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República Democrática del Congo: cristianos reprimidos violentamente por el gobierno de Kabila

Protest Kinshasa
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Agnès Pinard Legry - publicado el 04/01/18
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Tres días después de la violenta represión contra la marcha pacífica de los cristianos organizada en varias ciudades de la República Democrática del Congo (RDC), el cardenal Laurent Monsengwo, arzobispo de Kinshasa, condena la “barbarie” de las fuerzas de seguridad gubernamentales.El pasado 31 de diciembre de 2017, día de san Silvestre, miles de católicos congoleños marcharon por las calles de varias ciudades de la RDC, sobre todo en Kinshasa, para exigir pacíficamente la dimisión del presidente Joseph Kabila. De forma paralela, las fuerzas de seguridad penetraron con gas lacrimógeno en iglesias en mitad del oficio. Al menos 8 personas habrían resultado muertas y un centenar, entre ellos los niños de un coro, fueron detenidos al margen de esas manifestaciones.

Esta marcha tenía por objetivo exhortar a una aplicación del Acuerdo de San Silvestre, que suponía la partida de Joseph Kabila, actual presidente de la RDC. Firmado el 31 de diciembre de 2016 entre el Gobierno y oposición y con la égida de la Iglesia católica, este acuerdo preveía la celebración de unas elecciones presidenciales entre su firma y finales de 2017.

El cardenal Laurent Monsengwo, arzobispo de Kinshasa, ha denunciado estos ardides en un comunicado vehemente: “¿Cómo podemos confiar en unos dirigentes que se burlan de la libertad religiosa del pueblo, libertad religiosa que es el fundamento de todas las libertades?”, escribe.

No ha dudado en calificar de “barbarie” los medios empleados por la policía congoleña para reprimir esta marcha de cristianos, al tiempo que ha listado las artimañas de las fuerzas de seguridad: “Impedir a los fieles cristianos entrar en las iglesias para participar en la misa según una orden recibida de cierta jerarquía militar, lanzar gases lacrimógenos durante la celebración eucarística en las diferentes parroquias de Kinshasa, el robo de dinero y de aparatos telefónicos, la persecución, el registro sistemático de personas y sus pertenencias en la iglesia y en las calles, la entrada de los soldados en las rectorías de algunas parroquias con el pretexto de buscar a agitadores, los asesinatos, los tiroteos con balas reales y a quemarropa contra cristianos que tenían en las manos biblias, rosarios y crucifijos, los arrestos de sacerdotes y de fieles, etc.”. Para quienes lo desconozcan, la RDC, el país más grande del África subsahariana, cuenta con un 80% de católicos en su población.

Mons. Luis Mariano Montemayor, nuncio apostólico de la RDC ─es decir, un agente diplomático de la Santa Sede acreditado como embajador para el Congo, en este caso─ reaccionó ayer a los acontecimientos declarando que “la Santa Sede respetará la competencia de la conferencia episcopal del país para responder a la situación”. El prelado también ha subrayado que no cabe esperar “ninguna reacción de la Santa Sede, ya que es norma en la Iglesia el respetar aquello que es competencia de los obispos diocesanos”.

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