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Las secuelas del aborto, en un informe demoledor
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Muy lejos del planteamiento feminista que proclama los supuestos y liberadores beneficios para la mujer que decide poner fin a la vida engendrada en su vientre, un nuevo estudio constata las secuelas del aborto en un informe demoledor que muestra, entre otras cuestiones, el testimonio de diferentes mujeres que pasaron por ese trance:
“Morí con cada aborto, terminé siendo una drogadicta y alcohólica”; “llevo el dolor de un niño perdido para siempre”; “mi hijo está muerto y por mi propia elección”; “las consecuencias del aborto son destructivas para el alma”; “me volví promiscua y me alejé de Dios”.
Estas son algunas de las afirmaciones que cita el estudio ‘Mujeres que sufrieron emocionalmente por el aborto: una síntesis cualitativa de sus experiencias, dirigido por la doctora Priscilla Coleman, profesora de la Bowling Green State University, de Estados Unidos, y publicado a finales de 2017 en The Journal of American Physicians and Surgeons,
“Sus respuestas distan mucho de ser simples y hacen referencia a temas que no reflejan la retórica feminista contemporánea”, advierten en su informe los investigadores.
“En general las mujeres no hablaban de empoderamiento, capacidad de controlar sus destinos reproductivos, liberación de parejas abusivas, necesidad del aborto para ser competitivas en el lugar de trabajo, etc. Al contrario, muchas mujeres dicen que no tuvieron beneficios personales tras la experiencia” de haber abortado a sus bebés, destaca el estudio.
Cabe recordar que en informaciones anteriores sobre estudios dirigidos por la propia doctora Coleman, ya advertíamos sobre los riesgos de salud mental que afectan a mujeres que se someten a un aborto; o de cómo el riesgo de suicidio aumenta más de un 150% en mujeres que abortan, entre otras secuelas post-aborto.
Ningún beneficio y muchas pérdidas
“Muchas mujeres (algo menos del 32% de las 987 que participaron) no expresaron ningún beneficio personal” tras haber abortado, y lo único positivo que les aportó tiene que ver con una nueva actitud de arrepentimiento ante la vida: “crecimiento espiritual, participación en esfuerzos provida, y llegar a otras mujeres que estaban considerando el procedimiento o habían abortado”, señala el estudio.
Sin embargo, los aspectos negativos o pérdidas tras un aborto son muchos e “incluyen sentimientos profundos de pérdida, preocupaciones existenciales y disminución de la calidad de vida. Más específicamente, los negativos comunes incluyen sentimientos sobre la terminación de una vida, arrepentimiento, vergüenza, culpa, depresión, ansiedad, autoevaluaciones comprometidas y comportamientos autodestructivos”.
Además, el estudio añade estos datos: “entre los 987 encuestados, el 13% informó haber visitado a un psiquiatra, psicólogo o consejero antes del primer embarazo que resulta en un aborto, en comparación con el 67,5% que buscó esos servicios profesionales después de su primer aborto”.
Al mismo tiempo, “solo el 6,6% de los encuestados informó haber usado medicamentos recetados para la salud psicológica antes del primer embarazo que terminó en aborto, en contraste con el 51% que informó del uso de medicamentos recetados después del primer aborto”.
“Respecto a los posibles factores de riesgo de reacciones adversas a aborto, el 58,3% de las mujeres informaron de haber abortado para hacer otros felices; el 73,8% no estuvo de acuerdo con que su decisión de abortar estuviera completamente libre de presión, incluso sutil, de los demás para abortar; el 28,4% había abortado por temor a perder a su pareja si no abortaba; el 49,2% informaron creer que el feto era un ser humano en el momento del aborto; el 66% dijo que sabían en sus corazones que estaban cometiendo un error cuando se sometieron al aborto; el 67,5% reveló que la decisión de abortar fue una de las decisiones más difíciles de sus vidas; y el 33,2% se sintió conectado emocionalmente con el feto antes del aborto”, concluye el estudio en este apartado.
¿Lo positivo? Del arrepentimiento a la búsqueda espiritual
A continuación, el informe detalla los resultados de la encuesta en cuanto a cuáles son “los aspectos positivos más importantes” tras su decisión de abortar, con el porcentaje de entrevistados que corresponde a cada una de las siete respuestas; así como un breve resumen de su testimonio.
- Ninguno: 243 (31.6%) (Además, 218 de 987, 22%, no dieron respuesta): “Ninguno, no hay aspectos positivos. Mi vida no es mejor, es mucho peor. Llevo el dolor de un niño perdido para siempre”.
- Vida espiritual profundizada (encontrar perdón, paz, curación): 135 (17,5%): “Lo único positivo es que me ha traído a mi final y me puso de rodillas ante Dios. Me atrajo hacia Él a través de su interminable perdón, misericordia y gracia”.
- Comprometido con el trabajo de crisis en los embarazos: 102 (13.3%): “Como voluntaria de CPC (centro de embarazo en crisis), he podido convencer a la mayoría […] de al menos esperar hasta que puedan ver un ultrasonido antes de tomar sus decisiones”.
