Una guía práctica para conocer en mayor profundidad el lenguaje habitual de Jorge Mario Bergoglio, el papa Francsico, de cara a su visita de esta semana a Colombia a cargo del profesor Hernán Alejandro Olano García. Aquí la primera parte. Como profesor universitario y académico de la lengua, encuentro cada día más proverbiales las palabras del Pontífice. La universidad es el centro ideal para la maduración de una nueva cultura, llena de fuerza vital y de aceleración necesaria para llevar a cabo un verdadero cambio: Servir al país en el esfuerzo común por construir una sociedad nueva, libre, responsable, consciente del propio patrimonio cultural, justa, fraterna, participativa, donde el hombre, integralmente considerado, sea simplemente la medida del progreso.
Bien lo expresó al decir que la universidad, en toda su extensión, debe ser por vocación una institución desinteresada y libre, capaz de defender, juntamente con la Iglesia al hombre como tal; sin subterfugios, sin ningún otro pretexto y por la única razón de que el hombre tiene una dignidad única y merece ser estimado por sí mismo.
El léxico que impacta a todos, con una serie de neologismos papales, ha tomado el nombre de “bergoglismos”, que hacen parte de su lenguaje directo, no todas las veces claro, ya que tiene la influencia del piamontés y del lunfardo, pero, que finalmente, tratamos de entender los latinoamericanos y cuya traducción es difícil en los demás idiomas que hablan los 1285 millones de católicos en el mundo.
El Papa propone con su mensaje, que el camino hacia la espléndida meta del progreso, ha de superar múltiples dificultades: muchas de ellas las hemos conocido, sin embargo, siempre precisamos de la Fe, acompañados de la Iglesia y trabajando desde nuestra labor docente ordinaria para el servicio del hombre y como activos partícipes en la creación y defensa de una auténtica cultura de la verdad, del bien y de la belleza, de la libertad y del progreso, que pueda contribuir al diálogo entre ciencia y fe, cultura cristiana, cultura local y civilización universal.
El 25 de diciembre de 2015, el Papa Francisco en la bendición para la Ciudad y el Mundo, Urbi et Orbi, pidió que la alegría de esa fecha iluminase a los colombianos para obtener la anhelada paz. Luego, en el discurso a los diplomáticos acreditados ante la Santa Sede volvió a reiterar esa inquietud, que finalmente, le permitirá expresarla en vivo y en directo a las personas que tengan la oportunidad de verlo personalmente o por distintos medios en la visita que se ha programado; ahora, el sucesor de san Pedro, Francisco, estará, poco o mucho, comparado con las dos visitas pontificias anteriores, pero, cada vez más cerca con su presencia mediática en las redes sociales, su prestigio como líder mundial y su paternal figura que ha transformado el corazón de todos.
A continuación los “bergoglismos”:
…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………….
Abajarse. Es no tenerle miedo a la humildad y a la mansedumbre.
Abuelos. Los abuelos son, según dijo el papa Francisco en Washington, quienes atesoran la sabiduría forjada por los años e intentan de muchas maneras, especialmente a través del voluntariado, compartir sus experiencias y conocimientos. Entre tanto, las abuelas y las mamás so quienes transmiten la fe.
Acostumbramiento.
- El acostumbramiento nos anestesia el corazón, no hay capacidad para ese asombro que nos renueva en la esperanza, no hay lugar para el reconocimiento del mal y poder para luchar contra él.
- Una de las cosas más desgastantes que nos puede suceder es caer en las garras del acostumbramiento. Tanto a lo bueno como a lo malo. Cuando el esposo o la esposa se acostumbra al cariño y a la familia, entonces se deja de valorar, de dar gracias y de cuidar delicadamente lo que se tiene. Cuando nos acostumbramos al regalo de la fe, la vida cristiana se hace rutina, repetición, no da sentido a la vida, deja de ser fermento. El acostumbramiento es un freno, un callo que aprisiona el corazón, vamos “tirando” y perdemos la capacidad de “mirar bien” y dar respuesta”.
Actividad empresarial. La actividad empresarial, según Francisco lo dice en el #129 de Laudato si, es una noble vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos. Puede ser una manera muy fecunda de promover la región donde instala sus emprendimientos, sobre todo si entiende que la creación de puestos de trabajo es parte ineludible de su servicio al bien común.
