¿Tanto cuesta reconocer que hay mujeres geniales? Te asombrarás al ver cómo la historia ha dejado en el olvido a estas inventoras
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La estructura del ADN
James Watson y Francis Crick revolucionaron el mundo científico cuando publicaron un artículo sobre ciertos descubrimientos acerca de la estructura de doble hélice del ADN, pero se les olvidó mencionar con más ímpetu la ayuda que les prestó su colega femenina Rosalind Franklin.
Ella fue quien logró tomar imágenes de ADN por difracción de rayos X, y otro científico, Maurice Wilkins (con quien al parecer ella había tenido ciertas discusiones en el pasado) fue quien se las llevó a Watson y Crick para que ellos pudieran hacer su investigación. Ellos tres compartieron el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1962 y, aunque Watson dijo que Franklin debió haber ganado el Premio Nobel de Química junto con Wilkins, no fue así. Ella luego se dedicó a dirigir destacadas investigaciones sobre las estructuras moleculares de los virus.
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La máquina de bolsas de papel
Ok, quizá no es el invento más tecnológico o sofisticado, pero piensen en cuántos sándwiches y panes han guardado en este tipo de bolsa. Además, su inventora, Margaret Knight, tuvo que luchar mucho para que le dieran el crédito en vida.
Ella había confeccionado una máquina para hacerlas pero era de madera, así que para patentarla tenía que hacerla de metal. Llevó sus diseños a una fábrica y allí un hombre llamado Charles Annan los robó para él patentarlos como propios alegando que era imposible que una mujer creara algo así.
Knight no dudó en llevarlo a juicio y, aunque tardó tres años en el pleito, finalmente logró ganar su caso, fundó su propia compañía y obtuvo todas las regalías.
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Programación de computación
La madre de Ada Lovelace animó a su hija a estudiar Matemáticas para su desarrollo profesional sin saber que más tarde se convertiría en una pionera de la informática. A sus 20 años, comenzó a trabajar con el inventor Charles Babbage y entre ambos llegaron a la idea de crear una “máquina analítica”.
Entre sus notas, se pudo encontrar lo que hoy se considera como el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina, una serie de instrucciones paso a paso para resolver problemas y, aunque varios aseguran que ella fue quien abrió el camino para los ordenadores como hoy los conocemos, la mayoría asegura que Babbage fue el verdadero autor.
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El Monopoly
Elizabeth Magie (“Lizzie” J. Philips de casada) decidió crear un juego de mesa llamado “The Landlord´s Game” (“El Juego del Terrateniente”) para enseñar sobre las consecuencias del acaparamiento de tierras en manos de unos pocos. Lo patentó en 1904 y enseguida se popularizó.
Años después, se hicieron varias réplicas con algunas variantes, pero el empresario Charles Darrow fue quien realmente le sacó partido cambiando el tablero sin tomar en cuenta la originalidad de Magie. Lo volvió a patentar bajo el título de “Monopolio” y se hizo millonario con su venta a una importante empresa juguetera norteamericana.
Luego otra compañía creó el juego Anti-Monopolio que, por supuesto, fue demandada; sin embargo, la respuesta fue la demostración de que ellos tampoco habían sido realmente “creativos” y Elizabeth obtuvo su reconocimiento (aunque el espíritu del juego se haya perdido, ya que en el Monopolio, el ganador es el que justamente tiene más propiedades).
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Sierra circular
Sara “Tabitha” Babbitt era una tejedora que formaba parte de la comunidad estricta Harvard Shaker donde las personas (y mucho menos las mujeres) no tenían grandes libertades.
En 1810 aproximadamente, observó a dos hombres cortando madera con una sierra tradicional y se dio cuenta que era una pérdida de tiempo y energía, ya que sólo se cortaba cuando se movía hacia delante, pero no hacia atrás.
Tres años después, creó un modelo de sierra circular que toda su comunidad le agradeció porque hacía el oficio mucho más fácil, pero ella no patentó su invención por sus estrictas creencias comunitarias.
Tristemente, pocos años después, tres hombres supieron de su invento y lo patentaron como propio.
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