El ciberespacio alberga más información de la que un hombre pueda retener. Hoy ya es parte imprescindible de nuestras actividades ordinarias
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Muchas veces se escucha la palabra “ciberespacio”, pero pocas veces nos detenemos a pensar en su significado. ¿Qué quiere decir exactamente este término?
Para poder ahondar en esto, debemos primero definir los términos. El espacio está definido como “extensión que contiene toda la materia existente” (1) y el ciberespacio como “ámbito artificial creado por medios informáticos” (2). Es importante señalar que el término “ciberespacio” es relativamente reciente; fue acuñado por el novelista William Gibson y usado por primera vez en su cuento “Burning Chrome” publicado en 1982.
Pero tratando de ahondar en el tema, veamos una definición un poco más amplia que ya habíamos señalado antes y que nos dará algunas luces:
«El ciberespacio es una realidad muy compleja de definir; por un lado, la denominación de “espacio” crea una apreciación imprecisa. Y por otro lado, el término “cíber” es usado en muchos contextos diferentes. En todo caso, se trataría de un espacio pero sin existencia física, no conformado por materia sino por datos a manera de información. El ciberespacio se conforma por el contenido que se va añadiendo de una manera desestructurada y aparentemente desorganizada:
“Nuestro mundo es diferente. El Ciberespacio está formado por transacciones, relaciones, y pensamiento en sí mismo, que se extiende como una quieta ola en la telaraña de nuestras comunicaciones. Nuestro mundo está a la vez en todas partes y en ninguna parte, pero no está donde viven los cuerpos.
Estamos creando un mundo en el que todos pueden entrar, sin privilegios o prejuicios debidos a la raza, el poder económico, la fuerza militar, o el lugar de nacimiento. Estamos creando un mundo donde cualquiera, en cualquier sitio, puede expresar sus creencias, sin importar lo singulares que sean, sin miedo a ser coaccionado al silencio o al conformismo.
Vuestros conceptos legales sobre propiedad, expresión, identidad, movimiento y contexto no se aplican a nosotros. Se basan en la materia.
Aquí no hay materia. Nuestras identidades no tienen cuerpo, así que, a diferencia de vosotros, no podemos obtener orden por coacción física” (3).
Inicialmente el ciberespacio se limitaba a los computadores conectados en línea a través de Internet, pero con el tiempo ha ido creciendo para aglutinar cientos de nuevas tecnologías.
El ciberespacio en sí mismo es a la vez un espacio y una abstracción; y está definido por:
A. Un espacio: Es decir, que dado que tiene un contenido, entonces tiene que ocupar un espacio, independientemente de la manera en que este existe o de cuál sea la manera de acceder.
B. La existencia abstracta: No se puede señalar el ciberespacio; no se lo puede definir geográfica o espacialmente. Su configuración cambia constantemente, sin detenerse, cambiando de forma, de acceso, de datos, a una velocidad que ya es inabarcable para el hombre y que eventualmente será incomprensible para el ser humano (4)» (5).
De qué se alimenta
Tenemos aquí que resaltar que el ciberespacio es una “noción”, una idea, pero que se encuentra contenida físicamente en computadores, servidores y numerosos sistemas informáticos de toda índole. O sea, que existe. Su crecimiento es constante, alimentándose de toda la información que se va recogiendo en Internet, de las bases de datos de redes públicas, e incluso de elementos aparentemente triviales como son los juegos y simulaciones. Este “espacio dentro del espacio” es muy real, a pesar de su aparente calidad de abstracción, y el ser humano va interactuando cada vez más con él. Pero no solo eso, sino que comienza a relacionarse con la realidad a través del “filtro” que constituye el ciberespacio. Un ejemplo es el smartphone, que es una especie de ventana al ciberespacio que permite interactuar con redes y personas y que cada vez cobra mayor importancia en la vida diaria de las personas.
¿A dónde conduce esto? Es tal vez muy pronto para poder saberlo con certeza. A medida que el ciberespacio va cobrando mayor protagonismo en la vida diaria de las personas, y que vamos dependiendo más de él para actividades cotidianas, se irán presentando nuevos horizontes y nuevos desafíos que deberán ser enfrentados, como siempre hemos afirmado, poniendo primero y sobre todo la dignidad de la persona, que debe ser salvaguardada de manera prioritaria.
(1) http://dle.rae.es/?id=GSlrtMv
(2) http://dle.rae.es/?id=98Wdd57
(3) Ver John Perry Barlow. Declaración de independencia del ciberespacio. En:http://biblioweb.sindominio.net/telematica/manif_barlow.html
(4) Ver Isaac Asimov. La última pregunta. En: Cuentos completos I. Editorial Nova, Madrid 2001, p.381ss
(5) Para ahondar en el tema se puede ver mi artículo “Second Life: ¿Primera o segunda vida?” disponible en:http://www.cecglob.com/culture-upload/second-life-primera-o-segunda-vida/
Artículo de Carlos Díaz Galvis publicado en CEC Conectando con lo esencial.