separateurCreated with Sketch.

Rescatado luego de tres días en el mar: “Nunca dejé de confiar en Dios”

RESCUED
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Esteban Pittaro - Aleteia Argentina - publicado el 15/02/18
whatsappfacebooktwitter-xemailnative

Al llegar a la orilla, los turistas lo recibieron con gran ovación Ocurrió en Punta Rasa, cerca de San Clemente del Tuyú, en la provincia de Buenos Aires. Marcos Tabarcachi es policía de Jujuy, al norte argentino, y tiene 29 años. Casado y con un hijo, estaba de vacaciones en una de las playas más norteñas del Mar Argentino. Inexperto, había salido con su kayak con la idea de navegar una hora y pescar. Pero el mar le jugó una mala pasada, le hizo perder el ancla, y no lo dejó volver.

Con un oleaje muy intenso, que después reconocería debiera haberlo persuadido para entrar, se fue alejando de la orilla y pronto perdió contacto con ella. “Fueron tres días muy feos, la primera noche fue la peor de todas, el oleaje era muy fuerte y sentía mucho frío. Ese día cuando amaneció ya había perdido contacto visual con toda la costa. Pude guiarme con el sol, sabía que a mi espalda estaba la orilla. Logre llegar a la orilla, estar a pocos kilómetros, pero las olas eran tan fuertes que otra vez me fui mar adentro, desde que amaneció hasta que se hizo de noche no deje de remar”, contó al canal TN.

Marcos no contaba ni con agua ni con ningún tipo de alimentos. Pasó mucha sed, pero sabía que no podía intentar tomar el agua del mar. Dormitando, soñaba con un vaso de jugo. Las noches fueron muy frías. Los momentos más intensos fueron cuando las olas dieron vuelta su kayak y casi pierde su remo. “Hice como diez intentos de darlo vuelta para subirme y no pude, así que opté por subirme al kayak dado vuelta y así quedé hasta que me encontraron”, declaró al canal de televisión.

En la costa, su esposa Carla activó inmediatamente la alarma. Prefectura Naval lo buscó intensamente. Sobrevoló el kayak de Marcos sin notarlo, cosa que a él le hizo pasar momentos de mucha angustia. Hasta que al divisarlo, se marcó la zona con una bengala, y un barco fue a rescatarlo. Pudo subir por sus propios medios al barco. Pero cuando hizo pie en el barco, su físico y la emoción hicieron necesario que los rescatistas lo sostengan en un abrazo que a él se le hará inolvidable.

También fue emocionante el arribo de Marcos, en bote, a la orilla. Los turistas lo recibieron con una ovación, que él no pudo responder ya que inmediatamente fue trasladado a un hospital para que se le realicen estudios y poder recuperar su buen estado. Ya allí, recibió numerosos llamados y, humilde, se mostró arrepentido por las molestias y el “lío” que armó. Pero pudo dar algunas entrevistas y contar la clave de su supervivencia en condiciones extremas:

“En todo momento confié en Dios, sabía que no iba a desampararme”, declaró a TN. “No me daba por vencido. Pensaba en mi familia y en poder salir. Nunca dejé de confiar en Dios, fue un milagro”, declaró a la radio FM Cielo, en la que también expresó que recibió mucha fuerza de parte de todos los que rezaron por él.

¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.