La reparación simbólica sucedió en Ecuador y representó un momento doloroso No fue fácil para quienes tuvieron que enfrentar el duro momento, pero al mismo tiempo fue algo que debía ocurrir. Las autoridades de la academia aeronáutica ecuatoriana Pedro Travesani tuvieron que cumplir con la sentencia judicial que las obligaba a un pedido de disculpas público.
¿El motivo? El abuso sexual y psicológico ocasionado a más de 40 niños en ese establecimiento entre los años 2010 y 2011 a manos de un profesor identificado como José Luis Negrete, condenado a 16 años de prisión por atentado al pudor y denuncias de violación.
Dentro de las indemnizaciones establecidas por la justicia ecuatoriana para la reparación de las víctimas se encontró precisamente esta acción particular de poner una placa en el salón de clases.
“Distinguidas autoridades, señores padres de familia, es grato asumir la responsabilidad, en mi calidad de rector, y pedirles las disculpas necesarias que se estipulan por Ley. Muchas gracias autoridades y público en general”, expresó el rector de la academia Luis Naranjo, quien tuvo que tomar el micrófono y leer lo que exigía la justicia, reproduce La Hora.
“En memoria de las víctimas de abuso infantil en el sistema educativo”, reza la placa puesta en el aula con fecha 1 de julio.
La ceremonia tuvo como testigos a diversas autoridades de la educación en Ecuador, además de representantes de Unicef, devela otro medio como El Comercio.
El lugar, además de quedar con la huella de aquella traumática situación también se transformará en un espacio donde se impartirán charlas gratuitas contra la violencia infantil, indica La Hora.
En representación de las víctimas se expresó Amparo Molina, madre de una de las personas que sufrieron el abuso profesor en ese colegio. “Quiero decirles a las autoridades de esta institución que este acto jamás fue un antojo de los padres. Lo único que nosotros pretendíamos era cerrar un nefasto capítulo en nuestras vidas. Una medida de reparación simbólica que representa un paso fundamental para que nuestros hijos puedan reconstruir sus proyectos de vida”, señaló
Para los padres y víctimas de esta situación el gesto tal vez sea insuficiente y aún queda mucho por avanzar. De todos modos, también era más que necesario que aconteciera algo similar, un gesto público de disculpas. Lo distinto ha sido este componente bastante inédito, una marca de fuego (la placa) que busca generar en quien tenga que leerlo la posibilidad de reflexión y el deseo de que verdaderamente no ocurra nunca más.
Sin embargo, esa decisión también ha sido cuestionada por varios padres, quienes lo único que desean es una auténtica respuesta para el duro momento que deben vivir sus hijos luego de un episodio que dejó su dura marca, pero no en un aula, sino en el corazón. ¿Plasmar un pedido de disculpas en una placa representa una auténtica reparación? Es quizás una de las tantas preguntas por responder.
En base a El Comercio y La Hora