichas” y no “calientas” la silla, no estás suficientemente entregado a la empresa.
Pero en los últimos años, por suerte, las cosas han cambiado y los millennials operan según un plan no imaginado por sus reclutadores.
En las “Big Four”, las cuatro mayores consultoras del mundo, que son PriceWaterhouseCooper, KPMG, Ernst & Young y Deloitte, exigen dedicación completa y mucho más… pero los jóvenes ya no están dispuestos a cualquier cosa como antes.
Se acabó eso de “no tener vida personal”
Estas macrocontratadoras, que suman decenas de miles de ejecutivos en todo el mundo, seguían una pauta que hasta hace poco funcionaba: la empresa te ofrecía un puesto de trabajo, buen sueldo, posibilidad de hacer currículum y oportunidades de ascender, a cambio de lo que se conoce vulgarmente como “no tener vida personal”, esto es, muchas horas extras cada día, de lunes a domingo.
Trabajar en una consultora así obligaba a sacrificar planes personales, saber que en cualquier momento se pueden ir al traste las vacaciones, etc.
Y esto sigue ocurriendo. Pero la diferencia está en que los millennials han visto el alto precio que han tenido que pagar sus padres por esta situación y no quieren pasar por lo mismo. No quieren arruinarse como personas.
Los reclutadores de las “Big Four” notaron que los millennials no están tan dispuestos a sacrificar su vida personal. Ya no vibran con los eventos de reclutamiento que ofrecen las Universidades, preguntan si se respetan los horarios y los fines de semana… Su vida personal (su familia, sus amigos, sus aficiones…) merecen atención y no es broma.
Los millennials no se callan y se quejan
En PriceWaterhouseCoopers, observaron dos fenómenos. Uno, que en 2013 su plantilla estaba compuesta por millennials en dos tercios. Dos, que los millennials se quejan a la empresa cuando hay un exceso de horas extra o notan que se recorta su vida personal o no se facilita la conciliación con la familia o sus aficiones.
Un tercer aspecto también es relevante: los millennials manifiestan ser tan entregados como los trabajadores de la generación anterior, aunque aquellos no protestaban si había que hacer muchas horas extras o se quedaban sin plan de salida del sábado y el domingo.
Resultados del estudio
Este tercer aspecto no se descubrió hasta que PriceWaterhouse Coopers promovió un estudio juntamente con la Universidad de California del Sur y la London Business School. Participaron 44.000 trabajadores. Y fue esa constatación la que ha hecho cambiar la cultura de la empresa.
- Los millennials son tan buenos trabajadores y tan entregados a los objetivos de la empresa como sus antecesores.
- Los millennials prefieren trabajar desde casa si esto es posible y no merma los beneficios de la empresa ni va en detrimento de sus éxitos.
- Los millennials prefieren acomodar sus horarios de trabajo de modo que puedan disfrutar de la familia, los amigos y el deporte u otras aficiones.
- Muy importante: el resto de trabajadores (no millennials) pensaba lo mismo que los millennials pero no se atrevía a expresarlo.
Plan de flexibilidad horaria
En 2011 y 2012, PriceWaterhouseCoopers puso en marcha un plan de flexibilidad horaria. En la actualidad, seis años después, el 90% de la plantilla se acoge a este plan de un modo u otro.