Eleva tus pensamientos a lo alto y confía en Aquel que te fortalece. Que nunca sea un día más en el calendario de tu vida
¡Respira hondo!
Sí, para un instante y recógete.
Ahora es hora de que te calmes e intentes arreglar los pensamientos que brotan de tus sentimientos.
Puedes remangarte las mangas del alma, o simplemente ponerte en el rincón de un armario frío o vacío sin permitirte vivir cosas buenas que se sumen a tu destino.
Para Dios nada es imposible.
Para ti puede ser un camino nuevo, otro deseo, otro cielo, o una manera de resolver tus problemas con fe y serenidad.
Quizá Él te esté indicando que prestes más más atención a los pequeños avisos de la vida cotidiana.
No sirve tener prisa para ciertas cosas, no sirve culpar al mundo por tus errores.
La respuesta está dentro de ti.
Sé niño, sí, llora si lo necesitas, saca tus monstruos y no te juzgues tanto.
No es señal de debilidad. Es señal de que el corazón ya está lleno y necesita alivio.
Acierta con tu conciencia, y transmite a quien te ama la presencia, el estar, el ser.
Baila conforme a tu esperanza y sonríe sin incomodarte con el mundo. Muchas cosas surgen en un segundo. Muchas cosas se transforman en luz.
Date un tiempo, date paz, di una oración antes de acostarte.
Eleva tus pensamientos a lo alto y confía en Aquel que te fortalece. Que nunca sea un día más en el calendario de tu vida.
Que haya vida en cada gesto, en cada momento de felicidad y placer.
Rézale a tu ángel de la guarda, reza por todos.
Sé humilde y agradece.
Ahora está contigo.
Por ResiliênciaMag