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El Papa y su costumbre dominical de llamar a una cárcel en Argentina

Video-mensaje del Papa al Centro de estudiantes universitarios de Ezeiza, Argentina ©CTV

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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 24/08/17
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La confesión de Francisco: “Rezo por ustedes, los tengo cerca al corazón” El papa Francisco lleva adelante un apostolado de la escucha que incluso usa la corneta del teléfono. Se sabe de frecuentes llamadas no oficiales y no filtradas por vías oficiales del Pontífice que “callejea”, como él decía en una entrevista antes de su viaje a México, hablando desde el Vaticano con personas necesitadas, enfermas, recluidas, de todo el mundo.

Precisamente, el Pontífice confesó que llama regularmente a los jóvenes reclusos del Centro de Estudiantes Universitarios del Conjunto Penitencial Federal de Ezeiza, Argentina, para saber de ellos y animarlos a seguir adelante. Lo hizo en un video-mensaje publicado este jueves 24 de agosto de 2017 por el Centro Televisivo Vaticano (CTV).

El Papa indica en el video que el suyo era un saludo que evoca “esas llamadas dominicales que hago al penal. Estoy al tanto de todas vuestras actividades y me da mucha alegría la existencia de este espacio, un espacio de trabajo, de cultura, de progreso, es un signo de humanidad”.

Asimismo aplaudió la apertura de un nuevo taller de música en el penal, al mismo tiempo que reconoció la labor de varias personas que conoció en sus varias llamadas telefónicas a la cárcel.

Nombró y agradeció con afecto a los líderes de esa iniciativa musical: al señor jefe Claudio Segura, al director señor Alejandro González, al apoyo y el aval de la Universidad de Buenos Aires y del Poder Judicial y, sobre todo, a los secretarios de Casación, Luis y Víctor y a los internos a cargo del Centro de estudiantes -Marcelino, Guille, Edo-, que los conozco por teléfono. Gracias por todo lo que han hecho”.

Se trata de un centro que inició sus actividades (talleres) en tres cárceles en los años noventa (Devoto, Caseros y Ezeiza) que se ocupa de dar a las personas esperanza y una formación concreta para prepararse para la vida fuera de los barrotes.

Esta experiencia, remarcó el Pontífice, no podría “existir si entre ustedes no hubiera personas de tanta sensibilidad humana, entre los internos, los agentes del servicio penitenciario, directivos, jueces, miembros de la Universidad de Buenos Aires y los estudiantes. Gracias”.

La vida es un regalo

“Es un aliento de vida esto que está sucediendo en el penal entre ustedes. Y la vida –ustedes lo saben- es un regalo, pero un regalo que hay que conquistarlo cada día”, manifestó. Francisco aseguró que la vida es un don pero tenemos que “conquistarlo cada día”.

“Tenemos -añadió- que conquistarlo en cada paso de la vida. Un regalo que no es fácil conservar. Ánimo cada día. Dificultades a montones, todos las tenemos, pero ese regalo lo cuidamos y lo hacemos progresar, lo cuidamos y lo hacemos florecer”.

Errores se comenten

“Los internos están pagando una pena, una pena por un error cometido. Pero no olvidemos que para que la pena sea fecunda debe tener un horizonte de esperanza, de lo contrario, queda encerrada en sí misma y es solamente un instrumento de tortura, no es fecunda”, explicó.

Reinserción social

El Pontífice invitó como voz paterna a ver la pena con “esperanza, entonces” así “es fecunda”. “Esperanza de reinserción social, y para eso, capacitación social, mirando al futuro, y esto es lo que están haciendo ustedes”.

Por ello, insistió: “Con este nuevo taller de música están mirando a la reinserción social, ya ahora se están reinsertando con los estudios, con la Universidad de Buenos Aires, están mirando a la reinserción social. Es una pena con esperanza, una pena con horizonte. Vuelvo a decir, problemas hay y los habrá, pero el horizonte es más grande que los problemas, la esperanza supera todos los problemas”.

Rezo por mis amigos

Por último, el Papa aseguró que reza por sus amigos en el penal, “rezo por ustedes, los tengo cerca al corazón, les pido que no se olviden de hacerlo por mí. Que Dios los bendiga y adelante, siempre con una sonrisa. Hasta el próximo llamado”, concluyó.

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