Hace setenta años, el descubrimiento de los manuscritos de Qumran cambiaron la historia de la Biblia
Entre ellos se encontraron los manuscritos más antiguos de la Biblia judía nunca conocidos. Pertenecían probablemente a la comunidad de esenios del lugar, perecida por mano de los romanos en el siglo I después de Cristo.
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El Museo de Israel, en colaboración con Google, procedió a digitalizar los manuscritos y a publicarlos en red en 2011, en el sitio Digital Dead Sea Scrolls.
¿Por qué son tan importantes?
Antes del descubrimiento de los rollos del Mar Muerto, los manuscritos más antiguos de la Biblia en Hebreo estaban en el texto masorético del siglo IX. Los manuscritos bíblicos encontrados entre los rollos del Mar Muerto han trasladado la fecha hasta el siglo II antes de Cristo.
Antes de este descubrimiento, los manuscritos más antiguos existentes del Viejo Testamento estaban en griego antiguo, como por ejemplo el Codex Vaticanus y el Codex Sinaiticus. A pesar de que unos pocos manuscritos encontrados en Qumran difieren mucho del texto masorético, la mayor parte es idéntica.
Esto permite suponer, por tanto, que lejos de ser “recreaciones” posteriores, los textos del Antiguo Testamento se han ido transmitiendo durante siglos sin cambios sustanciales.
Los orígenes del cristianismo
70 años después del descubrimiento, expertos de todo el mundo discutieron recientemente en Bolonia (Italia) sobre las últimas novedades respecto a los manuscritos de Qumran. Según el profesor Corrado Martone, de la Universidad de Turín y entre los promotores del evento: “La gran mayoría de los textos de Qumran es conocida y pública. Setenta años después de los descubrimientos tenemos un cuadro completamente distinto, basado en fuentes de primera mano del Judaísmo del segundo Templo que es de alguna manera el periodo más vivo de la cultura judía, de la que nacerá el cristianismo y de la que nacerá el judaísmo contemporáneo, y por tanto, en las raíces de nuestra cultura occidental”.
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El grueso de los textos encontrados, sobre todo bíblicos, en Qumran, “confirma lo que muchos siglos después se convertirá en el texto masorético, es decir, el texto que aún hoy se lee en las sinagogas y el texto hebreo de la Biblia. Pero también ofrece la posibilidad de comprender el desarrollo que ha llevado a esta concretización del texto. Por tanto, es verdaderamente como ver en vivo el nacimiento del texto bíblico“.
La magia
Entre los manuscritos del Mar Muerto se encuentran testimonios interesantes para el estudio de la llamada “magia” judía. Por una parte, algunos textos normativos de la comunidad, el Documento de Damasco y el Rollo del Templo, contienen prohibiciones – que recuerdan en buena parte los preceptos de la Biblia – relacionadas con la práctica de varias artes calificables como mágicas y consideradas blasfemas y sacrílegas.
Por la otra, varias fuentes remiten a una concepción multidimensional del universo, poblado por ángeles y espíritus con los que es posible entrar en contacto mediante diversas técnicas, fórmulas y rituales específicos. Algunos fragmentos remiten a prácticas realizadas para exorcizar demonios y luchar contra calamidades naturales y enfermedades, a veces en recurrencia de determinadas celebraciones litúrgicas; otros fragmentos hablan de rituales de tipo adivinatorio, interpretación de los sueños y horóscopos, para preverlos y prevenirlos.
Las sectas judías
La primera generación de expertos de los Rollos del Mar Muerto había llegado al consenso sobre el hecho de que este movimento sectario, los esenios, surgió como reacción a las disputas sobre los sumos sacerdotes en la era de los Macabeos. La disputa entre el Maestro y el Sacerdote Malvado, recogida en el Pesharim, era considerada como el conflicto que había dado origen al movimiento.
En cambio, analizando los manuscritos, las sectas judías surgen un poco después, en el asmoneo (que marca el comienzo del Reino de Judea), a partir del 140 a.C., cuando los gobernadores asmoneos acordaron seguir las enseñanzas de los fariseos.
El origen misterioso
En lo que respecta al género literario desde su publicación, estos textos fueron clasificados como midrašim, o bien como targumim, o bien como apócrifos o pseudepigráficos. Con el paso del tiempo, muchos otros expertos han propuesto definiciones como ‘Biblia reescrita/parafraseada/ espandida/extractada’.
No obstante, el uso del término ‘Biblia’ no es unánimemente aceptado pues para muchos es un anacronismo. Así que ha hecho fortuna el término ‘parabíblico’.
Sigue siendo un misterio quiénes fueron realmente sus autores.
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