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It: Cuando abrió los ojos, las imágenes seguían ahí

IT
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Hilario J. Rodríguez - publicado el 19/09/17
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Sería un error considerar a esta adaptación una mera película de terrorA Stephen King se lo puede leer o se lo puede ver porque casi todos sus libros acaban convertidos tarde o temprano en películas. También se puede hacer ambas cosas aunque uno corra el riesgo de no aceptar que sus novelas puedan adaptarse al cine sin perder su controvertida calidad literaria y sin ganar en muchos casos demasiada calidad cinematográfica.

Yo hace tiempo que dejé de seguirle como escritor pero todavía sigo interesado en su papel de instigador visual, algo que me sucede con Edgar Allan Poe, Julio Verne, H. P. Lovecraft y otros autores a quienes ya no admiro por la precisión de su prosa sino por su capacidad para interactuar con el arte en general, ampliando sus fronteras plásticas.

Quienes mejor adaptan a King, lo convierten en un punto de partida y no de llegada. Basta con comparar El resplandor (The Shining, 1979, Stanley Kubrick) con Los chicos del maíz (Children of the Corn, 1984, Fritz Kiersch) para entender a qué me refiero. La primera es un intrincado laberinto visual y conceptual, mientras que la segunda es un simple ejercicio de género.

Por así decirlo, son el alma y los huesos de sus novelas. O bien una lectura profunda y una lectura superficial, la de un lector que trasciende la materia narrativa y la de un lector que se deja gobernar por el tejido argumental. El problema que se me ocurre ahora es si cabe la posibilidad de encontrar un término medio, que no traicione ni por lo alto ni por lo bajo.

It, en esta nueva versión, es un ejemplo inmejorable para ilustrar todo lo anterior. No puede considerarse una película de terror por mucho que lo parezca y tampoco se conforma con ser un relato sobre los ritos de paso entre generaciones.

Su carácter híbrido le permite jugar cinemática y dramáticamente al mismo tiempo, convirtiendo la historia de un niño (Jackson Robert Scott) secuestrado por el siniestro payaso Pennywise (Bill Skarsgard) en una nueva exploración sobre los secretos inconfesables de las comunidades pequeñas (en este caso Derry, en Maine), los universos paralelos de la infancia y la juventud (cuando la fragilidad puede ser una forma de irresponsable fortaleza), o el Mal convertido en un virus que siempre regresa pese a nuestros esfuerzos para aislarlo y reducirlo (actuando con la puntualidad cíclica y cada vez más expansiva de los huracanes).

El Club de los Perdedores, al que pertenecen los protagonistas de esta película, tiene esa variedad de caracteres que uno espera en un buen motor narrativo: el melancólico, el charlatán, el niño de mamá con fobias de todo tipo, el judío, el negro, el recién llegado y la chica. No es una casualidad que en el cine de su pueblo acaben de estrenar Pesadilla en Elm Street 5 (A Nightmare in Elm Street, 1989, Stephen Hopkins) porque, aunque Pennywise no se Freddy Krueger, las chicas menstrúan en las bañeras y su sangre anticipa un tipo de miedos y fantasías donde es difícil distinguir si las imágenes son mentales o reales, o ambas cosas al mismo tiempo.

Por supuesto, todo esto es parte del universo literario de Stephen King, cuya larga sombra se proyecta en los slashers de los 80, una parte de la obra de John Carpenter, las aventuras juveniles de la Amblin y las franquicias de Wes Craven. En su circuito de retroalimentación, ahora ya no sólo se lee y adapta It, ahora se incorporan otras lecturas y adaptaciones de cualquier novela suya, además de arrastrar al mismo tiempo una iconografía en constante metamorfosis a través de películas indirectamente inspiradas e impregnadas por King.

Las desapariciones de niños en Derry crea un clima de miedo del que sólo parecen ser conscientes los protagonistas, mientras los matones de instituto siguen a lo suyo insultando, vejando y golpeando; mientras los adultos muestran su lado más perverso y retorcido, pero no muestran demasiada preocupación por la seguridad de sus hijos; y mientras las señales de alarma son cada vez más obvias, corporeizándose en los diferentes miedos de los protagonistas.

King intentó en algunas de sus novelas de los 70 hacernos ver cómo nuestras flaquezas individuales pueden convertirse en una fortaleza cuando hacemos piña y las compartimos. Para conseguirlo, no obstante, primero tenemos que ser conscientes de su origen, de las imágenes reales o imaginarias que los instigan.

Esta versión de It ofrece varias pistas, la mejor -en mi opinión- en una reproducción torcida de Amadeo Modigliani que no sólo presenta a una mujer que cobra vida para asustar a uno de los protagonistas (el judío) sino que también propone una perspectiva oblicua para interconectar el arte con nuestra propia psique.

Que no estamos ante una película de terror pura nos lo sugieren las referencias a Los Goonies (The Goonies, 1985, Richard Donner) o Cuenta conmigo (Stand by Me, 1986, Rob Reiner), y a cualquier artefacto cinematográfico o serial de ecos ochenteros, como la serie Stranger Things (2016). Todas ellas, y esta película incluida, convierten el terror en un arma exploratoria, en un mapa de las alcantarillas de una pequeña ciudad norteamericana y a la vez en una psicogeografía donde la hoja de ruta propone nuevas alternativas para transitar la realidad de manera mental e imaginaria, como en un sueño o en una pesadilla.

Las amenazas, claro está, serán cada vez mayores, los enemigos más grandes y carnívoros, las maldiciones perderán su origen concreto (confundiendo a Sigmund Freud) y el drama de tintes trágicos y siniestros se transformará a su vez en una película de terror, una de aventuras, una bélica e incluso una comedia. Y eso sin hablar del juego de referencias intertextuales que aquí -y a diferencia de la decepcionante La Torre Oscura (The Dark Tower, 2017, Nikolaj Arcel)- no es un simple catálogo de piezas desmembradas sino parte de un pulpo creativo con tentáculos extendiéndose en muchas direcciones pero con un cuerpo.

Aunque como película sea insuficiente (por culpa del déjà vu que ya producen las adaptaciones cinematográficas de Stephen King), como movimiento para ampliar el sofocante territorio narrativo (adonde condenaron a los espectadores hace ya muchas décadas) es más que refrescante.

 

Ficha Técnica

Título original: It (2017).
País: Estados Unidos.
Director: Andrés Muschietti.
Guión: Chase Palmer, Gary Dauberman y Cary Fukunaga (a partir de la novela homónima de Stephen King).
Reparto: Bill Skarsgård, Jaeden Lieberher, Sophia Lillis, Finn Wolfhard, Wyatt Oleff,Jeremy Ray Taylor, Jack Dylan Grazer, Chosen Jacobs, Nicholas Hamilton,Jake Sim, Logan Thompson, Owen Teague, Jackson Robert Scott, Stephen Bogaert,Stuart Hughes, Geoffrey Pounsett, Megan Charpentier, Javier Botet.

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