Candidata al Oscar a la Mejor Película de Animación Como suele decirse: si Vincent van Gogh levantara la cabeza para comprobar qué punto ha alcanzado su obra en las ruedas del capitalismo y del prestigio cultural, se quedaría mudo. Pero, al mismo tiempo, se llevaría algunas sorpresas agradables: y puede que una de ellas fuese esta película de animación, Loving Vincent, dirigida por Dorota Kobiela y Hugh Welchman, y que supone un acercamiento insólito en el género.
Dos particularidades llaman la atención cuando uno se dispone a ver este filme. El menos importante es el argumento: sus guionistas (los mencionados directores, Kobiela y Welchman, junto a Jacek Dehnel) han optado por presentarnos la estructura clásica de las novelas de detectives.
Todo comienza cuando, un tiempo después de la muerte de Vincent van Gogh, el cartero Joseph Roulin (voz y rasgos del actor especializado en comedia Chris O’Dowd) le pide a su hijo, Armand (Douglas Booth) que entregue la última misiva que Vincent (Robert Gulaczyk) escribió a su hermano, Theo (Cezary Lukaszewicz).
A partir de ese punto, Armand viaja por la región y se entrevista con diversas personas que conocieron y trataron al pintor: el doctor Gachet (Jerome Flynn, rostro habitual de la serie Juego de Tronos), su hija Marguerite (la célebre actriz Saoirse Ronan), su ama de llaves (Helen McCrory, a la que recordamos por Penny Dreadful y Peaky Blinders), un barquero (Aidan Turner), entre otras.
Las pesquisas ponen en tela de juicio si su fallecimiento se debió a un suicidio, a un asesinato o a una muerte accidental. Su indagación va configurando un bosquejo de Van Gogh, visto desde diferentes ópticas, como si asistiéramos a la historia oral de su vida.
La segunda particularidad es el modo en que está rodada. En los espacios publicitarios se nos dice que es la primera película de animación pintada por completo al óleo, con un resultado de unos “65.000 cuadros pintados con la técnica de Van Gogh a partir de escenas reales”.
Tantos los personajes como los entornos están basados en aquellos cuadros, filmando la imagen real con actores y decorados que imitan lo que se veía en las pinturas y cuyos fotogramas, posteriormente, fueron pintados a mano. En el proyecto, cuya duración ha abarcado en torno a diez años, han intervenido 125 pintores.
Todo esto convierte a Loving Vincent en una experiencia visual asombrosa, en algo que hasta ahora no habíamos visto: como si, tras entrar en un museo, las pinturas de los maestros cobraran vida, y los caballos y los pájaros se movieran y los hombres y las mujeres empezaran a hablar.
La película es un pequeño museo en movimiento sobre la vida y la obra de Vincent van Gogh, y sólo por eso, y por el trabajo y el esfuerzo que han costado, se merece los galardones que está obteniendo: es, además, candidata al Oscar a la Mejor Película de Animación, aunque se lo podría arrebatar Coco, que ya recibió el Globo de Oro en la misma categoría.
Es cierto que, al principio, a la mirada del espectador le cuesta acostumbrarse a los vaivenes de los trazos de cada pintura; una vez adaptado el ojo, hay que dejarse llevar y disfrutar de la experiencia. De la finura con que han sido reescritos los paisajes de Van Gogh, de la música compuesta por Clint Mansell, de los flashbacks en blanco y negro, del parecido entre los retratados y los actores.
No es la biografía definitiva del pintor, y sin embargo constituye un homenaje preciso, el de mostrar las luces y las sombras y los matices de un hombre enfermo contra el que toda la ciudad parecía haberse conjurado.
Ficha Técnica
Título original: Loving Vincent
País: Polonia / Reino Unidos / Estados Unidos
Director: Dorota Kobiela, Hugh Welchman
Guión: Dorota Kobiela, Hugh Welchman, Jacek Dehnel
Música: Clint Mansell
Género: Animación / Biografía
Duración: 94 min.
Reparto: Douglas Booth, Helen McCrory, Saoirse Ronan, Aidan Turner, Eleanor Tomlinson, Chris O’Dowd, Jerome Flynn, John Sessions, Holly Earl, Robert Gulaczyk, James Greene, Bill Thomas