Pero no por “arte de magia”, sino por la represión gubernamental. “No más calle”, dicen los líderes opositores. “Por ahora la resistencia va por dentro”, dicen los venezolanos.
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Quizá sea uno de los informes más severos que haya emanado del organismo en los últimos tiempos. La Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos (ACNUDH) apuntó este miércoles a posibles ejecuciones extrajudiciales por parte las fuerzas de seguridad y a varios casos de desapariciones forzadas durante las protestas antigubernamentales en Venezuela.
No es nuevo. Los defensores de Derechos Humanos en Venezuela y las ONG vinculadas llevan un buen rato vociferando estas barbaridades que nos equiparan a las denuncias de los salesianos en Filipinas, donde el presidente Rodrigo Duterte practica las ejecuciones extrajudiciales en su “guerra contra las drogas”.
El alto comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Zeid Ra’ad Al Husein, afirmó este miércoles ante la prensa en Ginebra, que la democracia en Venezuela “apenas está viva, si todavía está viva”.
El alto comisionado de Naciones Unidas para los refugiados se encuentra en estos momentos en Costa Rica, como parte de una gira por países centroamericanos. “Hemos visto un incremento de personas venezolanas buscando asilo, lo hemos visto en Estados Unidos y México y también en Costa Rica”, declaró Filippo Grandi durante una conferencia de prensa en San José.
No ofreció cifras pero afirmó que “estamos viendo de cerca la situación y cooperando con los países que están recibiendo y también con Venezuela, que históricamente ha sido un país que recibe a muchos refugiados, principalmente colombianos”.
Es una realidad histórica la tradición hospitalaria venezolana, pero las lógicas limitaciones de los países receptores no son ocultadas. Las elevadas cifras de inmigrantes de venezolanos a los distintos países está causando problemas. Un funcionario de inmigración colombiano acaba de asomar la posibilidad de instalar campos de refugiados ante la imposibilidad de asimilar el flujo que está llegando.
Mientras tanto, continúa el avance del régimen sobre las libertades y el empeño de Maduro para debilitar la democracia, reprimir la disidencia política y sembrar el temor entre sus críticos. La Asamblea Constituyente, que preside la ex canciller Delcy Rodríguez, aprobó el martes un decreto que permitirá someter a juicio por traición a la patria a los opositores que apoyaron la imposición de sanciones por parte de Estados Unidos a Venezuela, lo que se ha interpretado como una respuesta a las últimas sanciones, que tuvieron lugar el viernes pasado cuando, por primera vez, la administración de Donald Trump tomó medidas financieras, estrangulando el acceso del Gobierno de Maduro al sistema financiero norteamericano y restringiéndole así su capacidad de financiación.
El diario español El País denunció al decreto de realizar un “juicio histórico” a diputados opositores por “traición a la patria” como una estampa del más puro “estalinismo” en Venezuela.
Cuba, por su parte anuncia el envío a Venezuela de más contingentes de “médicos”, los cuales, por experiencia, sabemos que en realidad son refuerzos militantes para la dictadura. Muchos de ellos, por cierto, terminan engrosando las filas de quienes se desplazan por la frontera, huyendo en busca de mejores horizontes.
El cuadro político actual se resume en una oposición que se ha replegado y sus dirigentes han optado por suspender las protestas, mientras la dictadura, manejada por Nicolás Maduro, incrementa la represión en todo el país. Los presos son incomunicados, de los desaparecidos nadie da cuenta y el exilio se multiplica. La situación es tan grave que la ONU, a la que usualmente toma mucho tiempo pronunciarse, ha sido enfática en este último informe-denuncia.
“La principal causa de la desmovilización ciudadana en Venezuela es la impotencia colectiva. Los métodos totalitarios llegan a imponerse, por su represión sistémica, impunidad de sus actos y la falta de escrúpulos para ejercer la violencia. A esos factores se unen otros de carácter objetivo y subjetivo, unos propios de la condición humana y otros inducidos por la acción u omisión de la oposición”, reflexión que corresponde a Eduardo Zayas-Bazán, profesor emérito de East Tennessee State University (USA).
“Reconocemos que ellos tienen ‘la sartén por el mango y que la cosa puede ir de mal en peor’, dice Luisa, una caraqueña opositora, (…) pero hoy nuestra resistencia va por dentro y le recuerdo a Maduro lo que dijo Chávez al ser derrotado (en el golpe de estado contra Carlos Andrés Pérez el 4 de febrero de 1992): ‘Lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados..'” Por ahora…
Y como si la naturaleza quisiera escenificar lo que ocurre en Venezuela, este miércoles, en horas de la mañana, un fuerte movimiento telúrico se sintió en Caracas. Exactamente al cumplirse 60 años de aquél devastador terremoto que sacudió a esta ciudad en 1967, con terrible saldo de muerte y destrucción. Con epicentro en la vecina localidad costeña de Vargas, el sismo que estremeció a la capital registró 5.4 grados ocasionando escenas de pánico y desalojo de viviendas y edificios de oficinas.
El gobierno tardó media hora en informar acerca de lo ocurrido. Las réplicas no se hicieron esperar y sucedieron hasta cuatro de ellas. No hubo pérdida de vidas ni daños. Los venezolanos agradecemos a Dios pues, en el estado de carencias y desgobernabilidad en que nos encontramos, un poco más de intensidad en el registro y la desgracia habría sido mayúscula completando un panorama ya suficientemente dramático.