Si crees que viene de la época Victoriana, no estás lejos pero hay nuevos descubrimientos
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Llega diciembre y las calles se inundan de verde y rojo, desde las decoraciones de las vitrinas y las casas hasta una que otra prenda de vestir.
El espíritu navideño se apodera de nosotros y nosotros mismos caemos en esta tendencia bicolor: ¿pero alguno se ha puesto a pensar por qué estos dos colores son los “típicos de la Navidad” y no los metalizados (aunque también son muy comunes), por ejemplo?
Unos piensan que fue gracias al Santa de Coca-Cola y otros se acercan un poco más al decir que esta paleta navideña viene de la época victoriana, así como la mayoría de las tradiciones más populares.
Pero según el Dr. Spike Bocklow, un científico de la Universidad de Cambridge, el uso del rojo y el verde se remonta a las iglesias de la época medieval, que a su vez inspiró a los ingleses para llegar a nosotros.
Bocklow se dio cuenta que en las famosas mamparas de madera ornamentadas que separaban el presbiterio de la nave, era muy común el uso del rojo y el verde para enmarcar las figuras bíblicas.
Sin embargo, la razón de esto es lo que todavía no se sabe a ciencia cierta. Por una parte, el científico afirma que podría ser simplemente porque eran los pigmentos disponibles; sin embargo, también podría tener una carga simbólica que era conocida en aquella época y que los ingleses pudieron adoptar perfectamente, posiblemente relacionada con el tema de la separación, ya que esos paneles se utilizaban para dividir el altar de la congregación y se pudo tomar como una referencia a que la Navidad marca el comienzo de un nuevo año.
También hay otra teoría de otros expertos que relacionan el uso del verde y el rojo con la época medieval, una que tiene que ver con las obras de teatro religiosas que se organizaban en festivales públicos a finales de año para quienes no podían leer la Biblia.
Una de las más famosas era la de Adán y Eva, donde se utilizaba un pino verde (por la fecha ya los árboles no tenían hojas) y manzanas rojas para dramatizar el relato bíblico.
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Hay quienes se van más atrás y afirman que el origen está en las Saturnales de los romanos (217 a.C aproximadamente), una fiesta pagana (que luego la Iglesia combatiría) que se realizaba en honor a Saturno entre el 17 y 25 de diciembre y donde se utilizaba acebo para decorar; o en los antiguos celtas, quienes utilizaban el color verde (aquí no se explicaría el uso del rojo) para celebrar el solsticio de invierno (no la Navidad propiamente pero, de nuevo, se relaciona con la idea de fin y comienzo), ya que lo relacionaban con el acebo, una planta que es capaz de mantenerse siempre verde durante la temporada fría y embellecer al mundo durante el invierno.
Al pasar de los años, el cristianismo le fue dando su propio significado. El verde se relacionaría con Dios y la vida eterna (como el acebo que nunca muere) y el rojo (presente en los frutos del acebo) con la sangre que derramó Jesucristo para limpiar nuestros pecados.
Como verán, lamentablemente no hay una historia única sobre el origen del uso de estos dos colores (que, de paso, son complementarios según la teoría del color). Pero lo que sí podemos concluir es que casi todas estas historias tienen en común el tema de la naturaleza, que fue creada precisamente por Dios.
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