En su último día en Chile, el Pontífice coronó a la Virgen del Carmen en la ciudad de Iquique
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El Papa presidió la misa en honor de Nuestra Señora del Carmen, Madre y Reina de Chile este 18 de enero de 2018 en el Campus Lobito, en la ciudad de Iquique, “tierra de inmigrantes” y “tierra de sueños”, recordó.
El Pontífice invitó a que siga siendo una tierra de “alegría cristiana” que no cierra puertas.
“Como María en Caná, busquemos aprender a estar atentos en nuestras plazas y poblados, y reconocer a aquellos que tienen la vida «aguada»; que han perdido —o les han robado— las razones para celebrar”.
En su última homilía en Chile, reiteró “el mensaje del Evangelio” que es “fuente de gozo (…)” y fiesta. Y en esta fiesta no se puede excluir a la familia migrante, el trabajador precario, el inmigrantes. En su homilía clamó por la justicia.
Desde el norte chileno, Francisco llamó al pueblo migrante, mestizo e indígena presente: “santuario de piedad popular” y “presencia amorosa y constante de Dios”.
El Papa aplaudió el clima de fiesta de la misa y mencionó el Evangelio (Jn 2,3) que presenta la acción de María en las bodas de Caná. “Y acercándose a su Hijo, las únicas palabras que le escuchamos decir son: no tienen vino (Jn 2,3)”.
“Estemos atentos a todas las situaciones de injusticia y a las nuevas formas de explotación que exponen a tantos hermanos a perder la alegría de la fiesta”.
Destacó su religiosidad que aseguró engendra actitudes interiores: “paciencia, sentido de la cruz en la vida cotidiana, desapego, aceptación de los demás, devoción”. Por ello alertó ante tres situaciones:
- Estemos atentos frente a la precarización del trabajo que destruye vidas y hogares”.
- Estemos atentos a los que se aprovechan de la irregularidad de muchos inmigrantes porque no conocen el idioma o no tienen los papeles en «regla»”.
- “Estemos atentos a la falta de techo, tierra y trabajo de tantas familias. Y como María digamos con fe: no tienen vino”, dijo el Papa.
Más adelante insistió: “Aprovechemos también a aprender y a dejarnos impregnar por los valores, la sabiduría y la fe que los inmigrantes traen consigo”.
Migrantes
Iquique en aymara, “tierra de sueños”, tierra de migrantes; “gente de distintos pueblos y culturas”. “Gente que han tenido que dejar a los suyos, marcharse”, dijo el Papa.
Personas que luchan por una vida mejor, “acompañada de mochilas cargadas con miedo e incertidumbre por lo que vendrá”.
“Iquique es una zona de inmigrantes que nos recuerda la grandeza de hombres y mujeres; de familias enteras que, ante la adversidad, no se dan por vencidas y se abren paso buscando vida”.
Los migrantes “son ícono de la Sagrada Familia que tuvo que atravesar desiertos para poder seguir con vida”.
María mujer concreta
Y así, María anda por nuestros poblados, calles, plazas, casas, hospitales. Mujer concreta que sabe lo que pide. El Papa pidió a los fieles de decir como María cuando le falte el vino a los más necesitados y los últimos.
Al final, el Papa rezó para que María, “bajo las distintas advocaciones de esta bendecida tierra del norte, siga susurrando al oído de su Hijo Jesús: ‘no tienen vino’, y en nosotros sigan haciéndose carne sus palabras: hagan todo lo que Él les diga”.
Durante la celebración, el Pontífice rocío con agua bendita la representación de la Virgen del Carmen y la corona y, sucesivamente, la coronó.
Al final de la ceremonia, monseñor Guillermo Patricio Vera Soto, Obispo de Iquique, dirigió un saludo al Santo Padre.