Varias ciudades del país sudamericano califican para posible decreto
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
El mensaje “verde” del Papa Francisco no ha sido escuchado en Venezuela, donde la desidia conspira contra la conservación y la sanidad del medio ambiente, que tanto ha predicado el pontífice, a partir de su más inspiradora Carta Encíclica Laudato Si.
Increíble, pero cierto. No se recoge la basura en múltiples ciudades del país y la razón es una dupla: los rellenos sanitarios están colapsados y las unidades de transporte paralizadas por la falta de repuestos, otra de las grandes carencias provocadas por la negativa del gobierno a facilitar divisas para la importación.
Las consecuencias para la salud pública de la acumulación y tratamiento inadecuado de la basura son muy graves, en cualquier lugar del mundo. En Venezuela, son víctimas todas las ciudades, incluidas zonas muy populosas de la capital, Caracas. Esto ocurre ante la mirada displicente de los gobiernos nacionales y regionales. Sobre todo el gobierno nacional el cual conserva competencias que olvida a la hora de hacer las inversiones requeridas; también son responsables los gobernantes locales porque las partidas presupuestarias destinadas al objetivo se desvían sin que se conozca a dónde fue a parar el dinero.
Ante una situación de salud pública tan grave, ya harto conocida, este problema de la basura viene a completar un cuadro de alto riesgo para la salubridad de las comunidades de pueblos y ciudades.
La situación del Estado Táchira -frontera con Colombia- es particularmente dramática. En el año 2011, la periodista Sandra Rondón, entonces candidata a diputado a la Asamblea Nacional, recordó que a mediados de ese mismo año se elevó al Ministerio del Ambiente un proyecto para el Saneamiento y Reconversión a Relleno Sanitario del vertedero que actualmente está ubicado en El Palmar del municipio Torbes.
Sin embargo, según relató, “pese a todos los esfuerzos de las autoridades locales, el mismo no fue tomado en cuenta por los entonces diputados de la Asamblea Nacional. Posteriormente se aprobaron recursos multimillonarios para ejecutar trabajos ambientales y de saneamiento. No se sabe qué sucedió con el dinero, pues la obra se encuentra paralizada, y ni los Asambleístas ni la Contraloría han llevado adelante inspecciones serias” para poner fin a este grave problema que demanda la población aledaña al vertedero.
Desde el primero de febrero 2017, la Gobernación del estado Táchira, para el momento manos del oficialista José Gregorio Vielma Mora, ante la complejidad del manejo del problema, transfirió a la Mancomunidad Metropolitana de Desechos Sólidos del estado Táchira (Mandesta) la responsabilidad del manejo del vertedero de San Josecito, a la Alcaldía del municipio Torbes. El vertedero, a la fecha, no aguanta un kilo más de basura, a pesar de los esfuerzos del actual alcalde, el opositor Alberto Maldonado.
El vertedero de San Josecito ya cumplió ocho días cerrado a causa del daño de la única máquina que hacía compactación de desechos en las terrazas. El fin de semana se llevó a cabo una jornada social y se observó casos de escabiosis que presentan niños residentes en las cercanías del vertedero.
En San Cristóbal -capital del estado-, al igual que el resto de municipios afectados, las personas tratan de mantener agrupados los desechos pero los zamuros y perros, desperdigan la basura. Los malos olores y las moscas son el común del ambiente.
Se calcula en 12 millones de dólares la cantidad que el gobierno nacional facilitó a su gobernador -2014- para solventar el asunto, pero nunca llegó a las manos del alcalde. En síntesis, le transfirieron el problema, más no la solución. Una calamidad que gravita sobre la población que nada en basura, no precisamente comestible.
Hoy, se encuentran a punto de decretar emergencia sanitaria por la acumulación de basura. Sospechamos que seguirán otros estados en la lista.