Educar en las emociones es la base para aprender a vivir juntos y aprender a vivir con los demás.
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Vivir juntos es descubrir al otro, valorarlo, tomar conciencia de las semejanzas y de la interdependencia entre todos los seres humanos.
La docencia no se limita a la enseñanza intelectual, su objetivo es la educación que contribuye al desarrollo global de cada persona: cuerpo y mente, inteligencia, sensibilidad, sentido estético, responsabilidad individual y espiritualidad.
Dimensión neuropsicológica
Joseph LeDoux, quien junto a Antonio Damasio, es el científico que le ha sacado más jugo a los aspectos emocionales de nuestra conducta, nos enseña sobre los dos caminos que realiza el cerebro para evaluar diversas situaciones, el camino corto (tálamo-amígdala) y el camino largo (tálamo- corteza).
El camino corto, cuando la situación que se presenta es muy peligrosa, la amígdala cerebral decide comandarla, actuando de inmediato y asegurando la supervivencia. La evaluación que realiza esta pequeña estructura, es rápida pero muchas veces imprecisa, lo que genera que nos equivoquemos.
El camino largo se extiende desde el tálamo hacia las distintas áreas de procesamiento de la corteza donde se reconocen y analizan las sensaciones provenientes de cualquier parte del cuerpo. Es ahí entonces donde, los magníficos lóbulos prefrontales, a partir de toda la información que reciben, pueden dirigir nuestra conducta hacia un fin y comprenden la atención, planificación, secuenciación y reorientación sobre nuestros actos.
Educar a nuestros lóbulos prefrontales nos guía hacia el desarrollo de la empatía, el conocimiento de nuestras propias emociones y la capacidad de desarrollarnos plenamente en sociedad.
La educación emocional en el día a día
Es fundamental educar con la emoción, aunque esta no sea una tarea fácil ni capaz de ser realizada por cualquiera.
Debemos comenzar por plantearnos:
- ¿Cuántas emociones podemos constatar en un dia?
- ¿Con cuántas mentes y mundos psicológicos nos encontramos a lo largo de nuestra cuotidianidad?
- ¿Cuántas sensibilidades diversas se puede encontrar dentro del propio nucleo familiar?
- Si somos esencialmente emocionales, ¿por qué nos cuesta tanto enseñar a descubrir y manejar las emociones?
- ¿Por qué no permitirnos creer que si somos capaces de crecer emocionalmente y permitirles a nuestros niños comprender y expresar sus emociones?
En la búsqueda de ser mejor día a día, en ese proceso de crecimiento, no debemos olvidarnos de la poderosa herramienta para el cambio que llevamos dentro.
Esta herramienta son nuestras emociones, nuestro combustible y el piloto de nuestra personalidad, que nos invitan a pensar que las cosas esenciales pueden dejar de ser invisibles a los ojos si comenzamos a ver tambien con el corazón sin reducir todo a nuestros análisis mentales.
Las emociones nos acompañan durante toda la vida. Dan color a nuestra vida personal y nuestras relaciones con los demás.
Son un termómetro para medir la calidad de vida nuestra y de las personas que nos rodean.
Gracias a las emociones recibimos de manera inmediata mensajes instintivos sobre todo el mundo que nos rodea. Por esto mismo, educar y educarnos en la identificación y gestión de las emociones nos ayudará a saber dar significado a cada momento que vivimos.