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Papa Francisco: “Es una tontería decir que no hay que llevar crucifijos visibles al cuello”

POPE FRANCIS,FAITHFUL
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Jesus Colina - publicado el 01/09/17
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Inédito: El Papa habla sobre castidad, laicidad, abusos de sacerdotes, unión homosexual, tradicionalistas… Declaraciones en su último libro-entrevista con Dominique Wolton

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El libro entrevista del Papa Francisco que pronto será publicado en las librerías francesas afronta temas candentes como la castidad de sacerdotes y religiosos, el sentido de la laicidad, los abusos sexuales cometidos por sacerdotes, la cuestión del “matrimonio” homosexual, o la ideología de ciertos católicos tradicionalistas.

Recogemos y traducimos a continuación estos temas, que provocan parte de la gran expectativa suscitada por el libro “Política y sociedad” escrito por el sociólogo francés Dominique Wolton (Cf. “Inédito: “Jesús mismo era inmigrante”. Pasajes sorprendentes del próximo libro del Papa Francisco”). Los pasajes han sido adelantados en exclusiva por el magazine del fin de semana del diario parisino “Le Figaro”.

“Escoger el camino de la castidad”

—Papa Francisco: Renunciar a la sexualidad y escoger el camino de la castidad o de la virginidad comporta toda una vida de consagración. ¿Cuál es la condición sin la cual este camino fenece? Que este camino lleve a la paternidad o a la maternidad espiritual.

Uno de los males de la Iglesia son los sacerdotes “solteros” y las religiosas “solteras”, pues están llenos de amargura. Por el contrario, los que han alcanzado esta paternidad espiritual, ya sea a través de la parroquia, la escuela o el hospital, están bien…. Lo mismo sucede con las religiosas, pues son “madres” […] Es una renuncia voluntaria.

La virginidad, ya sea masculina o femenina, es una tradición monástica anterior al catolicismo. Es una búsqueda humana: renunciar para buscar a Dios en su origen, a través de la  contemplación. Pero esta renuncia debe ser una renuncia fecunda, que conserva una especie de fecundidad diferente a la fecundidad carnal, la fecundidad sexual. Incluso en la Iglesia, hay sacerdotes casados. Hay sacerdotes orientales casados. Pero la renuncia al matrimonio por el Reino de Dios es un valor en sí mismo. Esto significa renunciar para ponerse al servicio, para contemplar mejor. 

“Si un sacerdote es un abusador, es que está enfermo”

—Papa Francisco: Antes se cambiaba al sacerdote, pero el problema se desplazaba con él. La política actual es la que hemos aplicado Benedicto XVI y yo a través de la Comisión de defensa de los menores, creada hace dos años aquí, en el Vaticano. Defensa de todos los menores. Se trata de tomar conciencia del problema. La Iglesia madre enseña cómo prevenir, cómo hacer hablar a un niño, permitir que diga la verdad a los padres, que cuente lo que ha pasado.

Es un camino edificante. La Iglesia no debe asumir una posición defensiva. Si un sacerdote es un abusador, es que está enfermo. De cada cuatro abusadores, dos han sido abusados cuando eran niños. Son las estadísticas de los psiquiatras. 

“El matrimonio es un hombre y una mujer”

—Papa Francisco: ¿Qué podemos pensar del matrimonio de las personas del mismo sexo? El “matrimonio” es una palabra histórica. Desde siempre, en la humanidad, y no sólo en la Iglesia, es un hombre y una mujer. No es posible cambiarlo así como así […] No es posible cambiarlo. Forma parte de la naturaleza. Es así. Llamémoslas, entonces, “uniones civiles”. No juguemos con las verdades.

Es verdad que detrás de esto se encuentra la ideología de género. En los libros, los niños aprenden que es posible cambiar de sexo. ¿El género, ser mujer o ser hombre, sería una opción y no un hecho de la naturaleza? Eso favorece este error. Pero llamemos a las cosas por su nombre: el matrimonio es un hombre con una mujer. Ese es el término preciso. Llamemos a la unión del mismo sexo “unión civil”.

“Ideología tradicionalista”

—Papa Francisco: ¿Cómo crece la tradición? Crece como crece una persona: con el diálogo, como sucede con el niño cuando se le amamanta. El diálogo con el mundo que nos rodea. El diálogo hace crecer. Si no dialogamos, no se puede crecer, uno se queda cerrado, pequeño, enano. Yo no puedo caminar con orejeras, tengo que ver y dialogar.  El diálogo permite crecer, y hace crecer la tradición. Al dialogar y al escuchar otra opinión puedo, como en el caso de la pena de muerte, de la tortura, de la esclavitud, cambiar mi punto de vista. Sin cambiar la doctrina. La doctrina ha crecido con la comprensión. Esa es la base de la tradición […] 

Por el contrario, la ideología tradicionalista tiene una fe así [el Papa hace el gesto de las orejeras]: la bendición debe impartirse así; en la Misa, los dedos deben estar así, con guantes, como era antes… Lo que ha hecho el Vaticano II con la liturgia ha sido verdaderamente algo grande, pues ha abierto el culto de Dios al pueblo. Ahora, el pueblo participa. 

“Las religiones no son subculturas”

—Papa Francisco: El Estado laico es algo sano. Hay una sana laicidad. Jesús lo dijo: hay que dar al César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. Todos somos iguales ante Dios. Pero creo que en algunos países, como Francia, esta laicidad tiene un color heredado de la Ilustración, que es muy fuerte, genera un imaginario colectivo en el que las religiones son vistas como una subcultura. Creo que Francia —es mi opinión personal, no es la opinión oficial de la Iglesia— debería “elevar” un poco el nivel de la laicidad, en el sentido de que debería decir que las religiones también forman parte de la cultura.

¿Cómo expresarlo de manera laica? A través de la apertura a la trascedencia. Cada uno puede encontrar su forma de apertura. En la herencia francesa, la Ilustración tiene demasiado peso. Comprendo esta herencia de la Historia, pero hay que hacer el trabajo de ampliación. Hay gobiernos, cristianos o no cristianos, que no admiten la laicidad.

¿Qué quiere decir un Estado laico “abierto a la trascendencia”? Que las religiones forman parte de la cultura, que no son subculturas. Es una tontería decir que no hay que llevar crucifijos visibles al cuello o que las mujeres no deben llevar esto o lo otro. Pues tanto una como otra actitud representa una cultura. Uno lleva el crucifijo, el otro lleva otra cosa, el rabino lleva la kipá, y el papa el solideo (risas)… ¡Esa es la sana laicidad!

El Concilio Vaticano II explica bien esto, con mucha claridad. Creo que se dan exageraciones sobre estas cuestiones, en particular cuando la laicidad es colocada por encima de las religiones. Entonces, ¿las religiones no forman parte de la cultura? ¿Son subculturas?

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