Alegría. En la misa del Domingo de Ramos de 2013, Francisco expresó: “Esta es la primera palabra que quisiera deciros: alegría. No seáis nunca hombres y mujeres tristes: un cristiano jamás puede serlo. Nunca os dejéis vencer por el desánimo. Nuestra alegría no es algo que nace de tener tantas cosas, sino de haber encontrado a una persona, Jesús, que está entre nosotros; nace del saber que, con Él, nunca estamos solos, incluso en los momentos difíciles, aun cuando el camino de la vida tropieza con problemas y obstáculos que parecen insuperables, y ¡hay tantos!”.
Amor. He encontrado las siguientes acepciones:
- Sin un amor fiable, nada podría mantener verdaderamente unidos a los hombres.
- El amor es la fuerza que mantiene unida a la familia.
Amoris laetitia. Es una Exhortación Apostólica expedida por el papa Francisco sobre el amor en la familia, expedida el 19 de marzo de 2016, luego de celebrarse el sínodo de la familia.
Arrepentimiento. Cuando el papa Francisco habló sobre el sufrimiento de la Iglesia católica cubana bajo Fidel Castro y, aunque con este líder sólo habló del pasado y de algunos jesuitas conocidos, el pontífice martilló con esta frase: “’El arrepentimiento es una cosa muy íntima, que atañe a la conciencia”.
Arrodillarse. Solo cuando somos pedigüeños nos reconocemos creaturas. Pero cuando no nos arrodillamos ante la fe del humilde y cuando no sabemos pedir, entonces creemos que lo que salva es la pura fe, una fe vacía, pero una fe seca de toda religión, de toda piedad, decía siendo cardenal Bergoglio.
Arrogancia. Se define en el # 34 de Lumen fidei: “El creyente no es arrogante; al contrario, la verdad le hace humilde, sabiendo que, más que poseerla él, es ella la que le abraza y le posee. En lugar de hacernos intolerantes, la seguridad de la fe nos pone en camino y hace posible el testimonio y el diálogo con todos”.
Balconear. El verbo balconear, como su derivado balconeo aparecieron cuando el papa Francisco los utilizó en la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro, Brasil: «Queridos jóvenes, por favor, no balconeen la vida, métanse en ella, Jesús no se quedó en el balcón…».
Banalización de lo humano. En el año 2006, el cardenal Bergoglio le habló así de este término a los periodistas: “Una señal de alarma aparece en el horizonte cuando la vulgaridad, la vanidad, lo chabacano, no son vistos como tales, sino que pretenden reemplazar la belleza. Se da entonces ese proceso de banalización de lo humano que termina siendo esencialmente degradante”.
Banque. “¡Que Dios me banque!, si Él me puso aquí, que Él se haga cargo”. La expresión “banque” también es del lunfardo y podría explicarla con esta versión en sinónimo: Si Dios me puso aquí, que Él pague la multa.
Belleza. En el año 2006, el cardenal Bergoglio le habló así de este término a los periodistas: “Porque es humana, a veces la belleza es trágica, sorprendente, conmovedora; en algunas oportunidades nos empuja a pensar en lo que no queremos o nos muestra el error en el que estamos. Los artistas saben bien que la belleza no solo es consoladora, sino que puede también ser inquietante. Los grandes genios han sabido presentar con belleza las realidades más trágicas y dolorosas de la condición humana”.
Bendecir. En 2007, la explicación del cardenal Bergoglio fue: “Bendecir se compone de dos palabras: ‘bien’ y ‘decir’, decir bien a otro. La bendición es tanto Palabra como Don. Es decir ‘bien’ dando de verdad; las dos cosas juntas. La bendición no es ‘palabras lindas’. Es una palabra que se dice con amor, a veces imponiendo las manos sobre la cabeza, signando la frente con la cruz, dando un bien”.
Biblia. “Toda la Biblia se ve atravesada por una invitación recurrente: ¡Escucha!”.
Bondad. “No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura”.
Callejeros de la Fe. Significa que nuestro lugar como cristianos es la calle, ese es el sitio de nuestra santificación en el trabajo, en la familia, en las relaciones personales. “Callejeros de la Fe: Entre la escuela y el barro”.
