Un ejemplo de cómo la Iglesia dotó de significado nuevo a una antigua costumbre
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Antes de celebrar cada misa, el sacerdote (y diácono) se acercan al altar y lo besan. Para algunos, esta práctica resulta un tanto extraña, ya que los altares son objetos materiales de piedra o madera y no parecen justificar ninguna reverencia particular.
¿Qué significado hay detrás de esta antigua costumbre?
Besar objetos santos y sagrados ha formado parte de varias religiones del mundo durante miles de años. La práctica viene de las culturas en las que el beso se consideraba un signo de respeto o se usaba para saludar y, naturalmente, se aplicaba a los objetos que representaban lo divino.
Aparte de la adoración pagana, también se desarrolló una tradición en algunas culturas de besar la mesa del comedor en ocasiones especiales.
A medida que los cristianos desarrollaron la liturgia, adaptaron sus hábitos a partir de cada cultura y le dieron un nuevo significado. Besar el altar era uno de esos hábitos y rápidamente se ligó a las acciones del sacerdote en la misa.
El altar recibe su importancia en conexión con el Santo Sacrificio de la misa que se celebra en él. Ha sido reservado para este propósito y el obispo lo consagra cuando es instalado en una iglesia nueva. La ceremonia de consagración imita en algunos aspectos el bautismo de un cristiano nuevo, ya que el obispo usa óleos sagrados para bendecir el altar y lo viste con prendas blancas después de haber completado la oración.
Así que besar el altar puede considerarse como una honra a la función especial que tiene en la liturgia y a la consagración recibida del obispo.
Simbólicamente, a menudo se dice del altar que representa a Jesucristo, la “piedra angular” de la Iglesia (cf. Efesios 2,20). Durante la historia de la liturgia, el sacerdote a veces besa el altar antes de bendecir al pueblo, simbolizando que la bendición viene de Dios, no del sacerdote.
Además, con el paso del tiempo, fueron insertándose reliquias de santos en el altar, de manera que cuando el sacerdote besara el altar, estaría besando también las reliquias.
Así que, aunque es cierto que los altares son objetos materiales, han sido señalados para un propósito específico y besar el altar reconoce esa función privilegiada y su relación con el sacrificio divino de Jesucristo.