- Compartir la experiencia del aborto por escrito u oralmente: 70 (8.9%): “Encontré mi vocación en la vida y renové mi dedicación a la educación. Siento como si mi historia, cuando tengo el coraje de contarla, ayuda a la gente a saber que no juzgo y soy alguien en quien pueden confiar. Espero que alguien aprenda de mi locura”.
- Comprometido a ayudar a las mujeres a recuperarse de un aborto experiencia al compartir el perdón y el amor de Dios: 63 (8.2%): “Entiendo el dolor y puedo relacionarme con el dolor y puntos de decisión difíciles de otras mujeres”.
- Conversión al cristianismo, conocer a Cristo personalmente: 58 (7.5%): “Me he enfrentado a mi pasado, sentí las emociones y he llorado mis pérdidas, experimentado ira y perdonado a otros por su participación”.
- Activo en el movimiento provida: 49 (6.4%): “He encontrado el perdón por mi aborto, he llevado a otros a encontrar la curación y el perdón de sus abortos”.
En sentido contrario, la encuesta también plantea la pregunta de “cuáles son los aspectos negativos más importantes” que les trajo su decisión de abortar. Este es el resumen.
- Se llevó una vida/pérdida de una vida o vidas: 187 (23.7%): “Mi hijo está muerto y por mi propia elección. Yo he gastado años de ira, vergüenza y dolor. Me dañó la relación con mi esposo, mis hijos y mi Dios. Durante 30 años no hablé de él a nadie, pero a mi esposo mi dolor lo abrumó y lo dejó impotente y avergonzado. Durante años lloré todos los domingos en la iglesia, experimenté depresiones oscuras, pensamientos de suicidio y destellos de ira. Mi relación con mis niños era desequilibrada”.
- Depresión: 114 (14.4%): “Estuve muy deprimida durante años después del aborto. […] No trabajé durante 2 años después del aborto y no tenía energía para hacer nada. Me tomó alrededor de 3 años obtener motivación para comenzar a vivir algo así como una vida plena de nuevo”.
- Culpabilidad/remordimiento: 110 (14%): “Tengo una gran culpa y remordimiento. Me mantiene triste la mayoría del tiempo. […] Me odio a mí misma por tomar esa decisión y no poder recuperarlo, arreglarlo o mejorarlo”.
- Odio a mí misma/enojo conmigo misma/autodesprecio/sentimientos de inutilidad/indigna de amor: 98 (12.4%): “Los aspectos negativos más serios son mi enojo conmigo misma por haber podido abortar a tres bebés. Las consecuencias del aborto son destructivas para el alma. […] Mi vida fue interrumpida de una manera que después de 30 años, desde mi último aborto, todavía me duele, emocionalmente y mentalmente. Tendré que vivir con ellos por el resto de mi vida en la tierra”.
- Vergüenza: 86 (10.9%): “Una sensación de vergüenza y arrepentimiento se ha quedado conmigo desde mi aborto. […] Extraño a mis hijos perdidos y lamento haber robado a mis hijos vivos a sus hermanos a través del aborto”.
- Adicción, abuso de alcohol o drogas, incluido el alcoholismo: 71 (9%): “Morí con cada aborto. Me enojé mucho, deprimida, y termine convirtiéndome en una drogadicta y una alcohólica”.
- Lamentar: 73 (9.3%): “Toda mujer sabe en su corazón que el aborto está mal. […] Fue solo cuando me casé e inicié mi familia cuando empecé a luchar realmente con mi decisión de abortar. Cuando nació mi primer hijo, me di cuenta de lo había hecho hace tantos años. […] El conocimiento de que acabé con la vida de mi hijo es difícil de manejar emocionalmente”.
- Comportamientos autodestructivos, incluida la promiscuidad, castigo y malas elecciones: 61 (7.7%): “Cambió mi personalidad. […] Cambió mi relación con mis padres, especialmente mi madre, que era muy cercana. Me volví promiscua y me alejé de Dios. Entonces, siento que arruiné mi vida y lo que Dios tenía planeado para mí”.
- Baja autoestima: 60 (7.6%): “Sin autoestima, incapacidad para tomar decisiones, debido a las decisiones equivocadas, la idea de que no protegí a mis hijos”.
- Ansiedad/miedo: 56 (7.1%): “Las noches fueron terribles durante casi un año, levantándome en mi sueño buscando a mi hija”.
- Pensamientos suicidas/querer morir/autolesionarse/riesgos peligrosos/intentos suicidas: 49 (6.2%): “Dos intentos de suicidio como resultado de que el personal de la clínica abortista descartó mi solicitud de ayuda tras el arrepentimiento posterior al aborto. Antes del aborto, el personal de la clínica me dijo que podía pasar por la oficina en cualquier momento de forma gratuita para aconsejarme después del aborto. Ni siquiera vi a un médico durante el seguimiento”.