Como bendiciendo la frontera entre la Argentina y Chile, en el Cruce de los Andes, se erige en el Cerro Santa Elena de Mendoza un Cristo Redentor imponente a 3854 metros sobre el nivel del mar, con sus siete metros de alto, por sobre otros seis de granito, y cuatro toneladas de peso. "Se desplomarán primero estas montañas, antes que argentinos y chilenos rompan la paz jurada a los pies del Cristo Redentor", se reza a los pies de esta imponente imagen, símbolo de la siempre anhelada fraternidad entre los países hermanos.
Inaugurado un 13 de marzo, el monumento a Cristo Redentor es un símbolo de paz al que invocaron los sudamericanos desde entonces, y que es ícono inesperado, además, de una intensa relación con de estos países con los Sumos Pontífices.
El monumento fue concebido como un homenaje a León XIII, que instaba a una mayor devoción al Cristo Redentor para mantener la paz en el mundo.
La preocupación por un conflicto entre Argentina y Chile nace prácticamente con el nacimiento de ambos países, y el obispo de Cuyo (Argentina) a principios del siglo XX, monseñor Marcolino del Carmelo Benavente, impulsó esta imagen para honrar la paz entre los dos estados.
La encargó al escultor Mateo Alonso, quien utilizó el bronce de las armas del histórico Ejército de los Andes. La obra, presenta a Jesús con su pie derecho sobre un globo terráqueo y una cruz en su mano izquierda. Fue terminada en poco tiempo, pero distintas negociaciones diplomáticas postergaron su traslado desde Buenos Aires hasta la Cordillera. Fue la insistencia de una laica, Ángela de Oliveira César de Costa, que logró movilizar las piezas políticas e iniciar el traslado.
Tras algunas intenciones por hacerlo en 1903 para el 25 aniversario del inicio de pontificado de León XIII, se inauguró el 13 de marzo de 1904, en un breve acto que el historiador Juan Balmaceda recuerda tuvo a tropas argentinas de lado chileno, y a tropas chilenas de lado argentino.
A este Cristo se encomendó especialmente la paz entre los países ante lo que fue varios años después, en 1979, el conflicto por el canal de Beagle. Nuevamente, los hermanos estuvieron al borde de la guerra, y fueron las gestiones del Papa Juan Pablo II, a través del recordado cardenal Antonio Samoré, las que evitaron lo que parecía inminente. Años después, durante la visita del Papa a la Argentina en 1987, Juan Pablo II estuvo tres horas en Mendoza. Por un momento se había soñado con trasladarlo al Cristo Redentor junto con los presidentes de Argentina y Chile y el cardenal Samoré, pero no fue posible.
El Papa hizo referencias durante su breve estancia en Mendoza al "monumento a Cristo Redentor, inaugurado hace más de ochenta años, enclavado en lo alto de la Cordillera, desde donde vigila y despliega su providencia protectora sobre ambos pueblos hermanos". "Ha sido Él, tenedlo por seguro, quien ha velado siempre, y de modo particular en estos últimos tiempos, para que se cumpla la hermosa leyenda allí estampada: ‘Se desplomarán primero estas montañas antes que argentinos y chilenos rompan la paz jurada a los pies del Cristo Redentor’",dijo el Papa en aquella ocasión.
Llegar al Cristo Redentor supone adentrarse en un sendero de montaña que garantiza bellísimos paisajes, y con el corazón predispuesto, mucha paz. La misma que desde la montaña el garante de la paz entre los hermanos custodia, arropado por dos inmensas banderas de la Argentina y Chile.