El máximo de peso permitido de las cargas manuales pasó de 50 a 25 kilos La imagen es recurrente en lugares como ferias y supermercados. Un trabajador descargando mercadería y poniendo la carga sobre sus espaldas una y otra vez. Sin embargo, esta práctica, para muchos una rutina largamente arraigada en la cultura laboral, termina generando inconvenientes a mediano y largo plazo en la salud.
Los principales beneficiarios de esta normativa (Ley 20.949) conocida como “Ley del Saco” -que entró a regir a la medianoche del domingo 17 de septiembre- son los trabajadores de la construcción, así como de otros sectores como el agrícola, transporte e industrial.
Gracias a esta nueva normativa, el máximo de peso permitido para las cargas manuales –en operaciones también de descargas- pasó de 50 a 25 kilos. Pero además la ley incide sobre las mujeres y menores de 18 años, quienes tampoco podrán carga más de 20 kilos.
Para las personas y empresas que incumplan con las nuevas disposiciones está prevista una multa económica.
“Lo más importante de esta ley es justamente proteger la salud y se puede tomar como muy liviano, uno cuando está joven hace fuerza y cree que es ‘Superman’, y no es así la cosa“, destacó Arturo Guerrero, relacionista público de la Vega Central, un local comercial en Chile, en diálogo con Cooperativa Chile.
“A medida que vamos protegiendo nuestro cuerpo, no nos van a ir doliendo las piernas -como me duelen actualmente a mí-, por lo menos el aparato muscular va estar mucho más intenso, y tiene que ver con la protección de las personas que hacen este trabajo tan esforzado“, agregó.
Es que es frecuente que estas personas tengan molestias de espalda, tendinitis en los hombros, entre otras dolencias. A pesar de esto, la vorágine y las demandas cotidianas impiden hacer un alto, por lo tanto, la carga se transforma en una verdadera bola de nieve.
Al mismo tiempo, esta ley de alguna manera también favorecerá al uso de maquinarias para mercadería que superen los límites establecidos, algo que para muchos no es visto con demasiada simpatía.
De todos modos, los más destacable, es que gracias a esta nueva normativa tanto las espaldas y la salud de los trabajadores que están expuestos a los trabajos forzados son las principales agradecidas. En definitiva, todo aquello que haga más ligera la carga –atendiendo el tema del sobrepeso laboral- y mejore la calidad de vida debería ser siempre bienvenido.
Por ende, lo que entra en vigencia es una ley que “humaniza la carga” y devuelve mayor dignidad al trabajo manual.