Al oponerse públicamente a regular el matrimonio homosexual en su país, Fabricio Alvarado le dio un vuelco a la carrera electoralEl próximo 1 de abril, Costa Rica volverá a las urnas para elegir presidente. Ninguno de los trece candidatos que se presentaron el pasado domingo 4 de febrero a las elecciones, obtuvo la mayoría necesaria para gobernar el país centroamericano.
El resultado de la primera vuelta dejó al predicador evangelista Fabricio Alvarado, del Partido Restauración Nacional a la cabeza con 24.79 por ciento de los votos, seguido del ex ministro Carlos Alvarado, del Partido Acción Ciudadana, con 21.74 por ciento de los sufragios emitidos por los costarricenses., según lo dio a conocer el Tribunal Supremo de Elecciones.
La particularidad es que esta segunda vuelta electoral ha sido forzada por una decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH, con sede en San José, la capital de Costa Rica) en la que involucra dos cuestiones que, sin duda, van a influir en la segunda vuelta de Costa Rica y en las próximas elecciones de América Latina: la ideología de género y el llamado matrimonio igualitario.
El ascenso de uno de los dos Alvarado
Fabricio Alvarado, nacido en San José hace 43 años, se montó en la polémica decisión de la CIDH que, el 9 de enero de 2018, emitió una opinión consultiva para que se garanticen los matrimonios entre personas del mismo sexo en Costa Rica y en otras once naciones latinoamericanas.
Y es que Fabricio Alvarado, quien fuera católico practicante durante 15 años, forma parte activa de la Iglesia Centro Mundial de la Adoración y lidera junto con su esposa y madre de sus dos hijas Laura Moscoa un ministerio cristiano llamado “Metamorfosis”, que se opone a cualquier desvinculación de matrimonio como la unión de un hombre y una mujer.
Antes de la decisión de la CIDH, Fabricio Alvarado era uno más de los aspirantes a la presidencia, casi segura para el otro Alvarado, Carlos, el candidato oficial, o bien, para los punteros en las encuestas previas al 9 de enero: Juan Diego Castro y Antonio Álvarez Desanti.
Al oponerse públicamente a regular el matrimonio homosexual en su país, Fabricio Alvarado –quien también ha sido periodista y cantante de música religiosa– le dio un vuelco a la carrera electoral.
En menos de un mes alcanzo y rebasó a todos, forzando una segunda y decisiva vuelta electoral. En noviembre de 2017 apenas alcanzaba dos por ciento de las intenciones de voto de los costarricenses.
Otro disparador del debate
En Costa Rica, el Ministerio de Educación Pública había anunciado que este 2018 va a poner como obligatoria la materia de “Educación para la afectividad y sexualidad integral” que abordará temas como el placer y bienestar personal, derechos de poblaciones LGBTI y relaciones libres de violencia, entre otros.
Tanto la Iglesia católica como los evangélicos rechazan esta propuesta a la que han llamado una verdadera “guía sexual” para estudiantes de primaria y secundaria en el país, sobre todo porque en ella, dicen, se pretende imponer la ideología de género.
No obstante las protestas, lo que dio un giro al tema electoral fue cuando la CIDH respondió a la consulta que había hecho el gobierno del actual presidente Guillermo Solís sobre los matrimonios igualitarios.
La Corte dijo que se debía garantizar a las parejas del mismo sexo todos los derechos de las leyes costarricenses. Además, la CIDH estableció los mismos derechos de las parejas heterosexuales y pidió que las uniones homosexuales sean legalmente matrimonios. Cualquier otra denominación, subraya la resolución de la Corte, es discriminatoria.
Y esto fue lo que, finalmente, hizo que Fabricio Alvarado enviara las elecciones a la segunda vuelta. Aunque la moneda siga en el aire.