Como cerca de 690.000 “dreamers” espera que el Congreso resuelva su situaciónEl sacerdote Rey Pineda (29 años de edad), quien ejerce su ministerio en la Misión Católica de Cristo Rey en la ciudad de Atlanta (Georgia), como cerca de 690,000 “Dreamers” que viven en Estados Unidos, está esperando que el Congreso resuelva su situación y pueda seguir en el país al que llegó de pequeño o ser deportado a México.
En septiembre de 2017, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció su decisión de cancelar el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés) que había puesto en marcha, en 2012, su antecesor Barack Obama.
Trump pidió al Congreso una solución para los “Dreamers” que alcanzaron a ser destinatarios del DACA –como el propio padre Pineda, el único receptor de DACA identificado públicamente que ha usado la autorización para convertirse en sacerdote católico —o, de lo contrario, estos jóvenes y jóvenes adultos que llegaron ilegalmente a Estados Unidos de la mano de sus familiares cuando eran niños, tendrían que ser deportados a sus países de origen.
Señor Jesús, mantennos aquí
Aunque en últimas fechas se ha especulado –por parte de Trump y de miembros de su gabinete—sobre una posible negociación que diera por resultado un camino hacia la ciudadanía de los destinatarios del DACA a cambio de 21,000 millones de dólares para construir el muro en la frontera con México, lo cierto es que el padre Pineda y mucho de sus feligreses, según consigna un largo reportaje del rotativo The Washington Post, siguen con el alma en un hilo y comparten la siguiente oración: “Señor Jesús, por favor no nos haga salir de Estados Unidos”.
El debate sobre los “soñadores” está en el centro de los debates en el Congreso y amenaza con “cerrar” la administración federal si los partidos representados en el Congreso no llegan a un acuerdo sobre el destino de estas 690,000 personas. Obviamente los Republicanos apoyan la moción de Trump de construir un muro para frenar la inmigración ilegal, mientras los demócratas están a favor de una vía hacia la ciudadanía de quienes consideran que tienen todo el derecho a ser estadounidenses.
En otras palabras, mientras los “Dreamers” viven con el Jesús en la boca (literalmente, porque el debate debe terminar lo más pronto posible a riesgo de cerrar la administración federal), los partidos políticos usan al padre Pineda y a sus feligreses indocumentados como una especie de carnada política. “Un lado cree que cualquiera que haya violado la ley para venir aquí en primer lugar no pertenece ahora (a estados Unidos). La otra parte cree en dar una oportunidad a las personas que vinieron aquí cuando eran niños y ahora están involucrados en las comunidades estadounidenses”, dice The Washington Post.
Y el mismo debate está en la Misión de Cristo Rey en Atlanta, entre quienes asisten a Misa los domingos, oficiada por el padre Pineda. El Estado de Georgia, como todo el sureste de Estados Unidos, presenta una doble cara del catolicismo: miles de inmigrantes hispanos, principalmente mexicanos, y también miles de sureños blancos conservadores. “Es un conflicto sobre los principios, como la equidad y la cultura, y la bienvenida y la seguridad, y el perdón. Pero también es un conflicto sobre qué debería ser de su sacerdote” dice, en su nota, The Washington Post.
Lo que Dios le está pidiendo
Rey Pineda llegó a Estados Unidos a los 2 años de edad. Primero en Los Ángeles (California) y luego en Atlanta, a los 16 años decidió ser sacerdote católico. Aunque no tenía documentos, la Iglesia lo protegió y estudió la filosofía en el Southern Catholic College, y luego dos años más en el seminario. En ese momento, el director de vocaciones lo sentó y le dijo que la Iglesia no lo ordenaría porque no tenía documentos.
“Pineda siguió estudiando de todos modos, creyendo que de alguna manera, Dios proporcionaría un camino hacia el sacerdocio. Y luego apareció uno, en la forma de una orden ejecutiva. El entonces presidente Barack Obama creó Acción Diferida para Llegadas en la Infancia justo a tiempo para que Pineda se convirtiera en sacerdote”, sigue describiendo el rotativo estadounidense.
El padre Pineda estaba convencido que su ministerio iba a ser con los inmigrantes, como él. Pero ahora, ante la mirada de muchos fieles que lo ven como un “ilegal en el altar”, piensa que su ministerio exige que las familias católicas de Atlanta conozcan a un “Dreamer” y, a partir de su historia, sepan que son “tan estadounidenses” como lo son ellas.
“Lo que Dios me estaba pidiendo era trabajar con la comunidad no inmigrante, para poder difundir algo de luz sobre este tema y poder cambiar los corazones”, dice. “Ponerle rostro y también ser su sacerdote es un buen lugar para estar”, dijo a The Washington Post el padre Pineda.