Cara de estampita. Utiliza esta expresión para referirse a los políticos y corruptos que quieren aparecer como santos, en alusión a las “estampas” donde aparecen las fotografías de estos. Francisco dice: “El corrupto ha construido una autoestima basada precisamente en este tipo de actitudes tramposas; camina por la vida por los atajos del ventajismo a precio de su propia dignidad y la de los demás. El corrupto tiene cara de yo no fui, ‘cara de estampita’ como decía mi abuela. Merecería un doctorado honoris causa en cosmetología social. Y lo peor es que terminan creyéndoselo… Por ello, aunque digamos ‘pecador, sí’, gritemos con fuerza ‘!pero corrupto, no!’ ”.
Cara de vinagre. Este bergoglismo se relaciona con hacer mala cara. Francisco dijo: “esos cristianos alegres y esos con caras de pepinillos en vinagre”.
Cardenales. Abuelos que deben enseñar a soñar, Consistorio de junio de 2017.
Carrerismo. Ver: Trepas.
Chamuyar. El papa dice: “El ‘chamuyo’ de Dios”. En lunfardo, chamuyo es la conversación que un hombre le hace a una mujer para convencerla de llevarla a la cama. También tiene como sinónimo la conversación trivial que tienen las personas para llenar los huecos de silencio. En el idioma romaní de los gitanos, chamuyar significa conversar. Así que tal vez el Papa quiso decir “la conversación con Dios”.
Coherencia. En memoria de san Juan Pablo II, el cardenal Bergoglio dijo en abril de 2005: “Cristo piensa coherentemente porque piensa lo que siente y lo que hace. Siente coherentemente porque siente lo que piensa y lo que hace. Obra coherentemente porque hace lo que siente y lo que piensa. (…) El coherente es un testigo. Un hombre que pone su carne en el asador y avala con su carne y con su vida entera, con su transparencia, aquello que predica”.
Comercio de armas. Para Francisco, el comercio de armas, uno de los grandes obstáculos para la paz y añadió en su visita a Jordania: “Esas son las raíces del mal: el odio y la codicia por el dinero y la fabricación y la venta de armas. Esto nos debe hacer pensar. ¿Quién está detrás?, ¿quién da a todos los que están en guerra las armas para continuar el conflicto? También en nuestros corazones dediquemos una palabra para que esta pobre gente, criminales, se convierta”.
Consumismo. El 25 de julio de 2013, durante la JMJ, Francisco dijo: “El consumismo nos ha inducido a acostumbrarnos a lo superfluo y al desperdicio cotidiano de alimento, al cual a veces ya no somos capaces de dar el justo valor, que va más allá de los meros parámetros económicos. ¡Pero recordemos bien que el alimento que se desecha es como si se robara de la mesa del pobre, de quien tiene hambre!”.
Contracorriente. (Ir contracorriente). El término significa evitar la cultura de lo provisional; por eso, el 23 de junio de 2013, en el Ángelus de ese día, le dijo a los jóvenes: “!Debemos ir contracorriente! Y vosotros jóvenes sois los primeros: Id contracorriente y tened este orgullo de ir precisamente contracorriente. ¡Adelante, sed valientes e id contracorriente! ¡Y estad orgullosos de hacerlo!”.
Corrupto // Corrupción. Francisco, en ‘El nombre de Dios es misericordia’, creó las siguientes definiciones para corrupto y corrupción, que seguramente seguirá utilizando. Ya en su famosa homilía “Corrupción y Pecado”, pronunciada siendo arzobispo de Buenos Aires, hacía eco de la corrupción imperante en su país, lo cual lo alejó en su momento de las autoridades nacionales, cuestionadas por haberse alzado el país y haber en breve tiempo multiplicado su riqueza con hoteles en Suiza y otras inversiones.
- Al compararse el corrupto se erige en juez de los demás: él es la medida del comportamiento moral.
- Cuando un corrupto está en ejercicio del poder, implicará siempre a otros en su propia corrupción, los rebajará a su medida y los hará cómplices de su opción de estilo.
- Difícilmente el corrupto puede salir de su estado por remordimiento interno.
- El corrupto a menudo no se da cuenta de su estado, precisamente como quien tiene mal aliento y no se da cuenta.
- El corrupto es aquel que peca y no se arrepiente, el que peca y finge ser cristiano, y con su doble vida escandaliza.
- El corrupto es el que se indigna porque le roban la cartera y se lamenta por la poca seguridad que hay en las calles, pero después engaña al estado evadiendo impuestos y quizá hasta despide a sus empleados cada tres meses para evitar hacerles un contrato indefinido, o bien se aprovecha del trabajo en negro. Y después presume incluso con los amigos de estas astucias suyas.
