Nota del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos y declaraciones del Secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de Unidad de los Cristianos, Mons. Brian FarrellUna Nota del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos destaca la importancia de la adhesión oficial de la Comunión Mundial de las Iglesias Reformadas al consenso ecuménico alcanzado ya entre católicos, luteranos y metodistas sobre la Doctrina de la Justificación.
Refiriéndose a este evento – del 5 de julio, en Wittenberg, Alemania, ciudad donde nació la Reforma en 1517 – la Nota afirma que se trata de «otra importante piedra millar en el camino hacia la unidad visible de los cristianos: no aún una meta, pero una fase significativa del camino común».
El Secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de Unidad de los Cristianos, Mons. Brian Farrell, entrevistado por Philippa Hitchen, nos habla sobre el gran significado de este evento:
“En el momento de la Reforma, en el Siglo XVI, un punto fundamental de controversia fue el tema de la Justificación, es decir cómo se vuelve efectiva en el pecador la gracia de Cristo, la salvación. Entonces, en el diálogo ecuménico nos dimos cuenta, en primer lugar los católicos y los luteranos, que en el fondo tenemos la misma visión de esta doctrina. Ello permitió la firma de la Declaración conjunta sobre la Justificación en 1999: Luego, en 2006, la Iglesia metodista se asoció a esta doctrina. Y ahora hace lo mismo toda la Comunión de las Iglesias Reformadas. Esto quiere decir prácticamente que la Iglesia católica y todas las Iglesias históricas protestantes tienen la misma visión teológica de cómo se hace real la salvación. Y, por lo tanto, tenemos una base común para una gran colaboración, no sólo espiritual, sino también eclesial: es decir que ahora las Iglesias tienen una base para poder colaborar más intensamente”.
Mons. Farrell explica asimismo el énfasis especial sobre la justicia que se proponen brindar las Iglesias Reformadas:
“Quieren subrayar que cuando somos justificados ante Dios por la gracia, tenemos por eso una responsabilidad, un compromiso: el de trabajar por la justicia en el mundo, que es una consecuencia natural de la justificación. Los reformados – las Iglesias reformadas – tienen este sentido del deber de subrayar, en este momento concreto en el que vivimos, la importancia de este compromiso con la justicia, de trabajar para transformar el mundo, según las reglas del Evangelio”.
El Secretario del dicasterio para la unidad de los cristianos responde sobre qué puede significar prácticamente este paso:
“Puede significar que a nivel local o regional, católicos, luteranos, metodistas y reformados – todos juntos – pueden trabajar juntos por la transformación de la sociedad, para brindar ayuda a la humanidad que sufre”.
Mons. Farrell recuerda las exhortaciones del Papa Francisco:
“Volverse todos más conscientes de que, como dice tantas veces el Papa Francisco, no basta creer en lo abstracto, sino que nuestra fe nos lleve a trabajar, a caminar, a cambiar el mundo”.