Hierba del Espíritu Santo, cardo mariano, lirio de Nuestra Señora, guantes de la Virgen, laurel de San Antonio… Muchos nombres de plantas son testimonio de hechos históricos o de alegorías religiosas.La botánica está muy presente en la Biblia y en los relatos fundadores de órdenes religiosas. Es también objeto de significación y simbolismo significativos. ¿Conoces, por ejemplo, el origen de las flores de la Pasión, de la angélica o del árbol de Judea?
Esta lista, no exhaustiva, muestra también cómo la religión marcó y puntuó la vida rural. Entre estas plantas o árboles, algunos nombres nos son más o menos conocidos, pero muy a menudo ignoramos su origen…
Árbol de Judea
El cercis siliquastrum, que a veces es conocido como “árbol de Judas”, “ciclamor” o “algarrobo loco”, recibe su nombre de un relato según el cual Judas se habría ahorcado en un árbol de esta especie después de traicionar a Jesús.
Este árbol tiene la particularidad de que sus flores crecen directamente sobre el tronco, que simbolizarían las lágrimas de Cristo, y su color rosa violáceo muy vivo sería la vergüenza del traidor. Su nombre proviene también del hecho de que esta especie se encuentra mayoritariamente en Israel, en la antigua Judea.
El árbol de Judea es ante todo un árbol decorativo, sus flores aparecen muy temprano y adornan maravillosamente los jardines desde principios de la primavera. Pero sobre todo tiene la particularidad de poder fijar el nitrógeno atmosférico en el suelo y actuar como fertilizante natural para las plantas circundantes.
También es aconsejable plantarlos en las inmediaciones de los huertos, ya que los parasita una especie de sila (psylla) que recae sobre las presas más cercanas y permite luchar contra las silas de los manzanos, perales y olivos.
El árbol de Judea tiene también virtudes terapéuticas. Sus yemas se utilizan en el campo de la gemoterapia y sirve para aliviar sensaciones dolorosas actuando sobre la circulación sanguínea. Este árbol debe plantarse en áreas soleadas y protegidas contra vientos fuertes y fríos que puedan perjudicar su la floración temprana.
Aguileña
En algunos ramos o bosquecillos encontramos los “guantes de la Virgen”, nombre que recibe la aguileña, cuyas flores se componen de con cinco pétalos alargados con una especie de espolones que recuerdan a la mano de la Virgen.
La aguileña está ligada a la tristeza, la soledad o incluso la locura. Escritores como Chateaubriand a menudo la han asociado con la melancolía. Se dice que la planta se llamó aquilegia porque se le atribuyó la capacidad de hacer que la vista fuera tan penetrante como la del águila, aquila, pero también por la ciudad de Aquilea, Italia, en cuyo territorio crece en abundancia.
Cardo mariano
El cardo mariano, silybium marianum, es una planta reconocible por sus hojas verde pálido brillantes y con espinas jalonadas de blanco. Su nombre está ligado a una leyenda según la cual la Virgen María habría huido de Judea hacia Egipto con el objetivo de escapar de Herodes y habría escondido al Niño Jesús en un bosquecillo de cardos, donde le habría dado el pecho. Algunas gotas de leche habrían caído sobre las hojas, de ahí las nervaduras blancas.
Esta leyenda tal vez esté ligada también al hecho de que esta planta favorece la lactancia, aunque su eficacia nunca se ha demostrado. Encontramos el cardo mariano en lugares secos y soleados, en especial rodeando el Mediterráneo.
Flores de la Pasión
Las flores de la Pasión o “pasifloras” son una referencia a la Pasión de Cristo. Su nombre está ligado a los tres estigmas del pistilo que representan los tres clavos, los cinco estambres para las cinco llagas, los 72 filamentos de la corola que simbolizan las 72 espinas de la corona de espinas y los doce pétalos encarnarían a los apóstoles. La flor puntiaguda representa la lanza. Esta flor está decorada con una treintena de puntos redondos en su interior, que están asociados a las 30 monedas de plata que Judas recibió como precio para su traición.
Fueron los colones españoles quienes descubrieron esta planta en 1569 tras una misión de exploración botánica en las colonias del Nuevo Mundo. Los misioneros jesuitas las utilizaron para representar la Pasión de Cristo.
La pasiflora es conocida por sus virtudes relajantes. Se utiliza para tratar el insomnio ligado al estrés, pero también contra la hipertensión, la irritabilidad y la neuralgia.
Angélica
La angélica, también llamada “raíz del Espíritu Santo”, “hierba de los ángeles” o “hierba arcangélica”, debe su nombre al olor suave que extiende, pero también debido a una leyenda bíblica según la cual Rafael, Arcángel de la curación, habría revelado al ser humano las virtudes benéficas y excepcionales de la angélica.
Era apreciada especialmente durante el Renacimiento por sus numerosas propiedades contra enfermedades graves como la peste o las fiebres malignas.
El filósofo suizo Paracelso explica que durante las epidemias de la peste de 1510, numerosos milaneses se salvaron gracias al polvo de angélica disuelto en vino.
Esta planta se podía encontrar colgada de los cuellos de los niños, a modo de protección contra todo tipo de maleficios. Todavía se utiliza hoy en día para tratar infecciones respiratorias y trastornos digestivos.
El aceite esencial de angélica también se utiliza en perfumería y para la fabricación de ciertos productos cosméticos: jabones, champús y cremas. Incluso se usaba para aromatizar cigarrillos. También se puede encontrar en repostería en forma de frutas confitadas o como licor, especialmente en la ciudad de Niort, Francia, donde se elabora como dulce desde el siglo XVIII.
Y además:
• El laurel de San Antonio, cuyo jugo se utiliza para aliviar las irritaciones cutáneas y las quemaduras en la piel, recibe su nombre de san Antonio Abad, santo curador de enfermedades de la piel.
• El lirio de Nuestra Señora obviamente se relaciona con la Virgen y se le atribuyen virtudes divinas purificadoras y virginales. Su simbolismo mariano viene del versículo 2 del capítulo 2 del Cantar de los cantares: “Como un lirio entre los cardos es mi amada entre las jóvenes”, y por la interpretación de otros pasajes bíblicos donde el lirio se presenta como un símbolo de virginidad y pureza, de ahí el paralelismo con María.