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Joy Mangano, de ama de casa a empresaria multimillonaria

JOY
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Adriana Bello - publicado el 07/02/18
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Porque a veces nada como la propia experiencia para las grandes ideasCuando la vida de una mujer gira en torno al hogar, socialmente se le percibe como “estancada” a nivel laboral.

Pero la norteamericana Joy Mangano rompió ese estereotipo justamente utilizando su experiencia en casa para crear grandes inventos que facilitaran desde la limpieza del suelo hasta el orden en los clósets con colgadores para todo tipo de ropa.

 

No hay que ser madre para deducir que mantener la casa limpia con tres pequeños es una tarea titánica pero Joy utilizó su creatividad para hacer su vida menos complicada, ideando accesorios para el hogar que hicieran sus labores más fáciles.

Ponía en marcha su imaginación. Desde desde niña le han encantado los inventos. Estando en la universidad trabajaba para una veterinaria y fue allí donde ideó un collar fluorescente para que los perros y gatos no se perdieran en la oscuridad. Nunca lo patentó y otra empresa lo lanzó al mercado un año después.

Su primer gran invento lo llamó “El Trapeador Mágico” y era básicamente una mopa que absorbía más por sus hebras de algodón y que tenía un mecanismo que hacía que no tuvieras que exprimirla con tus manos a la hora de enjuagarla.

Joy, de 34 años, estaba tan contenta con su invento que decidió arriesgarse y utilizó todos sus ahorros y pidió dinero prestado para crear 100 prototipos.

Los vendió, pero la ganancia no era mucha porque su proceso de producción era muy artesanal; además, el costo de las piezas que tenía que mandar a hacer aumentaba a una velocidad más rápida que la de ella.

Sus hijos, aún siendo pequeños, la ayudaban a ensamblar las mopas, pero ella sabía que debía dar otro paso si quería tener verdadero éxito.

Dos años después, logró conseguir una oportunidad de presentar su trapeador en un importante canal de ventas de televisión estadounidense, QVC, pero el ancla (un hombre que ni siquiera se interesó en conocer bien el producto antes) no supo hacerlo bien y fue un fracaso.

JOY

Debby Wong – Shutterstock

Joy pidió que, aunque no fuera política del canal, le dieran una segunda oportunidad y la dejaran a ella presentar su invento (de lo contrario, era ir directo a la bancarrota).

Se lo permitieron y logró vender 18 mil unidades en menos de media hora y ganó más de 10 millones de dólares en un año. Pudo industrializarse y hasta creó su propia empresa: Ingenious Designs.

Durante la siguiente década, siguió creando más inventos para el hogar y la mujer: colgadores de terciopelo para que la ropa no se deslizara, mini planchas a vapor para eliminar las arrugas de la ropa colgada, purificadores de aire para contrarrestar malos olores, zapatos deportivos con plataforma y un sinfín de artículos más que hoy a muchos de nosotros nos podrían parecer comunes, pero fueron inventados los últimos 30 años por ella.

Mangano vendió su compañía al canal de ventas de la competencia (aunque nunca dejó de ser gran amiga del ejecutivo de QVC que le dio su primera y segunda oportunidad, entendiendo que era una cuestión de negocios) pero se mantiene como presidenta, ayudando a decenas de mujeres que, como ella, tienen grandes ideas pero a veces sólo les hace falta alguien que las ayude a concretarlas y venderlas.

En 2015, llevaron su vida a la gran pantalla con el film Joy, protagonizado por Jennifer Lawrence y, aunque tiene muchos elementos de ficción, la esencia de su ingenio, paciencia, valentía, perseverancia y trabajo duro están allí.

“Soy afortunada de tener éxito, pero fue un camino largo y lleno de retos, así que trato que no sea así para muchas otras mujeres”, dijo Mangano en una entrevista donde también le aconsejó a todos los emprendedores: “Enfóquense en los pequeños logros durante el trayecto para que logren sus metas más pronto. Manténganse positivos, salgan y empiecen algo nuevo”.

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