Hay que enseñarles a reconocer la diferencia entre un fenómeno social y su dignidad como personasLos avances tecnológicos y la proliferación de las redes sociales han cambiado nuestra manera de estar en el mundo. La introducción a temprana edad de medios tecnológicos ha hecho que nuestros niños tengan distintas maneras de socializar que muchas veces son poco entendidas por sus padres.
Los mensajes de texto y videos han suplido a las llamadas telefónicas y las visitas personales, y los jóvenes tienen en sus teléfonos celulares la capacidad de interactuar con miles o millones de personas alrededor del mundo.
Se habla mucho de las precauciones que deben tener nuestros hijos con esta interacción social, y de los peligros a los que se enfrentan al relacionarse con desconocidos. Sin embargo, hay un tema que como padres debemos tener muy en cuenta y es el de la cultura del “like”. Hoy en día los jóvenes tienen una manera de medir su actuación ante los demás y de saber cuál es el impacto que tienen sus publicaciones, fotos y videos: los “likes”.
La socialización de nuestros hijos se ve superada por la obsesión de conseguir “likes”, ya que esto se traduce en la visibilidad o aceptación que puedan tener por parte de sus padres. La búsqueda de “likes” se puede convertir entonces en una adicción que hace que los jóvenes cada vez publiquen cosas más novedosas o impactantes para conseguir impactar a más seguidores.
Su imagen ante el mundo se ve afectada ya que se aleja de mostrarse tal como son y se concentra en una especie de campaña publicitaria en la que la propia imagen se debe vender cueste lo que cueste.
La cultura del “like” también tiene un severo impacto en la autoestima de nuestros jóvenes, ya que la interacción y aceptación personal se ve sustituida por un número específico que determina y afecta de manera muy real a la imagen que tienen de ellos mismos y cómo se valoran ante los demás.
¿Cómo podemos entonces como padres acercarnos a estos temas con nuestros hijos? En primer lugar, reconociendo que la tecnología y las redes sociales tienen un lugar esencial en su vida y que eso no lo podemos cambiar.
Lo que podemos es enseñarles a reconocer la diferencia entre un fenómeno social y su dignidad como personas. Siempre hay que dejarles claro que su valor, su belleza o su personalidad no están determinados por la opinión que tengan los demás de una foto o un momento publicado en redes; que aunque estos medios suponen una plataforma de interacción social masiva, nunca podrán sustituir la interacción humana cara a cara.
Debemos también enseñar con el ejemplo y demostrarles que, aunque los medios tecnológicos son parte de nuestra vida, no dependemos de ellos. Es bueno proponer dentro de la familia momentos libres de tecnología en los que se favorezcan las relaciones interpersonales y actividades distintas que les demuestren que no todo debe estar regido por la tecnología.
Finalmente debemos asegurarnos de que nuestros hijos encuentren en la familia un sitio en donde son queridos y aceptados por lo que son. Desarrollar su sentido de pertenencia ayudará a elevar la autoestima y la seguridad en sí mismos, al tiempo que estarán menos inclinados a medir su valor por la cantidad de “likes” que consiguen en una red social.