- El corrupto está tan encerrado y saciado en la satisfacción de su autosuficiencia que no se deja cuestionar por nada ni por nadie.
- El corrupto necesita siempre compararse a otros que aparecen como coherentes con su propia vida 8incluso cuando se trata con la coherencia del publicano al confesarse pecador) para encubrir su incoherencia.
- El corrupto no conoce la humildad, no se considera necesitado de ayuda y lleva una doble vida.
- El corrupto se cansa de pedir perdón y acaba por creer que no debe pedirlo más.
- El corrupto tiene siempre la expresión de quien dice: ‘¡No he sido yo!’. La que mi abuela llamaba ‘cara de santurrón’.
- El pecado se perdona, la corrupción, en cambio, no puede ser perdonada. Sencillamente porque en la base de toda actitud corrupta hay un cansancio de trascendencia: frente al Dios que no se cansa de perdonar, el corrupto se erige como suficiente en la expresión de su salud: se cansa de pedir perdón.
- El pecador reconoce su pecado, el corrupto, por el contrario, siempre se quiere disculpar.
- La corrupción lleva a perder el pudor que custodia la verdad, el que hace posible la veracidad de la verdad.
- La corrupción se convierte en un lugar común de referencia o en una palabra más de las que se usan en el engranaje nominalista de la cultura gnóstica.
- No habría corrupción social sin corazones corruptos.
- No hay que confundir pecado con corrupción. El pecado, sobre todo si es reiterativo, conduce a la corrupción, pero no cuantitativamente (tantos pecados provocan un corrupto) sino cualitativamente, por creación de hábitos que van deteriorando y limitando la capacidad de amar, replegando cada vez más a la referencia del corazón hacia horizontes más cercanos a su inmanencia, a su egoísmo.
- Situación de pecado y estado de corrupción son dos realidades distintas, aunque íntimamente entrelazadas entre sí.
- Un corrupto de ambición de poder aparecerá –a lo sumo- con ribetes de cierta veleidad o superficialidad que lo llevan a cambiar de opinión o a reacomodarse según las situaciones: entonces se dirá de él que es débil o acomodaticio o interesado… pero la llaga de su corrupción (la ambición de poder) quedará escondida.
- Un mejor mundo es posible, pero hay que ser valientes, humildes y seguir creyendo en Dios y en los hombres. A pesar del pecado y de la corrupción.
Cristianismo. No podemos vivir un existencialismo sin humanismo, por eso, he recogido varias acepciones en diferentes escritos del papa, entre ellas:
- Cuando se suda la camiseta, tratando de vivir como cristianos, experimentamos algo grande: nunca estamos solos.
- En la vida cristiana son esenciales: la oración, la humildad, el amor a todos. Éste es el camino hacia la santidad.
- No existe un cristianismo “low-cost”. Seguir a Jesús implica ir contracorriente, renunciar al mal y al egoísmo.
- No nos contentemos con una vida cristiana mediocre. Caminen con decisión hacia la santidad.
- No podemos ser cristianos a ratos. Si Cristo constituye el centro de nuestra vida, ha de estar presente en todo lo que hacemos.
- No podemos ser cristianos de tiempo parcial, no “almidonados”, de fachada, sino auténticos.
- Para el cristiano, la vida no es producto de la casualidad, sino fruto de una llamada y de un amor personal.
- Para los cristianos, el trébol reproducía las cuatro partes de la cruz y, por tanto, se le ha considerado símbolo de unidad, equilibrio y totalidad.
- Ser cristiano implica renunciar a nosotros mismos, tomar la cruz y llevarla con Jesús. No hay otro camino.
- Ser cristianos no se reduce a seguir los mandamientos, sino a dejar que Cristo tome posesión de nuestra vida y la transforme.
- Un cristiano afronta las dificultades, las pruebas, incluso las derrotas, con serenidad y esperanza en el Señor.
Cuento chino. El ‘cuento chino’ se identifica con una historia mítica o fantástica que algunos quieren hacer pasar por cierta. Francisco expresa: “El ‘cuento chino’ de la abolición de la esclavitud”.
Texto gentileza del doctor Hernán Olano, director del Programa de Historia y estudios Socio Culturales de la Universidad La Sabana (Colombia). En estos días saldrán las próximas entregas.