separateurCreated with Sketch.

Caritas Venezuela rescata 3.000 niños

whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Macky Arenas - publicado el 27/01/18
whatsappfacebooktwitter-xemailnative

Se presenta su informe de gestión 2017

Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.


Deseo donar en 3 clics

“Lo que más nos gratifica es haber demostrado que la ayuda humanitaria sí funciona, es posible y ofrece resultados que salvan vidas”, dijo Susana Raffalli, asesora de Cáritas, nutricionista especializada en gestión de la seguridad alimentaria, en emergencias humanitarias y riesgo de desastres. Ayer, presentaron al país los logros más importantes del llamado Proyecto Samán durante el año pasado. Raffalli comentó para Aleteia la experiencia que están viviendo.

Entre las iniciativas que han surgido, desde la solidaridad, para visibilizar y, en la medida de las posibilidades, atender, destaca el Proyecto Samán, impulsado por Cáritas-Venezuela, el cual asumió el monitoreo nutricional en favor de los más vulnerables. Se trata de una iniciativa de sobrevivencia infantil cuyo objetivo central es el bienestar de la población más desasistida del país mediante la provisión de servicios de nutrición y salud.

Y es que una de las caras más dramáticas de la crisis es la parte que toca a los niños. Es muy duro para los padres pero se ha convertido en una angustia que afecta a toda la sociedad, aunque las soluciones, que deben ser políticas de Estado, no puedan ser asumidas por grupos y menos por individualidades.

“Son experiencias estresantes y dolorosas en muchas ocasiones –relata Raffalli-, pero a la vez es un motor de dinamismo, fe y confianza entre la gente que la está pasando peor y para las voluntades que pudimos movilizar en función de esta labor”.

El programa comenzó en octubre del 2016 y el objetivo primero era la detección temprana, no sólo de los niños gravemente desnutridos sino de aquellos que estaban en riesgo de llegar a esa condición. “La idea era atajarlos allí y colocar una contención a su deterioro para que no avanzara”, explica la especialista. Entre ambos grupos hacían unos tres mil niños atendidos en un año. “Hay que decir que consideramos a éste nuestro principal logro concreto y humanitario. Salvamos la vida de estos niños”.

La magnitud de problema es tan grave que el asunto se ha convertido en titulares de cada día: mueren niños por aquí y por allá por desnutrición, por falta de medicamentos, por hospitales desprovistos, lo cual es una cruel realidad a la que no es posible habituarse ni conformarse. En este contexto de deterioro, especialmente del sistema alimentario, el logro de Cáritas se agiganta pues 2017 fue un año en el que la desnutrición se duplicó. Según la FAO y otras organizaciones, Venezuela es el país con peor desempeño alimentario en América Latina. “En este cuadro demostramos que la asistencia humanitaria sirve, es válida, nos obliga y que, al final, es un mecanismo de protección social hacia las personas más vulnerables durante una crisis de esta escala”.

En su primera etapa, este proyecto se implementó en cuatro estados: Miranda, Vargas, Zulia y Distrito Capital. Todo esto con la colaboración de Cáritas Francia, la Comisión Europea y la Confederación Suiza. El proceso se inicia en parroquias que operan como “sitios centinela” en los que, cada mes, se realizan jornadas para la evaluación de los niños y/o pesquisas a nivel de terreno para identificar los niños en necesidad que no pueden llegar a las casas parroquiales.

Como parte de los objetivos del proyecto Samán, se han tomado decisiones humanitarias con base en evidencias recabadas sobre la magnitud del daño nutricional que se está generando (especialmente en la población infantil) en las entidades objeto de monitoreo, dicho sea de paso con gran número de población en términos de distribución demográfica.

Bajo todo este proceso, también se da la opción -a aquellas comunidades que así lo solicitaren- de realizar una jornada médica para la distribución de medicamentos esenciales. De suma importancia es el plan de emergencia denominado “La Olla Comunitaria” como parte de un plan de contingencia desplegado mientras dure la situación.

A partir de este proyecto se consiguió otro beneficio colateral: entrar en lugares anteriormente vedados por causa de las bandas armadas y la delincuencia en general. “Los padres de estos niños se han ido del país y han dejado a los menores al cuidado de los abuelos, quienes son los que los traen a las jornadas de Cáritas”, cuenta Raffalli. Pero son acianos tan vulnerables con ellos por lo que están pensado extender un “brazo” de esta intervención para asistir también a los ancianos en situación de abandono.

Hace un año contaban con 10 mil voluntarios, hoy tienen 20 mil. Han integrado a todas las Cáritas, trabajando por un mismo objetivo. 2.800 hogares han sido atendidos. Más de siete mil niños evaluados. De 360 Cáritas parroquiales, el programa ha logrado que crezcan hasta 412. La gente, poco a poco, vuelve a confiar en un país donde nadie cree en nada ni en nadie gracias a Cáritas que entiende la caridad como siembra de esperanza.

Pero, sin duda, subrayamos lo más sorprendente del 2017: El Plan Samán logró rescatar de la desnutrición a 3 mil niños.” No preguntamos a nadie de qué color político es, actuamos de manera imparcial, sin pedir carnets ni poner condiciones de credo. Es un niño venezolano que hay que atender”, termina diciendo Susana Raffalli, con un entusiasmo que contagia.-

¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Aleteia vive gracias a sus donaciones

Permítenos continuar nuestra misión de compartir información cristiana y bellas historias apoyándonos.